Los ajustes a la reforma energética
Columna JFM

Los ajustes a la reforma energética

18-06-2014 A pesar de la actitud infantil del perredismo en el debate de las leyes secundarias de la reforma energética (¿en el siglo XXI será el obstruccionismo la enfermedad infantil del izquierdismo?), hay avances importantes para sacarla adelante en las próximas semanas, respetando, si es posible, el calendario que establecía que aproximadamente el 25 de junio tendrían que estar aprobados los dictámenes en comisiones para poder ser enviados al pleno del senado.

 

Existen, sin embargo, incluso en la parte del debate y negociación que están llevando a cabo el PRI, el PAN, el PVEM y Nueva Alianza, capítulos que no terminan de concitar acuerdos. Uno de ellos y que no tiene relación directa con la reforma energética, pero sí con el calendario político y el ciclo de acuerdos surgido desde el Pacto por México, es el de homologar las legislaciones electorales locales con las nuevas normas federales. El proceso de la reforma político-electoral en el plano federal fue tan acelerada, tan ausente de un gradualismo que hubiera podido ser muy sano, que ahora el tiempo y los conflictos locales se le han echado encima a muchos estados. Hay nueve estados, incluyendo el DF, de los que tendrán elecciones en el 2015, que aún no sacan adelante acuerdos en sus congresos sobre las legislaciones electoral locales y en algunos casos puede expresarse así una forma de resistencia a la reforma, pero en otros los problemas y dificultades son reales. Pero el compromiso es que esas legislaciones estarán listas en la fecha estimada, o sea el 30 de junio: será complicado alcanzar esa meta.

En los temas netamente energéticos hay varios capítulos en debate. Uno de ellos es la modificación del régimen fiscal de Pemex y de la CFE: la duda es hasta qué punto se querrá avanzar en su transformación en verdaderas empresas públicas, con la evidente relación que ello tiene, además, con las finanzas públicas. Va de la mano con otro punto: cómo solucionar los pasivos laborales, muy altos sobre todo en Pemex, porque pueden ser un lastre enorme para la empresa si no existen salidas financieras claras al mismo. Es un punto que, también, daría tranquilidad a los trabajadores. Y ese no es un capítulo menor. Relacionado con eso, el PAN insiste en que los consejeros independientes de la empresa sean designados por el senado y no por el ejecutivo federal.

En un texto reciente, en relación con las expropiaciones de tierras, Diego Fernández de Cevallos recordaba el caso Atenco, respecto al aeropuerto frustrado en el sexenio de Fox. Y tenía razón al decir que en el origen de ese conflicto, más allá de campañas ultras y manipulación, que existieron, ambas, el tema que detonó los conflictos fue el de los muy bajos precios que se establecieron para las expropiaciones: puede ser que los terreno valieran muy poco, pero muchos se sintieron estafados. Qué sucedería, escribía Diego, si desde el inicio campesinos y ejidatarios tuvieran beneficios claros, directos en los contratos que se establezcan. Hay que cuidar también las demandas que pudieran surgir, desde distintos ámbitos desde el exterior: la reciente experiencia de Argentina con los fondos de inversión quizás no sea una referencia del todo idónea, pero no debería ser por completo ignorada. Más obvio el de Estados Unidos por el derrame en el golfo de México.

Quedan otros capítulos: uno de ellos fundamental. La posibilidad de abrir las empresas, Pemex y la CFE, no sólo a inversionistas asociados sino también de hacerlas públicas. Lo más importante que hizo Lula en Brasil (y que hicieron mucho antes, en forma exitosísima, los noruegos con su petróleo) fue pulverizar acciones con todo tipo de inversionistas, mismos que están lejos de detentar mayoría en la empresa energética pública pero que le dieron un sentido completamente diferente al concepto de propiedad…y que le dejaron a Petrobras, en los últimos día de gobierno de Lula, cien mil millones de dólares extras.

Probablemente en torno a estos puntos girará el ajuste que se tendrá que hacer a las iniciativas de reforma. Con el PRD fuera del debate por decisión propia (la estrategia del No siempre aísla en lugar de sumar), la reforma seguramente será, vía los acuerdos con el PAN, más liberal de la planteada por el presidente Peña. Pero está todo dado, pese a todas las complejidades e intereses en juego, para, escuchando y negociando, sacar la reforma, las leyes secundarias, que el país necesita.

 

Jorge Fernández Menéndez

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