Al momento de escribir estas líneas aún no comenzaba el debate final sobre el presupuesto 2010 que, como consecuencia de su peso en la cámara de diputados, será definido por el PRI, en alianza con el partido Verde y, en parte, con el PAN. Pero lo que ha frenado la aprobación del presupuesto es la confrontación interna del PRI, una división que no es insalvable pero que refleja, pasada ya la luna de miel de las elecciones de julio, las tensiones reales que vive ese partido sobre todo cuando se acercan los momentos claves de la designación del candidato presidencial y un 2010 que terminará de establecer la correlación interna de fuerzas con un capítulo central: la elección de su nueva dirigencia nacional hacia fines del próximo año.
Al momento de escribir estas líneas aún no comenzaba el debate final sobre el presupuesto 2010 que, como consecuencia de su peso en la cámara de diputados, será definido por el PRI, en alianza con el partido Verde y, en parte, con el PAN. Pero lo que ha frenado la aprobación del presupuesto es la confrontación interna del PRI, una división que no es insalvable pero que refleja, pasada ya la luna de miel de las elecciones de julio, las tensiones reales que vive ese partido sobre todo cuando se acercan los momentos claves de la designación del candidato presidencial y un 2010 que terminará de establecer la correlación interna de fuerzas con un capítulo central: la elección de su nueva dirigencia nacional hacia fines del próximo año.
La paradoja es que los triunfos del priismo no han disminuido las tensiones internas sino que las han aumentado. Esas tensiones giran en torno a tres personajes claves del PRI en estas horas aunque por la propia configuración del partido hay muchos otros actores en juego, pero los principales son Enrique Peña Nieto, Beatriz Paredes y Manlio Fabio Beltrones y probablemente el enfrentamiento principal se da entre los dos últimos, pero allí están también los gobernadores y los sectores del partido distribuyendo entre ellos su apoyo.
Beatriz Paredes está en un momento donde goza de fuerza pero también en el que se ha vuelto vulnerable. Colocó a muchos de los principales hombres y mujeres de la cámara de diputados pero con ello se ha distanciado de los senadores. Decidió estar en el congreso pese a ser presidenta del partido y eso le ha restado espacio de maniobra a Francisco Rojas, pero también de forma indirecta (y como ocurre en el PAN con César Nava) la hace corresponsable de lo que se decida en la bancada y complejiza las negociaciones. Esa dinámica y su intención de fortalecer a los sectores del partido que la apoyan la ha llevado a forcejeos políticos con varios gobernadores muy influyentes que, a su vez, tienen peso en parte de la bancada de diputados y en sus senadores. Y a eso se suma el interés de Beatriz de negociar con Peña, si este obtiene la candidatura presidencial (una candidatura que la presidenta del PRI también busca para sí), la postulación por el DF.
Y así, de la misma forma que los senadores estaban profundamente disconformes porque habían sido dejados fuera de la negociación del paquete fiscal, ahora los gobernadores pusieron todo su peso para recuperar vía presupuesto recursos que se pudieran haber perdido, mientras que la CNC, la central de donde proviene Beatriz, estaba peleando por recuperar fondos para el campo. Y lo mismo hacían los diputados ligados al SNTE y a los gobernadores con los recursos para la educación y la cultura, y otros para la salud, buena parte de ellos, recordemos, administrados por los estados.
En esa misma lógica debe entenderse la propuesta de Manlio para realizar una reforma fiscal de fondo que vaya de la mano con los muchos pendientes de la reforma del estado. El líder de los senadores sabe que el paquete fiscal ha dejado disconforme a todos y que la insistencia de la dirigencia priista en no tocar el tema del IVA generalizado va en sentido contrario de sus propios intereses para el largo plazo, sobre todo en la perspectiva de los gobernadores y de poder regresar a Los Pinos en el 2012. Y en un contexto en el cual el gobierno federal mantiene sus desencuentros con la iniciativa privada, donde el PRD no cuenta en ese sentido y donde Beatriz y la dirigencia del partido quedaron también lastimados con aquella reforma frustrada, Manlio está jugando, con la propuesta fiscal, una baza con la que busca colocarse como interlocutor con esos sectores de poder. Y hay más jugadores: los gobernadores Ulises Ruiz, Humberto Moreira, Miguel Osorio Chon (cada vez más cercano a Peña) y Fidel Herrera, entre otros, quieren hacerse fuertes en la coyuntura, algunos de ellos buscando la presidencia del partido y otros, emergentes porque acaban de llegar como Rodrigo Medina, quieren ver más allá del 2010 y saben que serán muy importantes en el 2012.
Y mientras tanto Peña Nieto sabe que lleva la delantera y está esperando las elecciones de gobernador del año próximo y el cambio en la dirigencia del partido (donde podría reelegirse o no Beatriz) para decidir hacia dónde volcará sus apoyos, siendo consciente que sus posibilidades reales se juegan en la elección estatal del 2011.
El PRI gana y suma, y seguirá ganando el año próximo, pero debe asumir plenamente el desafíos de evitar que las tensiones actuales se transformen en rupturas inocultables en el futuro. Y para eso requiere asumir definiciones de fondo.