La decisión de la Comisión Federal de Competencia de rechazar la fusión de Televisa-Grupo Acir, provocará turbulencias en la estabilidad de los medios de comunicación en México. Televisa lanzó una fuerte campaña en contra de la Comisión utilizando el caso de la controladora Cintra. Para Televisa es un golpe porque se trata del segundo traspié consecutivo en su intento por fusionar a su área de radio. Acir sufre un durísimo golpe: en el proceso de fusión perdió algunos de sus programas de mayor raiting. La decisión de la Comisión obligará a la administración de Fox a tomar con mayor rapidez y atención a la que han mostrado hasta ahora el tema de los medios.
La decisión de la Comisión Federal de Competencia de rechazar la fusión de Televisa con el grupo Acir, de los hermanos Ibarra, asociados con la empresa Clear Channel, provocará turbulencias en la estabilidad de los medios de comunicación en México. El argumento de la Comisión Federal es que Televisa ya es empresa dominante en el ámbito de la televisión y pasaría a serlo, en el ámbito de la radio, a través de esta fusión que hubiera dejado un grupo de aproximadamente 280 estaciones en todo el país, con absoluta hegemonía en varias plazas.
La decisión ya había trascendido desde días atrás. Al respecto se vivió una capítulo, como muchos otros en la historia reciente del país, inédito. Ante la posibilidad de que la Comisión prohibiera la fusión entre Televisa y Acir, la primera empresa lanzó un fuerte campaña contra la Comisión, una institución autónoma e independiente, presidida por Fernando Sánchez Ugarte, utilizando el caso de la controladora Cintra, donde la Cofeco aceptó la venta por separado de los activos de Mexicana de Aviación y Aeroméxico, argumentando un conflicto de intereses en la comisión por la participación de un hermano de Sánchez Ugarte en una de esas empresas. La comisión contestó el mismo primero de diciembre rechazando lo que calificó como una campaña de difamación en su contra, a través, otro hecho inédito, de una serie de desplegados en los periódicos. Tres días después, la Comisión dio a conocer su resolución que echa para atrás el mayor negocio de los medios de comunicación planteado, hasta ahora, en el país.
No es una decisión sin consecuencias. Para Televisa es un golpe porque se trata del segundo traspié consecutivo en su intento por fusionar a su área de radio, Radiópolis, con algún corporativo de gran magnitud. El primer fracaso fue con el grupo Radio Centro, con el cual Televisa tenía ya un acuerdo pero que no pudo trascender, primero, por las contradicciones que se presentaron internamente en la empresa presidida por los hermanos Aguirre, particularmente en relación con la empresa Monitor que produce los influyentes noticiarios de José Gutiérrez Vivó y que tiene una participación importante en el grupo. El rechazo de la Comisión Federal de Competencia a la fusión con Acir, deja a la poderosa empresa encabezada por Emilio Azcárraga Jean con el desafío de establecer una nueva estrategia para fortalecer el sector que le dio origen y que hoy es el eslabón más débil de su cadena: el área de radio, con todo lo que ello implica no sólo en términos de difusión sino también, mirando hacia el futuro, en la elaboración de contenidos para sus distintas alternativas de internet. Para Acir, es un golpe durísimo: en el proceso de fusión perdió algunos de sus programas de mayor raiting como costo por haber jugado sus cartas a la fusión y ahora se queda, sin unos y sin los otros. Puede ser un golpe muy costoso para la empresa de los hermanos Ibarra, para revertir el cual que tendrán que elaborar una estrategia muy puntual.
La decisión de la Comisión obligará a la administración Fox a tomar con mayor rapidez y atención del que han mostrado hasta ahora el tema de los medios. Porque vendrán reacciones fuertes, desde reacomodos internos en los medios (con posibilidad de próximas fusiones de grupos de radiodifusión para fortalecer sus posibilidades y ser más competitivos en el mercado y la posible compra de otros por algunas empresas del ámbito del espectáculo para ampliar su penetración) hasta un fortalecimiento de las tentaciones no sólo para reglamentar el derecho a la información sino también, como reflejo de lo que algunos considerarán como un momento de debilidad y confusión en los medios, de colocar candados, vía legal, a la libertad de expresión. No deja de ser significativo que la resolución se votó el 23 de noviembre en la Cofeco y fue dada a conocer hasta el 4 de diciembre, o sea después del cambio de administración. El gobierno de Fox heredó, en otras palabras, el problema.
En los propios medios la decisión de la Comisión Federal de Competencia demuestra que existe la voluntad, sea ésta justa o no, de no permitir el fortalecimiento excesivo de ninguno de los participantes en el mercado, lo que llevará, por una parte, a impedir cualquier presencia dominante en el mercado, pero por el otro, necesariamente propicia un agrupamiento de medios para contar con menos corporativos pero más sólidos capaces de afrontar la competencia. Todo ello en un ambiente de cierta división entre los propios medios, particularmente con un enfrentamiento entre buena parte de los medios de los estados, apoyados en este caso por Radio Mil y Radio Fórmula, que buscan evitar cualquier asociación que termine devorándolos.
No es un secreto, por ejemplo, saber que fueron varios radiodifusores los que se opusieron a la fusión Televisa-Acir y la impugnaron ante la Comisión que preside Sánchez Ugarte, incluyendo a antiguos fuertes aliados de Televisa, como el grupo radio Fórmula, que preside don Rogelio Azcárraga, como respuesta, se asegura, al rechazo de la empresa Sky -propiedad de Televisa- a trasmitir por sus frecuencias, los nuevos canales de televisión restringida que pensaba lanzar en las próximas semanas Radio Fórmula.
En todo esto el punto estará en la capacidad de los medios para poder concentrar sus actividades sabiendo que no se podrá establecer grupos dominantes, sobre todo en torno a Televisión Azteca o Televisa, porque ello convertiría casi cualquier sociedad con alguna de las grandes organizaciones radiofónicas en dominantes. Viene, en otras palabras, un periodo nuevo, de intensa concentración y competencia entre los medios electrónicos de comunicación en donde no habrá fusiones de ninguna de las grandes cadenas de televisión con radiodifusores, pero en el cual, entre éstos pueden darse fusiones interesantes. En otras palabras: todo indica que vamos hacia un mercado más competido, más concentrado y más equilibrado en los medios electrónicos.
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Uno de los procesos mercantiles más espectaculares de los últimos años es el que ha planteado la señora Reyes Lujano y su familia contra el desaparecido banco del Atlántico, absorbido por Bital, para demostrar que un pagaré en el que invirtieron en 1988 el equivalente a unos 59 mil pesos, no había sido pagado, resultando ahora que se le debería a los demandantes, nada más y nada menos que 45 mil millones de dólares, una suma muy superior, por cierto, al total de los activos del propio banco. El caso parecía haber sido ya olvidado pero hace algunas semanas el juzgado 35 civil del DF aceptó una prueba pericial que justificaba ese pago y rechazó la que presentaban los representantes de banco del Atlántico. El proceso para avalar esa prueba pericial fue realmente fast track y altamente sospechoso. El 12 de octubre se decidió aceptar dicha prueba. Ese mismo día se presentó el perito designado, Leopoldo Torres Esqueda, apenas dos horas después de la resolución. Eso fue a las 12.50 horas. Quince minutos después, a las 13.05, presentó un escrito legal aceptando el cargo de perito tercero en discordia. Y 35 minutos después, a las 13.40 ya presentó, por escrito, su resolución a favor de la demandante. Su capacidad de trabajo debe ser brutal: en media hora revisó este perito un expediente de 300 hojas, estableció un cálculo que permitió pasar de un adeudo de 59 mil pesos a uno de 45 mil millones de dólares y, además, tuvo tiempo de presentar todo ello por escrito. Ayer, el Tribunal Superior de Justicia, obviamente, anuló esa resolución y ahora, colocados nuevamente en el origen de su disputa, ambas partes tendrán tres días para formular sus alegatos y la juez tendrá quince días hábiles para dictar sentencia, lo que probablemente ocurrirá entonces hasta el próximo año, ya que desde el 18 de diciembre inician las vacaciones judiciales. El caso hay que seguirlo de cerca porque, una vez más, resulta inédito y la distancia entre los demandantes y los demandados, es enorme: va de los 50 mil pesos a los 45 mil millones de dólares: el equivalente a un tercio de la deuda externa de México. Literalmente no habría en el sistema bancario nacional cómo pagar esa cantidad.