CLyFC: una sangría que se debe parar
Columna JFM

CLyFC: una sangría que se debe parar

Hace unos días se paralizó todo el sur de la Ciudad de México porque unos mil integrantes del Sindicato Mexicano de Electricistas, encabezados por su líder, Martín Esparza, exigían la “toma de nota” de la Secretaría del Trabajo para que Esparza fuera ratificado en esa posición, luego de unas controvertidas elecciones sindicales. Cerraron durante horas el Periférico y las autoridades capitalinas, a pesar de que está penalizado bloquear vías primarias, no hicieron nada por desalojarlos. En los últimos días, se han repetido esas marchas y bloqueos. Pero no habrá toma de nota porque, como publicó el periódico La Razón ayer, la elección estuvo plagada de irregularidades: votaron los muertos, hubo electores que lo hicieron más de una vez y por Esparza votaron hasta personas que no son miembros del sindicato. Pero el tema va más allá.

Hace unos días se paralizó todo el sur de la ciudad de México porque un grupo de unos mil integrantes del Sindicato Mexicano de Electricistas, encabezados por su “líder” Martín Esparza, exigía la “toma de nota” de la secretaría del Trabajo para que Esparza fuera ratificado en esa posición, luego de unas controvertidas elecciones sindicales. Cerraron durante horas el Periférico y las autoridades capitalinas, a pesar de que está penalizado bloquear vías primarias no hicieron nada por desalojarlos. En los últimos días, se han repetido esas marchas y bloqueos. Pero no habrá toma de nota porque, como publicó el periódico La Razón el día de ayer, la elección estuvo plagada de irregularidades: votaron los muertos, hubo electores que lo hicieron más de una vez y por Esparza votaron hasta personas que no son miembros del sindicato. Pero el tema va más allá.

En el SME saben que la empresa en la que trabajan está a punto de quebrar: la Compañía de Luz y Fuerza del Centro, no puede seguir existiendo en las actuales condiciones y, en muy buena medida, ello es consecuencia directa de un sindicato voraz que desde siempre ha impedido su consolidación. No deja de ser extraño que el sindicato diga que la ineficiencia de la empresa se debe a que no cuenta con recursos suficientes cuando este año el subsidio a la CLyFC alcanzó los 40 mil millones de pesos. Y estamos hablando de una empresa monopólica, que genera, distribuye y comercializa la energía en la ciudad de México y todo el centro del país.

La Compañía está quebrada desde que la “nacionalizó”, en los 60, el gobierno de López Mateos asumiendo, además, un pasivo de 78 millones de dólares de los de aquella época. Ya en el 74, el gobierno de Luis Echeverría había decidido su liquidación y la fusión en una sola empresa con la CFE. La idea no prosperó por las presiones sindicales y hoy la CLyFC es, simplemente, la empresa, incluyendo públicas y privadas, más deficitaria del país, pero la que goza del mejor contrato colectivo.

Este año se transfirieron a la Compañía de Luz y Fuerza del Centro unos 40 mil millones de pesos, o sea que pierde cerca de 100 millones de pesos diarios. Los números son contundentes: la empresa vende unos 35 mil millones de pesos en energía al año, compra una cantidad similar, en realidad unos dos mil millones de pesos más de lo que genera, paga unos 30 mil millones de pesos en salarios y prestaciones y recibió este año unos 40 mil millones más para compensar las pérdidas. Con esos tres mil 500 millones de dólares anuales que se transfieren a fondo perdido a la CLyFC se podrían construir millones de viviendas, miles de escuelas, cientos de hospitales. Se podrían construir plantas modernas para abastecer de energía adecuadamente al centro del país. No sucede así y hoy la empresa gasta en salarios más del 55 por ciento de lo que recauda. El pasivo que generan 22 mil pensionados por 40 mil trabajadores activos es de unos 85 mil  millones de pesos cuando todos los activos de la empresa apenas si superan los 120 mil millones. Si trabajara con base en los parámetros de la Comisión Federal de Electricidad, se requerirían sólo 9 mil de los 40 mil trabajadores activos.

Pero la CLyFC hasta hoy parece ser intocable. Casi siempre por compromisos políticos del sindicato: así el SME en 1988 decidió apoyar a Carlos Salinas a cambio del compromiso de éste de no liquidar la empresa, y en el 2006 al lopezobradorismo. Y se ha temido un movimiento con el argumento de que se está “privatizando” la energía. Pero hoy la empresa, como tal, se ha convertido en un lastre insostenible para las finanzas públicas de un país que no termina de salir de la crisis.

La salida es liquidar, comprar, como se dice, el contrato colectivo de trabajo, liquidar a la empresa y fusionarla con la CFE, cuyos números, tarifas y servicios son notablemente mejores, al tiempo que esos miles de millones de dólares que ahora se entregan para cubrir el déficit de la CLyFC se destinan a mejorar la infraestructura energética del país. ¿Quién puede oponerse?

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *