Alianzas: ¿por qué y para qué?
Columna JFM

Alianzas: ¿por qué y para qué?

Dice el presidente nacional del PAN, César Nava, que en su partido no hay divisiones sino pluralidad. Sin duda es verdad que existe pluralidad en el PAN como en muchos otros partidos, pero parece ser inocultable que el PAN está dividido, y lo ha estado antes, durante y sobre todo después de la aprobación del presupuesto.

Si como se ha informado hoy se reúne Gabino Cué con el presidente Calderón se estará oficializando la intención de establecer una serie de alianzas entre el PRD (y en este caso Convergencia) con el PAN para competir en distintas elecciones estatales, comenzando por Oaxaca. En los hechos Cué lo que ha hecho es cumplir con uno de los compromisos que había impuesto el PAN de que como primer paso para esa alianza se reconociera la legitimidad del presidente Calderón.

Esa paso se dará hoy, queda por ver qué ocurrirá en el otro lado de la ecuación: qué harán López Obrador y los grupos ultras que lo rodean, porque la orden del ex candidato presidencial había sido que sólo se podrían aliar con Convergencia y el PT, colocando al PAN en la categoría de “mafia”, aunque, también desde noviembre sostuvo que ahora su enemigo principal ya no era el gobierno federal sino el PRI.

Lo cierto es que en todo este escenario, los acuerdos, las coaliciones y las rupturas se suceden demasiado rápido y en la mayoría de los casos sin más idea que establecer alianzas que puedan ganar una elección. Qué se hará después desde el gobierno, qué programa se seguirá, qué se ofrece, es algo que quedará para otros momentos. Ejemplos hay muchos, como ya hemos dicho, este acuerdo en Oaxaca tendría que ir de la mano con el de Puebla, a través de la candidatura del ex priista y muy cercano a Elba Esther Gordillo, Rafael Moreno Valle. ¿El perredismo apoyando a un panista, ex priista, impulsado por el magisterio?¿por qué no, si vamos a ver a un senador impulsado por el lopezobradorismo apoyado por el calderonismo?

En Hidalgo, también se acordó esa alianza entre el PRD y el PAN. Allí no deja de ser curioso cuáles son las opciones: la mejor candidata debería ser Xóchitl Gálvez: ahí tendríamos al PRD y al PAN calderonista apoyando a una ex funcionaria del gobierno de Fox. Pero Xóchitl sin duda es una mujer honesta. La otra opción sería insólita: quienes impulsan en el PRD a José Guadarrama están apostando por uno de los personajes menos presentables emigrados del priismo en circunstancias por lo menos confusas, luego de su participación en la campaña de Francisco Labastida. Quedaron pendientes allí hasta asuntos de dinero muy importantes.

En Sinaloa se quiere repetir la alianza y salvo que se haga en torno a Manuel Clouthier no se ve quién pudiera encabezarla, aunque en ese estado el PRD es sólo un partido referencial. También quieren en Veracruz pero allí existen demasiados precandidatos de todos los partidos que no permitirán un acuerdo.

Pero donde se perfila una alianza insólita es en Zacatecas. Hace doce años, Ricardo Monreal, por estas fechas, rompió con el PRI para irse al PRD, ganó las elecciones, fue gobernador, ahora es senador, fue cercano a Cuauhtémoc Cárdenas pero luego se alejó del ingeniero para acercarse y mucho a López Obrador. Abandonó hace unos meses el PRD en el senado y ahora encabeza el grupo parlamentario del PT. Y está crudamente enfrentado a su sucesora, Amalia García. Pues bien, en Zacatecas se está organizando una alianza PRI-PT para oponerse a quien sea el candidato que impulse Amalia, una candidatura que podría pasar desde Tomás Torres hasta el hermano de Ricardo, Saúl, además de los priistas que se puedan apuntar. Ahí el enemigo del lopezobradorismo ya no es el PRI sino el PRD o mejor dicho la gobernadora. Mientras tanto, el PAN, que tendría buenas opciones en el estado, en esta ocasión irá sólo, pero antes debe definir quién será su candidato, en una lucha que se avizora como fraticida entre por lo menos cuatro aspirantes.

Y el recorrido podría seguir por varios otros estados en los que habrá elecciones. Evidentemente en la medida en que fructifiquen algunos acuerdos otros se podrán sumar a esa tendencia. ¿Es bueno o malo?. La política se basa en acuerdos, en establecer con claridad los amigos y los adversarios. Nadie podría oponerse per se a las alianzas, el tema es definir con claridad sobre qué se sustentan, qué se busca con ellas, a dónde se quiere llegar: regresando a lo básico, quiénes son los verdaderos aliados y quiénes no. Eso lo deben definir los partidos y los candidatos, y están bien los gestos, los acercamientos, hablar de enfrentar a enemigos comunes en ámbitos específicos pero lo que debe haber es un compromiso claro hacia el futuro. Si no es así, sólo se confunde y se degrada el propio concepto.

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