Drogas, migración, energía
Columna JFM

Drogas, migración, energía

La semana próxima estará el presidente Calderón en visita oficial en Washington y será una buena oportunidad para concretar avances en dos temas que son muy importantes en la agenda binacional: por una parte, la lucha contra el narcotráfico y, por la otra, aunque ello tendrá su propio derrotero en la agenda interna de la Unión Americana, el tema migratorio. Quedará pendiente, una vez más, el tema de la integración de la industria energética.

La semana próxima estará el presidente Calderón en visita oficial en Washington y será una buena oportunidad para concretar avances en dos temas que son muy importantes en la agenda binacional: por una parte, la lucha contra el narcotráfico y, por la otra, aunque ello tendrá su propio derrotero en la agenda interna de la Unión Americana, el tema migratorio. Quedará pendiente, una vez más, el tema de la integración de la industria energética.

Sobre el tema del narcotráfico se ha hablado mucho en los últimos días. Resulta particularmente interesante la estrategia que anunció la Casa Blanca misma que, como suele suceder, fue mal leída en México, donde muchos políticos se quedaron en la superficie de los dichos. Esa política antidrogas tiene dos objetivos muy claros: disminuir un 15 por ciento la demanda y reducir un 40 por ciento el tráfico de drogas. Es verdad que, como ya lo había anunciado desde su campaña Barack Obama, se pondrá el acento en la prevención y el combate a las adicciones. Por primera vez se otorgará para ese rubro, un presupuesto de unos 15 mil millones de dólares. Estados Unidos tiene que atacar el consumo: aproximadamente el 50 por ciento de las drogas que se producen en el mundo se consumen en ese país. Ello va de la mano con una creciente liberalización del consumo de la marihuana, que ya se vende legalmente, con mayores o menores restricciones, en una veintena de estados de la Unión Americana, el último en legalizarla ha sido la propia ciudad de Washington DC.

La disminución del consumo en Estados Unidos ha sido muy lenta pero constante en los últimos años. Ha aumentado el precio de las drogas como la cocaína, mientras que su pureza ha disminuido un 30 por ciento. Eso quiere decir que está disminuyendo el ingreso de drogas a ese país, que éstas se venden más caras y son de menor calidad, y eso ha desalentado el consumo. Si se pregunta en la administración estadounidense cuál ha sido el mayor logro del combate al narcotráfico que realiza México se dirá, sin duda, que, para ellos, es esa disminución de consumo y aumento del precio de la droga.

Por eso cuando se plantea que se pondrá el acento en la reducción de la demanda y en la prevención, nadie debería equivocarse pensando que se van a acabar o van a disminuir las medidas de lucha directa contra el tráfico de drogas. Para reducir el consumo un 15 por ciento consideran que tienen que disminuir el tráfico en un 40 por ciento y eso implica una cierta liberalización en el trato con los consumidores y un endurecimiento con los traficantes. Y en esa estrategia, lo han dicho el propio Obama, Hillary Clinton, Janet Napolitano y otros funcionarios estadounidenses, es fundamental que la puerta de entrada de drogas vía México se vaya cerrando cada día más.

Si alguien espera que la propuesta de la Casa Blanca va a girar en torno a una liberalización en ese combate se equivoca. También lo hacen los políticos que esta misma semana declararon que México tendría que adoptar una estrategia similar a la de Obama considerando que se debe abandonar la visión policial y de seguridad para concentrarse en el consumo. Por supuesto que en el consumo hay muchísimo que hacer en México, pero sin garantizar la seguridad y recuperar el control de las zonas de influencia del narcotráfico, la del consumo es una batalla perdida. Y ganarla es una prioridad para el gobierno mexicano pero también para el estadounidense. Y eso se tendrá que reflejar en acuerdos concretos, que a algunos podrán no gustarles, en la próxima cumbre de Washington.

El tema migratorio tendrá su propia evolución en la política estadounidense: por las mismas razones que los republicanos de Arizona están tratando de salvar la elección de noviembre aprobando una legislación racista tras otra, el también republicano gobernador de California, Arnold Schwarzenegger, criticó a sus pares de Arizona y se mostró públicamente orgulloso de su origen inmigrante. Y lo mismo se replica en los demás estados y espacios de poder de la Unión Americana. No cabe duda de que el gobierno de México deberá presionar muy duro en este ámbito, pero lo que suceda con la migración en Estados Unidos girará en torno a las elecciones de noviembre.

No se tocará, por lo menos públicamente, decíamos, el tema energético. Es lamentable: allí es donde existen los mayores espacios de integración y de un flujo enorme de recursos hacia México, como coincidieron en señalar Pedro Aspe, Guillermo Ortiz y Francisco Gil el martes. Cuando se habla del milagro económico en Brasil, alguien tendría que explicar que, en el origen, estuvo en las reformas que en el terreno energético realizó el antecesor de Lula en la presidencia, Fernando Henrique Cardoso. El mérito de Lula fue, pese a haber sido un férreo opositor a esas reformas, no tocarlas cuando llegó a la presidencia.

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