Yarrington: justicia y política
Columna JFM

Yarrington: justicia y política

Se sabía que el ex gobernador de Tamaulipas, Tomás Yarrington, estaba siendo investigado por las autoridades estadounidenses por supuestas relaciones con el crimen organizado y que más temprano que tarde esas acusaciones se convertirían en una acusación formal.
Pero una de las acusaciones más graves en torno a Yarrington es la que lo relaciona con el asesinato de Rodolfo Torre Cantú, el candidato del PRI al gobierno del estado ejecutado una semana antes de las elecciones.

Se sabía que el ex gobernador de Tamaulipas, Tomás Yarrington, estaba siendo investigado por las autoridades estadounidenses por supuestas relaciones con el crimen organizado y que más temprano que tarde esas acusaciones se convertirían en una acusación formal. Con todo, no deja de llamar la atención la magnitud de los movimientos y la impunidad con que se realizaron. El ex gobernador, en cuanto concluyó su mandato, compró una propiedad por 6 millones 600 mil dólares en San Antonio, Texas. Antes de ser gobernador, o sea cuando era presidente municipal de Matamoros y Osiel Cárdenas, nacido como Yarrington, en esa ciudad, era el que controlaba el narcotráfico en la entidad, recibió de un contratista del gobierno un departamento de medio millón de dólares en la Isla del Padre, también en Texas. Según las autoridades estadounidenses se estarían embargando o congelando cuentas de Yarrington por millones de dólares en los Estados Unidos y se están investigando, también, los movimientos realizados por Alejandro Cano Martínez, un operador financiero de Osiel que manejaba los recursos que el capo hacía llegar a autoridades políticas y de seguridad y que eran depositados, en bienes o cuentas, en Estados Unidos.

Pero una de las acusaciones más graves en torno a Yarrington es la que lo relaciona con el asesinato de Rodolfo Torre Cantú, el candidato del PRI al gobierno del estado ejecutado una semana antes de las elecciones.

Según la DEA, Antonio Peña Argüelles, ex colaborador de Yarrington, recibió el 29 de noviembre de 2011 un mensaje de uno de los líderes de los Zetas, Miguel Ángel Treviño Morales, apodado El Z-40, que le advertía que  “su hermano (Alfonso) ha estado diciendo que usted y Tomás Yarrington, junto con (Jorge Eduardo) Costilla (líder del cártel del Golfo y enemigos mortales de los Zetas), asesinaron al candidato a gobernador Rodolfo Torre Cantú porque afectaba al negocio de la construcción y estaba (Peña Argüelles) patrocinado/ protegido”. Los restos de Alfonso Peña, el hermano de Antonio, fueron encontrados ese mismo 29 de noviembre en Nuevo Laredo. Junto al cuerpo había un mensaje de los Zetas en el que acusaban a Antonio de haberles robado cinco millones de dólares.

Siempre según la DEA, Antonio Peña se reunió en 2008 con Yarrington en una casa que éste rentó en San Antonio para analizar el conflicto financiero que existía con Treviño Morales y que terminó con el asesinato de Alfonso. El hecho es que Antonio Peña Argüelles fue arrestado en San Antonio y se ha convertido en la principal fuente de acusaciones contra su ex jefe, Yarrington. En sus declaraciones reconoce que estaba encargado de lavar el dinero del ex gobernador en relación con esos grupos criminales. Recordemos que Zetas y el Golfo pertenecían a una misma organización criminal: cuando se dio la ruptura en 2006-07, quienes habían colaborado con ambos quedaron, literalmente, como habría ocurrido con Peña Argüelles y Yarrington, en medio de la refriega entre los dos grupos criminales. La DEA sostiene que obtuvo los libros contables de Peña y de su hermano Alfonso del 2004 al 2006, en los cuales se puede comprobar que recibieron millones de dólares del narcotráfico destinados a Yarrington y otros colaboradores.

Y el asesinato de Rodolfo Torre se habría generado porque el próximo gobernador no tenía buena relación con Yarrington y porque no garantizaba los acuerdos con los grupos criminales en distintos ámbitos, incluido el de las construcciones. En febrero pasado decíamos en este mismo espacio que “creo que Egidio Torre Cantú, es un buen gobernador que está haciendo exactamente lo que no hicieron sus antecesores: se ha coordinado con las fuerzas federales, está desarrollando con ellas una estrategia sólida de combate a los delincuentes y me parece un hombre que tiene, a diferencia de otros, los pies sobre la tierra. Así lo ven incluso en el gobierno federal. Mucho tiene que ver en todo eso en que llegó al gobierno sin compromisos previos porque su hermano Rodolfo fue asesinado a una semana de las elecciones. ¿Quién ordenó matar a Rodolfo?…puede haber mucho detrás de ese asesinato. Por eso precisamente (Egidio) está siguiendo la ruta contraria a la que siguieron sus antecesores”. Y ahora lo que se comienza a perfilar es una conjura en la cual el asesinato de Rodolfo tiene una lógica que parece implacable.

Hay varios personajes con un pasado nada recomendable que siguen dando vueltas en torno al candidato priista. Peña tiene que poner distancia con todos ellos. Simplemente el martes, en el acto de adhesión de Manuel Espino a su candidatura había varios de ellos, como Nahum Acosta, ex director de giras de Fox y que estuvo detenido acusado de relaciones con el cártel de los Beltrán Leyva. Acosta está en libertad porque el juez del caso, todo un caso de juez, decidió que las grabaciones que había proporcionado el gobierno estadounidense donde se escuchaba a Acosta pasar información en varias ocasiones con Arturo Beltrán Leyva no eran válidas en México. Y ahí estaba Nahum, apoyando al candidato priista. ¿Pero qué necesidad?

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