Comienza la semana decisiva para el conflicto con el Sindicato Mexicano de Electricistas. Concluye el día 14 el mes otorgado para solicitar las liquidaciones con la bonificación de los trabajadores y comenzó el proceso de recontratación de trabajadores en la Comisión Federal de Electricidad. El SME ha obtenido un amparo para que la Junta de Conciliación y Arbitraje no concluya definitivamente la relación con el sindicato, lo que le ha permitido tender la sospecha respecto a que el decreto de liquidación se podrá revertir, lo cual es falso pero le sirve como medida publicitaria y para confundir a los trabajadores.
Comienza la semana decisiva para el conflicto con el Sindicato Mexicano de Electricistas. Concluye el día 14 el mes otorgado para solicitar las liquidaciones con la bonificación de los trabajadores y comenzó el proceso de recontratación de trabajadores en la Comisión Federal de Electricidad. El SME ha obtenido un amparo para que la Junta de Conciliación y Arbitraje no concluya definitivamente la relación con el sindicato, lo que le ha permitido tender la sospecha respecto a que el decreto de liquidación se podrá revertir, lo cual es falso pero le sirve como medida publicitaria y para confundir a los trabajadores. Allí se juega el verdadero pulso en el conflicto: cuando más sean los trabajadores que se liquiden, más débil es la posición sindical ya no para echar para atrás el decreto, que saben que no pueden hacerlo, sino para establecer ese conflicto en el terreno que desean, que es el político.
La movilización convocada para mañana es la otra carta del SME. Como les dijo López Obrador no pueden “confiar en los tribunales” y entonces apostarán a la movilización y la fuerza. Lo judicial se llevará adelante hasta que la Suprema Corte de Justicia no les dé la razón, una vez atraída la controversia que un grupo de legisladores locales del DF presentaron, y entonces se irán en contra de los propios jueces. Es un guión ya demasiado conocido. Pero la movilización y el paro nacional de mañana pueden convertirse en una piedra más en su camino. No hay ninguna posibilidad de lograr un paro nacional en apoyo del SME dado su desprestigio y su escaso margen de relaciones, fuera de la UNT. Tampoco vamos a ver movilizaciones multitudinarias. Pero lo que vamos a ver será el intento de recuperar “por la vía pacífica” las instalaciones de Luz y Fuerza. Todos sabemos que no puede haber tomas pacíficas de edificios públicos. La toma es de por sí un acto violento y en esta ocasión lo será aún más.
La provocación parece estar planteada desde la misma convocatoria y, además, es prácticamente abierta: el propio SME convocó a legisladores para que encabecen la toma haciendo valer su fuero. Allí todo se vuelve transparente: la idea es tratar de entrar en las instalaciones para establecer allí plantones, lo que (por lo menos en las consideradas estratégicas) no lo permitirán las autoridades. Entonces se generará la posibilidad de un enfrentamiento, en el cual serán útiles (por lo menos para esa ocasión) los manifestantes que consideren que su fuero alcanza para ingresar a una propiedad privada a la fuerza y seguir impunes. Si existe algo que pueda ser mostrado como represión, el SME habrá obtenido un triunfo, si las autoridades les permiten realizar las “tomas” y se quedan de plantón, habrán demostrado la “justicia de su causa” y la “debilidad del gobierno”. No es nada nuevo: es el caso Atenco seis, siete años después.
En ese punto, como en todo lo demás, sin embargo, las autoridades federales no pueden ni deben dar marcha atrás. Primero, porque legalmente tienen la razón pero más importante aún, porque sino repetirán los costos de Atenco. La marcha atrás y la debilidad mostrada en aquella ocasión marcó al gobierno de Vicente Fox que nunca más pudo recuperar los márgenes de credibilidad perdidos en aquellas semanas, con la decisión de no construir el aeropuerto y dejar impunes a quienes habían secuestrado y agredido. Años después cuando se quiso atacar un foco desestabilizador que había crecido basado precisamente en esa impunidad, los costos políticos de hacerlo terminaron siendo aún mayores.
En esta ocasión no tendría porqué repetirse la historia. Los fundamentos legales de la extinción de Luz y Fuerza son tan sólidos como los económicos. La no toma de nota de la Secretaría del Trabajo a Martín Esparza está basada en un dato tan duro como el fraude en la elección interna del sindicato. Esa dirigencia está lejos de contar con el apoyo de los trabajadores, no sólo por la dividida votación en aquella controvertida elección sino también por el simple hecho de que desoyendo sus llamados, el 60 por ciento de los trabajadores ya han aceptado la liquidación. Y la gente parece estar hoy bastante más harta de los ejercicios violentos y desestabilizadores que hace algunos años. Con esas condiciones un nuevo Atenco sería inaceptable. Por cierto y recordando Atenco: ¿qué tipo de apoyo fueron a buscar los dirigentes del SME con el gobierno de Chávez?