Fox ha adelantado que daría a conocer su gabinete en muchas oportunidades desde el 2 de julio: agosto, septiembre, octubre y noviembre, pero esperó hasta los días previos a la toma de posesión para evitar el desgaste de sus designados y también para conocer mejor la propia estructura de gobierno. Es verdad que ciertas áreas parecen estar ya muy decididas: Gobernación, Consejo de Seguridad Nacional y Contraloría.
Me temo que hay varias razones por las cuales Vicente Fox no dio a conocer, como se había anunciado, su futuro gabinete en estos días. Primero para evitar el desgaste de las figuras que lo integrarán; segundo, porque algunas piezas aún no están decididas; tercero, porque aún no cuenta con la aprobación de la reforma a la ley orgánica de la administración pública federal y rompería las formas y las negociaciones el anuncio de designaciones en carteras que, legalmente, aún no existen.El factor tiempo es determinante. Fox ha adelantado que daría a conocer su gabinete en muchas oportunidades desde el 2 de julio: primero, dijo en agosto, luego en septiembre, se sostuvo que sería en octubre y finalmente en noviembre. E hizo lo que tenía que hacer, esperar hasta los días previos a la toma de posesión para evitar el desgaste de sus designados pero también para conocer mejor la propia estructura de gobierno y la circunstancia, el momento en el que tomaría el poder.El desgaste es evidente: más de un miembro del equipo de transición no ha soportado la presión de estar expuesto a la opinión pública durante estos meses de transición de duro terciopelo. Varios de ellos han tenido que recoger banderas y por supuesto que no todos los que comenzaron esta aventura la concluirán con una posición en el gabinete o equivalente a la que aspiraban. Pero también cuenta en esto el sentido de la oportunidad. Hay un desgaste natural en cualquier designación política pero, ¿para qué exponer gratuitamente a quienes sí tendrán una posición en el gabinete cuando aún no tienen los hilos del poder en sus manos?.Un ejemplo de ello es el debate interno que se dio en el equipo de Fox respecto a la presentación del gabinete económico. Algunos proponían que se adelantara su designación para estos días para ver cómo eran tomados los nombramientos en los mercados financieros internacionales. Otros, con mayor sensatez, decían que eso era inútil, que una vez nombrados, independientemente de cuál fuera la reacción de los mercados, no podrían ser removidos o confirmados. Pero, además, los mercados en estos días tienen la mira puesta en la elección estadunidense y la incertidumbre sobre quién será el futuro presidente de ese país. Y la incertidumbre siempre es mala para los mercados. ¿Para qué adelantar, entonces, nombres a los que los mercados no le prestarán atención?. En caso de haber sorpresas en esas designaciones ¿para qué quemarlas antes de tiempo y hacerles perder esa condición?. En todo caso, en las reuniones que mantuvo con Alan Greenspan, Fox pudo haber medido, en privado, la recepción que tendrán sus nombramientos en donde se define, en buena medida, la economía mundial, que es en la Reserva Federal estadunidense.Algo similar está ocurriendo con el tema del secretario de la Defensa, el de Marina y la PGR. Ya con anterioridad habíamos adelantado que no habría titular de las dos primeras carteras hasta horas antes de la toma de posesión del nuevo presidente. Sencillamente, sería un problema que existieran mandos paralelos en instituciones por definición verticales como son el Ejército y la Marina. Pero, además, se debe superar el trámite del 20 de noviembre, de los movimientos internos, ascensos y pases a retiro de las fuerzas armadas, para tener un panorama claro sobre el cual decidir y presentar los nuevos mandos militares.En este caso con un agravante. Es evidente que el general Rafael Macedo de la Concha tendrá un lugar en el gabinete de Fox y se insiste en que estará en la PGR. Por lo pronto, en la larga reunión, esa sí estrictamente privada, que tuvo el viernes el presidente electo en la secretaría de la Defensa, y en la que estuvo acompañado por el general secretario Enrique Cervantes, por el procurador Jorge Madrazo, el fiscal Mariano Herrán y los generales Gaytán y Oliver Cen (responsables de las áreas de intercepción y erradicación de drogas), Fox llevó como parte suya y enlace tanto con la procuraduría, la fiscalía antidrogas y el mando militar al actual procurador militar, el general Macedo de la Concha. Sin duda, éste tendrá una posición clave, ya sea como se ha dicho en la propia PGR o en la fiscalía antidrogas, que seguirá dependiendo de la primera. Por eso, la designación en la PGR tampoco hubiera podido hacerse hasta que se dieran los movimientos del 20 de noviembre en las fuerzas armadas.Es verdad que ciertas áreas parecen estar ya muy decididas: Santiago Creel en una secretaría de Gobernación que logró que no fuera desmantelada, Adolfo Aguilar Zínser en el nuevo Consejo de Seguridad Nacional (que fue una propuesta del propio Aguilar Zínser), o Francisco Barrio en la Contraloría, así como nombres que habría que precisar aún dónde y como quedarán pero que sin duda ahí estarán, como Pedro Cerisola, Martha Sahagún, Rodolfo Elizondo, Eduardo Sojo, Luis Derbez o Jorge Castañeda, entre otros.Sin embargo, hay indefiniciones. Lo que sucede es que Vicente Fox está descubriendo, día con día, una realidad que no es exactamente la que suponía encontraría cuando ganó las elecciones. En la misma medida en que va conociendo, para bien o para mal, cómo están las cosas, cómo han quedado los equilibrios internos y externos, necesariamente debe reconsiderar movimientos. Es evidente que en ciertas áreas prevalecen dudas sobre cómo alinear las fichas. Pero además, porque para lograr los equilibrios que desea, Fox quisiera tener a su lado, además de a su gente, a más panistas, a los que necesita para gobernar, y hasta ahora tiene pocos; quisiera tener más mujeres en el gabinete y salvo el caso de Martha, ninguna otra parece tener una posición definida; de la mano con ello quisiera tener alguna presencia de los otros partidos, del PRI y del PRD. De los primeros, será difícil que cuente con ellos, salvo que se entienda por priístas a hombres y mujeres de un perfil mucho más tecnocrático que partidario, como podrían ser los casos de Luis Téllez o de Carlos Jarque. En el caso del PRD será más complejo aún, porque el cardenismo ha puesto tantas condiciones para la incorporación de alguno de sus miembros al gabinete (hubo propuestas formales por lo menos para Rosario Robles y Amalia García, también se dice que para Alejandro Encinas) que en los hechos implicaría casi un compromiso de cogobierno que Fox, en estas circunstancias, ni puede ni debe asumir. De las listas de mujeres que se le presentaron, ha trascendido en los últimos días que una opción podría ser la ex candidata presidencial del PT, Cecilia Soto, pero nada parece estar definido en ese ámbito. Con todo, parece ser difícil que logre Fox tener confirmadas tres mujeres al frente de tres secretarías como se había propuesto.Finalmente, queda el punto de la aprobación de la ley orgánica. Existe buena disposición de los partidos para apoyar la reforma. Sin embargo persisten diferencias, sobre todo respecto a la secretaría de seguridad pública, que el PRD no ve con buenos ojos o a los candados que se quieren colocar a ciertas áreas de información y seguridad o incluso al cambio de nombre de ciertas dependencias. Lo cierto es que, por lo menos, hasta el 22 no habrá ningún tipo de humo blanco y me atrevería a decir que apenas será hasta el 27 de noviembre cuando en realidad comiencen a estar verdaderamente perfilados los nombres de quienes acompañarán a Fox en su aventura presidencial.