La fiesta adelantada del PRI
Columna JFM

La fiesta adelantada del PRI

No se recuerda una toma de protesta de un dirigente del sector popular del PRI tan concurrida y festiva como la de Emilio Gamboa Patrón, símbolo no sólo de su reconocimiento personal entre el priismo, sobre todo en sus élites, sino también de la forma en que el tricolor está comenzando a disfrutar, por adelantado, de su hipotético triunfo en el 2012.

No se recuerda una toma de protesta de un dirigente del sector popular del PRI tan concurrida y festiva como la de Emilio Gamboa Patrón, símbolo no sólo de su reconocimiento personal entre el priismo, sobre todo en sus élites, sino también de la forma en que el tricolor está comenzando a disfrutar, por adelantado, de su hipotético triunfo en el 2012.

Gamboa, un político que es bien descrito por Excélsior como un hombre de discreción y lealtad (mismas que tanto faltan en algunos otros jóvenes políticos ansiosos de reflectores, en el PRI y sus allegados) será sin duda el presidente nacional del PRI, en el próximo cambio de dirigencia en el partido tricolor. Salvo que ocurra algo extraordinario, difícilmente podrá escribirse otra historia. Por supuesto que Gamboa tendrá contrincantes: seguramente uno de ellos será Ulises Ruiz, sobre todo si saca adelante la elección de Oaxaca, pero Ulises, como otros, entre ellos Fidel Herrera, lo que buscarán con ello, es tener sus espacios en el inevitable reacomodo de fuerzas que tendrá que darse en el PRI previo a la elección de su candidato y durante la campaña presidencial.

En ese sentido, los acuerdos que ya parecen establecerse entre Enrique Peña Nieto, Manlio Fabio Beltrones y Emilio Gamboa, entre otros, parecen ser fundamentales para establecer esa base que sustente al priismo de cara a la elección, reforzado con la presencia de sus gobernadores, cada día más poderosos. Si la campaña de Gamboa a la CNOP aportó algo, eso se debe a que interpretó muy bien esa realidad y, aunque iba como candidato único, aprovechó la oportunidad para recorrer todos los estados y restablecer los acuerdos y alianzas con los gobernadores y los grupos de poder locales. Si el resultado del 4 de julio resulta ampliamente favorable al priismo, ese esquema habrá cuajado completamente. Si no es así, los daños los pagarán otros, el resultado global lo seguirá favoreciendo y la corriente que impulsa a Gamboa no habrá tenido costos importantes. Pero nada indica que esta última vaya a ser la realidad próxima.

Llama la atención al respecto lo que están haciendo los partidos en estas campañas. Mientras el PRI consolida su estructura y está apostando casi todo a restaurar plenamente su maquinaria política y electoral, mientras ha tratado de no involucrarse en problemas, sin hacer siquiera demasiadas propuestas originales en ninguno de los estados en disputa, Jesús Ortega y César Nava, dirigentes del PRD y PAN respectivamente, se han concentrado en las denuncias: Ortega y su equipo en la defensa de Greg Sánchez, su candidato de Quintana Roo preso por acusaciones de narcotráfico, involucrando en ellas directamente al presidente Calderón y al secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont (lo que le debe encantar a los panistas a la hora de votar sobre todo en los estados en los que hay coaliciones con el PRD); Nava denunciando el involucramiento gubernamental en casi todos los comicios en estados priistas. Actúan ambos como oposición, y lo son, pero en el caso del panismo parece que olvidan que están en el poder federal y que desde ese poder tendrán que defender posiciones en los comicios del 2012.

Esa diferencia de actitud decidirá este 4 de julio más de una elección. Mucha gente termina votando por su percepción del triunfo: le gusta votar por quien siente que va a ser el ganador. Eso terminó llevando en buena medida al poder a Vicente Fox en el 2000 y actuó en contra de López Obrador en el 2006 (muchos votaron para que no llegara el tabasqueño al poder). Y eso parece estar más claro que nunca en la actitud de los partidos, si no se puede comparar la actitud pesimista del panismo en su reciente consejo nacional, su máximo órgano de dirección, con la fiesta del priismo en un acto aparentemente menor como la unción del nuevo líder de la CNOP.

El apoyo de Ortiz

Días atrás entrevisté en radio a Guillermo Ortiz Martínez, el ex gobernador del Banco de México. Estaba en Sinaloa, para una reunión de la Liga de Economistas Revolucionarios, una institución priista. Le pregunté si seguía siendo del PRI y me dijo que siempre lo había sido pero que durante su gestión en Banxico no podía tener actividades partidistas. Le pregunté entonces si apoyaba a Jesús Vizcarra en Sinaloa. Me dijo que a eso había ido al estado y se deshizo en elogios hacia ese candidato, para algunos tan controvertido. No sé para otros, en lo personal, un aval de esa magnitud de Guillermo Ortiz, un hombre recto y firme en sus convicciones, le da toda la credibilidad a una candidatura.

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