La derrota del 2 de julio obliga al PRI a redescubrirse y transformarse en un verdadero partido político si quiere subsistir. Para muchos en el tricolor Madrazo era visto como la única alternativa para recuperar un liderazgo fuerte. Madrazo en estos días ha visto vulnerados los tres paradigmas que sustentaban su candidatura: primero, el que fuera el hombre que puede unificar al partido, segundo, la convicción de muchos priístas de que garantizaría un regreso a la senda del triunfo electoral y tercero, la legitimidad.