El congreso ya cerró las puertas
Columna JFM

El congreso ya cerró las puertas

Quizás nuestros legisladores están muy ocupados con el caso Paulette por sus indudables repercusiones políticas, pero sin duda, no se están ocupando de sus verdaderas responsabilidades.
Probablemente como nunca están en el cajón del congreso, tanto en la cámara de senadores como de diputados, una enorme cantidad de iniciativas de trascendencia para el futuro del país. Y la mayoría de ellas ni siquiera se están analizando y dictaminando, cuando faltan tres semanas para que termine el periodo ordinario más estéril en mucho tiempo y cuando los propios legisladores, después del fiasco de la reforma fiscal de fin del año pasado se habían comprometido firmemente a sacar adelante desde el primero de febrero pasado, eso dijeron, las reformas que el país necesitaba.

Quizás nuestros legisladores están muy ocupados con el caso Paulette por sus indudables repercusiones políticas, pero sin duda, no se están ocupando de sus verdaderas responsabilidades.

Probablemente como nunca están en el cajón del congreso, tanto en la cámara de senadores como de diputados, una enorme cantidad de iniciativas de trascendencia para el futuro del país. Y la mayoría de ellas ni siquiera se están analizando y dictaminando, cuando faltan tres semanas para que termine el periodo ordinario más estéril en mucho tiempo y cuando los propios legisladores, después del fiasco de la reforma fiscal de fin del año pasado se habían comprometido firmemente a sacar adelante desde el primero de febrero pasado, eso dijeron, las reformas que el país necesitaba. Hasta ahora no han hecho nada: en los dos meses y una semana de este periodo ordinario no han aprobado ni una sola ley de mediana trascendencia.

Eso sí, han viajado mucho, a casi todos los confines del planeta, han hecho show; se han peleado e insultado, han opinado de todo y en muchas ocasiones con muy poca fortuna en sus juicios; varios de los legisladores han dejado sus curules para buscar candidaturas en sus estados, pero, insistimos: no han aprobado ni una sola de las leyes importantes que están en los escritos de ambas cámaras.

Y tampoco parecen tener muchas ganas de hacerlo: la reforma laboral y la política, por ejemplo, no estaban ni siquiera programadas para su análisis, el partido Verde propuso incorporarlas a la agenda y desde los otros partidos, sobre todo el PRI, literalmente les preguntaron qué les pasaba. No importa si la reforma laboral es imprescindible, si tenemos una economía cada día menos competitiva, si los jóvenes no pueden encontrar trabajo porque nuestro país tienen uno de los sistemas más caros y complejos del mundo para crear una fuente de trabajo. Tampoco importa que existan desde tiempo atrás, amplios consensos para sacar adelante esa reforma: no se discute y ya. Eso es lo que ha decidido la cámara de diputados. Allí también, luego de presentar la propuesta de reforma política que sirviera para contraponerla a la del propio PRI en el senado y la del presidente Calderón, han dejado sus iniciativas en la congeladora. Hace dos meses esa reforma, decían los partidos, era imprescindible, hoy está fuera de la agenda.

En el senado siguen batallando con la ley de seguridad nacional porque no quieren aceptar lo evidente: la necesidad de establecer con claridad las atribuciones de las fuerzas armadas en tareas de seguridad y la necesidad de buscar mecanismos centralizadores de las fuerzas policiales. Y batallan porque quieren preservar intereses particulares. En los temas energéticos literalmente no pasa nada y las propuestas de reformas fiscales quedaron en el olvido: a nadie parece importarle ya, los precios del crudo subieron, aunque la producción disminuya, y con la reactivación de la actividad económica se podrá recaudar más. En el futuro se verá, parecen decirnos una vez más, qué sucederá. La nueva iniciativa de reformas a la ley de competencia económica tampoco ha sido bien recibida: dicen que “no fue consensuada” con los partidos. Puede ser, pero ¿es importante o no regular la competencia y evitar los monopolios en la economía?. Es más ¿no sería ésta una buena oportunidad para analizar los monopolios del sector público que también atenazan la competitividad?. Para los legisladores no es importante.

Se dirá que hay tiempo, que por lo pronto el 4 de julio hay unas elecciones estratégicas para el futuro de los partidos y que mientras tanto no saldrá nada. Que las alianzas entre el PAN y el PRD han complejizado las cosas y que el PRI se siente atacado por esas coaliciones y que entonces no dará nada que no sirva a los intereses del gobierno. Que el ejecutivo envía iniciativas que no tienen el acuerdo previo de las bancadas en el congreso. Que no hay acuerdos internos suficientes tampoco dentro de cada uno de los partidos. Todo eso tiene una parte de verdad, pero lo cierto es que esos son, todos, problemas de los partidos, y no pueden seguir siendo, como ocurre desde hace más de una década, el obstáculo permanente para no sacar adelante ni una sola legislación realmente reformista, que ponga al país a la altura de otras naciones para competir con ellas en lo económico, en lo social y en lo político. No hay voluntad porque no hay inteligencia política ni espíritu de servicio.

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