Sabina tiene quien le escriba
Columna JFM

Sabina tiene quien le escriba

Joaquín Sabina logró, con una declaración en una conferencia de prensa, colocar sobre la mesa de debates un tema que muchos especialistas han abordado en forma infructuosa: la lucha contra el narcotráfico, la estrategia diseñada por la administración Calderón y la posibilidad de legalizar el consumo de drogas.

Joaquín Sabina logró, con una declaración en una conferencia de prensa, colocar sobre la mesa de debates un tema que muchos especialistas han abordado en forma infructuosa: la lucha contra el narcotráfico, la estrategia diseñada por la administración Calderón y la posibilidad de legalizar el consumo de drogas.

Sabina, en otras palabras, dijo que el presidente Calderón era ingenuo si pensaba que iba a ganar la guerra contra el narcotráfico, sostuvo que esa era una batalla perdida y propuso, como lo ha hecho desde hace años, la legalización del consumo de drogas. Interrogado sobre el tema, el secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont, lejos de desgarrarse las vestiduras por “la intervención de un extranjero en nuestra política interna” (como absurdamente algunos lo dijeron, pensando que estamos aún en el siglo XIX e ignorando que vivimos en un mundo global, donde cualquiera puede opinar desde donde quiera sobre cualquier tema), dijo que era una posición legítima, sostuvo que no coincidía con ella porque el presidente Calderón no era ningún ingenuo en declararle la guerra al narcotráfico, que no veía que la legalización fuera una solución viable al problema y aclaró que el presidente Calderón (y el propio Gómez Mont podríamos agregar nosotros) es un ferviente admirador de Sabina y que pronto se verían personalmente para platicar de esos y otros temas. Y luego para ahondar más en ellos, el propio Gómez Mont le envió una carta a Sabina. Fue una respuesta inteligente, articulada, que deja abierta la discusión e insistimos, alejada de los estereotipos que se han utilizado en otras ocasiones (¿recuerda cómo tuvo que dejar apresuradamente México, Mario Vargas Llosa cuando a principios de los 90 dijo en un coloquio aquello de que México era la dictadura perfecta?). Y no deja de ser interesante saber que Calderón y Gómez Mont gusten de la música y las letras de Sabina.

En lo personal me encantaría, como en muchas otras ocasiones, coincidir con Sabina sobre el tema. La suya es la posición políticamente correcta y la que muchos quisiéramos enarbolar, pero el problema es más complejo. Un primer punto: ¿pecó de ingenuidad el presidente Calderón al declararle la guerra al narcotráfico?. Creo que no, tampoco me parece ni medianamente seria la tesis que proponen Jorge Castañeda y Rubén Aguilar de que todo fue producto de la intención de “legitimar” su administración. El gobierno en el que participaron Jorge y Rubén, el del presidente Fox, le declaró por lo menos en tres ocasiones la guerra al narcotráfico, una en forma especialmente notoria durante una de sus primera visitas a Tijuana. La diferencia es que no pasó de la declaración. Y en diciembre del 2006 vastas zonas del país estaban bajo control del narcotráfico. ¿Qué no había la violencia actual?. Es una verdad a medias, pero la guerra entre cárteles ya había comenzado en los mismos lugares en los que se desarrolla ahora y muchos de los principales narcotraficantes eran más poderosos entonces que hoy, fuera del hecho de que otros muchos dirigían sus negocios desde la cárcel hasta que en una operación que encabezó el fallecido José Luis Santiago Vasconcelos, se envió a un buen número de ellos a cumplir prisión a Estados Unidos, algo que con la vorágine informativa sobre el tema se ha olvidado y que probablemente haya sido el golpe más duro que recibió el narcotráfico en muchos años.

También se puede sostener, como lo hizo una vez más esta semana el líder del PRD, Jesús Ortega, que el narcotráfico no se combate con armas sino con inversiones en su zona de influencia. No es verdad: cuando un narcotraficante agrede a fuerzas de seguridad, secuestra o mata, con armas de alto poder no se lo combate con inversiones. Por supuesto que éstas son necesarias pero esa tesis no permitiría explicar porque el narcotráfico ha florecido en varios de los estados y regiones más ricos del país, desde Sinaloa hasta Veracruz, desde Chihuahua hasta San Pedro Garza García. Se podrá no compartir la estrategia seguida y sobre todo la forma de implementarla, se podrá argumentar que ella tiene serias insuficiencias, pero hasta ahora nadie ha dado una alternativa para combatir al narcotráfico y la violencia derivada de éste que sea mejor o siquiera diferente.

Una alternativa es la legalización. En lo personal estoy a favor de la legalización de ciertas drogas, como la marihuana regulando su venta como el tabaco o el alcohol. La pregunta es si puede realizarse una acción de este tipo en forma aislada. Y todo indica que no, menos en nuestra situación política y geográfica. Y debería quedar claro que ello tampoco acabaría con el narco, sólo con una de sus actividades.

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