Luis Enrique Derbez, declaró que el proyecto de presupuesto que esperan presentar al Congreso de la Unión, contempla no establecer topes salariales para la negociaciones contractuales. Han comenzado a darse varios movimientos sindicales significativos como el de la Volkswagen de Puebla, el de los controladores aéreos que están a punto de emplazar a huelga y acaba de pasar el de los sobrecargos aún no solucionado plenamente. El problema que se presenta en VW es que las armadoras internacionales de automóviles asentadas en México han recibido en los últimos meses incrementos mayores a los tope oficioso. Alguien tiene que hacer comprender a los obispos y cardenales de la iglesia católica, que no pueden estar opinando un día sí y el otro también sobre temas que desconocen absolutamente, un error tras otro, lo que deslegitima a su institución.
La semana pasada uno de los responsables del equipo de transición económica del presidente electo Vicente Fox, el ex funcionario del Banco Mundial, Luis Enrique Derbéz, declaró que el proyecto de presupuesto que esperan presentar a fines de octubre próximo al Congreso de la Unión, contempla, entre otras innovaciones, no establecer topes salariales para las negociaciones contractuales.
Lo cierto es que, inmediatamente después, comenzaron varios movimientos sindicales significativos de los cuales el más importante es la huelga desatada en Volkswagen, en la planta de Puebla. Ayer la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje declaró inexistente el movimiento parista y obligó a que los trabajadores regresaran ayer mismo a laborar en el tercer turno de las once de la noche. Los elementos para ello se basaron en diversos errores que cometió el sindicato a la hora de lanzar el paro. La huelga ha sido declarada inexistente, los trabajadores han regresado a trabajar, las negociaciones empresa-sindicato continúan, pero el conflicto está lejos de haberse solucionado.
En realidad, conflictos como el de Volkswagen podrían reiterarse en el futuro sobre todo si explícitamente se establece que no habrá topes en las negociaciones salariales. Por ejemplo, en los últimos siete meses el incremento salarial directo promedio fue de 12.8 por ciento en las 3 mil 721 revisiones salariales realizadas, evidentemente el tope oscila en ese doce por ciento que es el que la empresa ofrece a los trabajadores de la armadora alemana. También coincide el incremento en las prestaciones que en promedio fueron de 2.5 por ciento en el bono de productividad, 0.9 por ciento en prestaciones y otros incrementos menores. Como se recordará VW ofrece al sindicato un 2 por ciento adicional en prestaciones. Una vez más, aunque no existe un tope oficial, el incremento se ubica en el marco del tope salarial oficioso.
El problema que se le presenta a VW es que las otras armadoras internacionales de automóviles asentadas en México han recibido en los últimos meses incrementos mayores a los de ese tope oficioso. Por ejemplo, los trabajadores de Ford-Hermosillo, recibieron un incremento de 13 por ciento directo y de 5 por ciento en productividad más otro 3 por ciento en prestaciones, en total un 21 por ciento. La empresa de camiones DINA incrementó en total los salarios en 17 por ciento; la Nissan-Morelos lo hizo en 22 por ciento al igual que su planta de estado de México; la General Motors aceptó un aumento de 19 por ciento en Toluca y de 20 por ciento en Ramos Arizpe, Coahuila. Si bien la exigencia del sindicato de VW es exagerada (reclama un 35 por ciento más 7 por ciento en prestaciones), todo indica que el ofrecimiento de la empresa se quedó atrás.
No es un caso aislado. Ahí está el de los controladores aéreos que están a punto de emplazar a huelga, acaba de pasar el de los sobrecargos, aún no plenamente solucionado y varios más que están en línea. Hasta ahora, a pesar de todos sus pesares, los sistemas de control y de negociación, vía la STy PS, siguen funcionando y los casos que se han ido a huelga son realmente menores. Pero no se debe olvidar que en este sector, como en muchos otros se aproxima una crisis de control y representatividad que se catalizará apenas Vicente Fox asuma la presidencia de la república. La mejor demostración de esa crisis de controles en el ámbito laboral lo puso el propio líder de la CTM que se presentó, hace unos días, ante el presidente electo Fox a ofrecerle su renuncia a la secretaría general de la CTM (y uno, iluso, suponía que los dirigentes de la CTM se debían a sus afiliados).
Lo cierto es que los controles actuales en buena medida desaparecerán y desde el ámbito gubernamental, al anunciar que ya no se contemplarán topes a los aumentos salariales, se impulsará esa crisis. Algunos movimientos como la Unión Nacional de Trabajadores (que es precisamente la que nuclea entre otros a los telefonistas, al sindicato de VW y al de sobrecargos) son los que están intentando aprovechar esa coyuntura para desplazar a la CTM y, en ese sentido, tienen en su favor que Fox les dio la misma representatividad, cuando recibió a sus dirigentes casi al mismo tiempo e incluso con mayor simpatía que a los cetemistas.
En un sentido eso es bueno, porque podría permitir que los salarios que llevan varios años rezagados respecto a los precios, podrían recuperarse. Ahora bien, los economistas oficiales (y en ese sentido tanto los del gobierno actual como los de la administración entrante piensan igual) están comenzando a preocuparse porque si la tendencia de incrementos salariales se dispara respecto a los índices de inflación, comenzarán a considerar que la economía se sobrecalentará y ello obligará frenar el crecimiento económico para no enfrentarse a los cuellos de botella estructurales que podrían hacer devenir ese crecimiento en inflación.
Es, insistimos, un tema especialmente delicado porque involucra la justicia social, las justas expectativas de los trabajadores, las posibilidades de crecimiento económico y la capacidad del nuevo Estado de tener interlocución y control sobre muchas organizaciones sociales que han nacido, crecido, se han desarrollado y deformado horriblemente a través de un corporativismo que está condenado a desaparecer.
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Alguien tiene que hacerle comprender a los obispos y cardenales, a los hombres de peso en la Iglesia católica, que, según dicen, el pecado que el Diablo prefiere es la vanidad y que por ello mismo no pueden estar opinando un día sí y el otro también sobre cuanto tema se les cruce en el camino, cometiendo con ello y con temas que desconocen absolutamente, un error tras otro, deslegitimándose (y más importante que eso, deslegitimando a su institución) ante la sociedad. Primero fue el arzobispo de Guadalajara, Juan Sandoval Iñiguez que responsabilizó a las mujeres que son violadas por ser “indecentes”. El obispo de Cuernavaca, Luis Reynoso, el domingo estaba inspirado y, además de considerar que Rosario Robles, entre otras cosas, era una “asesina” por haber propuesto una reforma al código penal, refrendó la tesis de Sandoval respecto a la responsabilidad de las mujeres en la violación y revolucionando todos los conocimientos de técnica sexual y reproductiva recomendó a las mujeres que sufrieran una violación que se hicieran una lavado vaginal o que, incluso, tomaran “sólo durante unos días” anticonceptivos para evitar quedar embarazadas. Ayer supimos que la familia de Paulina, aquella niña de 14 años que fue violada por un heroinómano en Tijuana, quedó embarazada, logró una autorización judicial para practicarse un aborto lo que le fue impedido por las autoridades de Baja California, va a demandar al obispo de Mexicali, Isidro Guerrero Macías porque este hombre terminó responsabilizando a Paulina de su drama y trató de deslegitimarla en su homilía dominical diciendo que en realidad no se llama así y que una tía se hace pasar por su madre, como si eso cambiara el hecho de que una niña fue violada, embarazada y no se le autorizó practicarse un legrado al cual, se esté o no de acuerdo con él, tenía derecho legal. Ayer también, otro obispo, esta vez el de Texcoco, Carlos Aguiar reconoció que Guadalupe Buendía La Loba de Chimalhuacán es una “ferviente católica”, que mantiene una estrecha relación con la iglesia local y sostuvo que su detención “no va a solucionar el problema” que vive ese municipio. Y el siempre moderado obispo de San Cristóbal, fue engañado por la gente de la diócesis que divulgó un enfrentamiento en Ocosingo con 4 muertos y 37 heridos que quedó, finalmente, sólo en cuatro heridos a machetazos por un añejo conflicto agrario en una comunidad. Todo en un solo día.