El secretario de la Defensa, el general Salvador Cienfuegos ha recorrido prácticamente todos los congresos, el federal y los estatales, a lo largo del año conmemorando el centenario del ejército mexicano. En todos, el instituto militar ha recibido homenajes, se ha inscrito su nombre en esas sedes legislativas y, sin excepción, senadores y diputados, locales y federales, han reiterado la importancia central del ejército (de las fuerzas armadas en general) en la lucha contra la delincuencia y para recuperar la seguridad.
El secretario de la Defensa, el general Salvador Cienfuegos ha recorrido prácticamente todos los congresos, el federal y los estatales, a lo largo del año conmemorando el centenario del ejército mexicano. En todos, el instituto militar ha recibido homenajes, se ha inscrito su nombre en esas sedes legislativas y, sin excepción, senadores y diputados, locales y federales, han reiterado la importancia central del ejército (de las fuerzas armadas en general) en la lucha contra la delincuencia y para recuperar la seguridad.
Qué bueno que así sea. El problema es que, como lo hizo esta misma semana, el general Cienfuegos ha demandado a los legisladores que hagan su trabajo y le otorguen al ejército y a la marina un respaldo legal y jurídico claro para poder desarrollar sus labores. El general Cienfuegos volvió a insistir en Sonora, esta misma semana, en la necesidad de que se establezcan con claridad las facultades y atribuciones de las tropas, en particular para poder investigar y denunciar delitos y volvió a explicar que hoy el ejército sigue cumpliendo labores simplemente como auxiliar y apoyo de las autoridades civiles pero que en el actual marco legal no puede, está atado de manos diremos nosotros, para poder hacer sentir toda su capacidad en el ámbito de la seguridad interior.
Esa legislación debería ir de la mano con toda una serie de adecuaciones legales que le permitan a las fuerzas armadas cumplir su labor con certidumbre jurídica. Hoy lo hacen apoyados en decretos y en la letra constitucional que explica que es parte de sus responsabilidades preservar la seguridad interior del país. Pero nada más: los legisladores están discutiendo, sin poner en contexto, temas como el mantenimiento o no del fuero militar, pero no terminan de sacar adelante una legislación completa que, más allá de ocurrencias coyunturales, atienda la actual situación del país, la participación de las fuerzas militares en todo ese proceso y en la preservación (o la recuperación) de la seguridad, otorgándole a los soldados y marinos la certidumbre de que tienen un marco legal específico, claro para hacerlo. Un marco legal que si es necesario para toda actividad profesional, lo es mucho más para cualquier militar.
Imaginemos por un momento lo que está ocurriendo en Michoacán. Veamos cómo la marina ha tomado literalmente no sólo la seguridad sino hasta la administración del puerto de Lázaro Cárdenas. El ejército, mientras tanto, se ha hecho cargo del control en extensas zonas, comenzando por Apatzingán donde, como en otras localidades, ha reemplazado a las fuerzas policiales locales. Estamos hablando de cientos, quizás miles de elementos desplegados sólo en ese estado. ¿Usted cree que es lógico mantener semejante despliegue y responsabilidad sin otorgarle a quienes están en el terreno la suficiente certidumbre jurídica para operar?. Con un agravante: al no tener atribuciones para investigar delitos o establecer denuncias esa presencia, siendo importante, ve reducida su eficiencia.
El sexenio pasado, en una llamada ley de seguridad nacional, se intentaron abordar estos temas y el resultado fue una legislación potencialmente desastrosa que, por suerte, fue parada en la cámara de diputados. Hoy se está volviendo a discutir, pero nuestros legisladores tienen la vista puesta, solamente, en el controvertido tema del fuero militar (una justicia interna que tienen todos los institutos armados serios en el mundo), atentos al tema de derechos humanos (sin terminar de tomar en cuenta que este año las denuncias sobre el tema, justificadas o no, respecto a las fuerzas armadas se han reducido en más del 50 por ciento) pero no parecen estar escuchando a un secretario de la Defensa que en todos los foros legislativos del país ha pedido, de diferente forma y ante actores distintos, que se legisle para darle certidumbre jurídica y legal a los miles de elementos que diariamente están tratando de garantizar la seguridad en el país. ¿No es hora de que alguien, además de homenajearlo, lo escuche?.
Un presupuesto planchado
No hubo problemas para sacar adelante el presupuesto 2014. Todos parecen haberse ido satisfechos, tanto en el gobierno federal que tendrá recursos para sus programas de infraestructura y sociales, como los gobernadores que tendrán partidas importantes que ellos mismos administrarán, como los legisladores que se han visto favorecidos con recursos para sus propios proyectos. La eficiencia de esa distribución del gasto tendremos que verla el año próximo. Este año, por ejemplo, se estuvo muy lejos de cumplir ese objetivo. Lo cierto es que todo tendría que estar listo, por lo tanto, para sacar la reforma política, incluyendo la designación de los consejeros, sean del IFE o del naciente (¿?) INE. E inmediatamente después para una reforma energética que deberá estar aprobada antes del 15 de diciembre.