La parálisis del sistema
Columna JFM

La parálisis del sistema

La ley de seguridad nacional aprobada en el senado generó mucho malestar en las fuerzas armadas, mismo que se hizo llegar a los legisladores. No se comparte ni la forma ni el fondo de esa ley, y los principales mandos militares se sienten defraudados por ella. Por eso no pasó en la cámara de diputados, donde prefirieron dejarla en la congeladora, para mejor oportunidad. En los hechos, si se envía la propuesta de reforma para el fuero militar que comprometió el secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont para septiembre, quizás en esa fecha se pueda volver a revisar. Será difícil que así suceda, sin realizar una cirugía muy profunda en lo aprobado en la cámara alta.

La ley de seguridad nacional aprobada en el senado generó mucho malestar en las fuerzas armadas, mismo que se hizo llegar a los legisladores. No se comparte ni la forma ni el fondo de esa ley, y los principales mandos militares se sienten defraudados por ella. Por eso no pasó en la cámara de diputados, donde prefirieron dejarla en la congeladora, para mejor oportunidad. En los hechos, si se envía la propuesta de reforma para el fuero militar que comprometió el secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont para septiembre, quizás en esa fecha se pueda volver a revisar. Será difícil que así suceda, sin realizar una cirugía muy profunda en lo aprobado en la cámara alta.

La negociación de dicha ley también causó divergencia en el equipo gobernante, particularmente entre la secretaría de Gobernación y otras áreas del gobierno, sobre todo en el congreso y en las propias áreas de seguridad, incluyendo la Marina y la Defensa. Y ello pone de manifiesto, una vez, la disfuncionalidad que se está presentando en el gobierno a la hora de operar en forma conjunta en temas claves para la agenda nacional. De otra forma no se puede comprender que haya habido un voto unánime de la banca panista cuando era evidente el descontento que existía con la ley en áreas claves del gobierno federal.

El periodo ordinario concluyó, como era previsible, en un fracaso. No hubo nada destacado, se habló mucho, se discutió mucho, se aprobaron innumerables puntos de acuerdo sin valor legislativo, pero no salió nada significativo. En buena medida, como decíamos, era previsible porque, pese a las declaraciones, no existían ni voluntad ni condiciones para sacar adelante la agenda legislativa. El propio proceso electoral de julio, las diferencias internas en los partidos y también en el gobierno, las alianzas PAN-PRD que no se reflejan en agendas legislativas comunes, las diferencias profundas entre las cámaras y entre las bancadas de los propios partidos, eran una suma imposible de superar.

Resulta lamentable que todo se haya paralizado: no habrá ley de seguridad nacional, no habrá ley antisecuestros, no habrá reforma política, no habrá reforma laboral y al momento de escribir estas líneas parecía que tampoco habría ley antimonopolios. Por supuesto la reforma hacendaria y fiscal ni siquiera fue abordada y afortunadamente en el gobierno y en sectores del PAN (sumados al PRI) privó la cordura y retiraron su apoyo a la ley de medios que se habían presentado Javier Corral y Carlos Sotelo.

Desde el inicio del sexenio no teníamos una parálisis legislativa como la que se ha generado en estos meses y nada parece indicar que las cosas vayan a mejorar. Los resultados electorales difícilmente ayudarán a que las cosas cambien. Al contrario: comienzan a aparecer barruntos de tormenta y violencia en varios estados que no presagian campañas, comicios y procesos post electorales tranquilos en muchas entidades: en Oaxaca, en Sinaloa, en Veracruz, en Quintana Roo y otros. Independientemente de por quién haya sido provocados esos incidentes, lo cierto es que en la zona triqui de Oaxaca, una de las regiones más violentas de todo México, ya hubo muertos; en Veracruz las cosas están más que dispuestas para una campaña que será inevitablemente durísima al igual que en Sinaloa (las guerras fraticidas siempre son las más sangrientas); en Quintana Roo al incidente de los equipos de espionaje se pueden unir en el futuro próximo otros conflictos gravísimos en el ámbito de la seguridad. En Tamaulipas la campaña no tendrá problemas, pero la violencia del crimen organizado afectará los comicios, lo mismo que en Chihuahua. Y ello ocurre en casi todos los estados en los que habrá elecciones el 4 de julio.

Con ese panorama se percibe por lo menos difícil que haya incluso un periodo extraordinario, y en septiembre próximo mucho dependerá de cómo haya quedado la correlación de fuerzas entre los partidos y dentro de ellos mismos, y cómo se perfilen las cosas y los precandidatos ya muy de cara al 2012. Recordemos que los tres grandes partidos, PRI, PAN y PRD deberán renovar su dirigencias hacia fin de año (en el caso del PRI el cambio se dará hasta marzo del 2011), y la suerte de las corrientes que los encabezan actualmente también dependerá de los comicios de julio. Y además habrá que ver cómo se termina de articular el gobierno federal, que ahora luce fraccionado y con conflictos internos que se perciben a plena luz del día.

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