La opción Martí contra el voto en blanco
Columna JFM

La opción Martí contra el voto en blanco

La alternativa del voto nulo o en blanco es atractiva y puede resultar hasta políticamente correcto en un momento en el cual los partidos decepcionan profundamente a la sociedad pero, como hemos insistido en este espacio, termina estando vacía de contenido: votar, como lo describe en forma magnífica Paco Calderón en su cartón de ayer en Reforma, en blanco, simplemente oculta el hecho de que se termina validando un resultado, cualquiera, que es el que determinará cómo estaremos gobernados en los próximos años.

La alternativa del voto nulo o en blanco es atractiva y puede resultar hasta políticamente correcto en un momento en el cual los partidos decepcionan profundamente a la sociedad pero, como hemos insistido en este espacio, termina estando vacía de contenido: votar, como lo describe en forma magnífica Paco Calderón en su cartón de ayer en Reforma, en blanco, simplemente oculta el hecho de que se termina validando un resultado, cualquiera, que es el que determinará cómo estaremos gobernados en los próximos años.

Pero de alguna manera se debe romper esa contradicción que lleva a que muchos ciudadanos prefieran votar en blanco que hacerlo por algún candidato. La mejor propuesta para romper esa dicotomía es la que presentará hoy Alejandro Martí con el Sistema de Observación Ciudadana (SOS) que él mismo encabeza. Martí, que pronunció aquel “si no pueden, renuncien” que marcó la reunión del consejo nacional de seguridad pública en agosto pasado, luego del secuestro y la muerte de su hijo Fernando, hoy propondrá una suerte de segunda vuelta sobre ese tema y exigirá compromisos específicos, no a los partidos sino a los candidatos. Y para exigir, dice Alejandro, primero hay que votar.

La idea que será presentada esta tarde es que los candidatos asuman públicamente un compromiso con una agenda de cambios explícita, y que se vote por aquellos, de cualquier partido, que signen esos acuerdos. Entre la agenda que se impulsa se encuentran demandas específicas para los candidatos a gobernadores, presidentes municipales y delegados en el DF: entre otras, la reducción sistemática de los índices de impunidad en los delitos que más afectan a la ciudadanía, desde el robo hasta el secuestro o la extorsión; calles limpias y seguras; controles de antros y giros negros y de distintos focos de corrupción.

Para aquellos que aspiran a ser diputados locales y federales se propone una agenda más amplia y específica, desde la eliminación de la actual censura para que la ciudadanía pueda manifestarse públicamente en las campañas hasta el establecimiento de mecanismos de plebiscito, referéndum e iniciativas ciudadanas; la reelección de diputados, senadores, presidentes municipales, delegados y gobernadores; la eliminación de los diputados y senadores de representación proporcional y, entre varios otros puntos, la reducción drástica del financiamiento público a los partidos.

La propuesta gira en torno al establecimiento de un pacto político que se base en los compromisos explícitos de los candidatos con la sociedad para sacar adelante esta agenda. Si nos basamos para ejercer el voto en quiénes asuman esa agenda, tendremos una forma de compromiso con candidatos de cualquier partido con la gente. Y tendremos también un mecanismo que pueda premiar o castigar, más allá de los partidos, a los propios candidatos disminuyendo la dependencia absoluta de éstos de la dirigencia de sus partidos.

¿Qué no habrá en todos los distritos del país quien se comprometa con esa agenda?. Quizás, pero aunque sea por oportunismo muchos pueden comprometerse. Y lo interesante es que la propuesta se complementa con la creación de observatorios ciudadanos para darle seguimiento a esos compromisos específico de cada uno de los candidatos.

Hay que votar pero debemos hacerlo de forma inteligente, buscando romper el actual esquema que nos deja sólo con dos opciones: seguir el juego de las dirigencias partidarias con agendas que poco tienen que ver con las exigencias de la gente, o votar en blanco, anular el sufragio o recurrir al abstencionismo, tres posibilidades que se concentran en un solo punto: le dejan las decisiones sobre el futuro del país a quienes en el discurso se intenta rechazar. Bienvenida la propuesta de Martí y SOS que se presentará el día de hoy y que complementa la que ya realizó México Unido contra la Delincuencia la semana pasada, donde por cierto el único partido que no se comprometió con esa agenda de seguridad, fue el PT. Y es que no todos son iguales aunque se parezcan.

La crisis de Iztapalapa

En todo el país el PRD no tiene una reserva electoral siquiera similar a la de Iztapalapa, donde alcanzó en 2006 el 61 por ciento de los votos. Más de dos millones de habitantes, la quinta parte de todo el DF, desigualdades sociales evidentes, un presupuesto millonario y un lugar donde se concentran la enorme mayoría de los problemas y desafíos que debe afrontar la ciudad: desde la inseguridad hasta la falta de planeación; desde las carencias sociales hasta la economía subterránea; desde las redes del narcomenudeo hasta el más evidente clientelismo político. Iztapalapa tiene más población y presupuesto que cualquier municipio del país y más que algunos estados. Pero la crisis del perredismo tenía que cebarse, irremediablemente en un botín político tan jugoso. Allí el enfrentamiento público se dio entre las candidatas de René Bejarano, Clara Brugada, y la de René Arce, Silvia Otero. Pero hay muchos conflictos cruzados: el enfrentamiento de López Obrador con Nueva Izquierda y la alianza del ex candidato con Bejarano; las divisiones de Nueva Izquierda con la corriente del propio Arce; las diferencias de Marcelo Ebrard con Arce y Víctor Hugo Círigo. La elección interna fue un cochinero y el bejaranismo le arrebató la candidatura a la corriente de Arce. La elección fue recurrida una y otra vez y finalmente el Tribunal Electoral anuló casi 50 casillas y le quitó la candidatura a Brugada. El PRD-DF controlado por Bejarano y sus socios se ha negado a registrar a Silvia Otero, como ordenó el Trife y lo cierto es que el PRD, se puede quedar sin candidato para el 5 de julio y perder la delegación. Es la escenificación de un desastre que se viene perfilando desde meses atrás y que pasa por no aceptar una división que es ya inocultable.

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