16-06-2016 La aparición de Margarita Zavala anunciando que sí buscará la candidatura presidencial para el 2018, no hace más que recordarnos que la carrera electoral ya comenzó. Nadie lo sabe mejor que López Obrador que construyó la de Morena como un adelanto de su tercera campaña presidencial: toda la publicidad fue para Andrés Manuel, al grado que se publicitó por todo el país que, simplemente, “AMLO es Morena”. No sé si le alcanzará, pero por lo pronto es el único que ya dejó bien cimentada su campaña presidencial futura.
Hace bien Margarita anunciando que buscará la candidatura presidencial en lugar de apostar por la presidencia partidaria, en la que Ricardo Anaya tiene mayores posibilidades. En el actual contexto, con un partido controlado en sus estructuras por un debilitado Gustavo Madero (que ayer mismo reconoció que ya no buscará la candidatura presidencial), con Rafael Moreno Valle, que también quiere ser candidato, con peso muy importante tanto en la bancada como en el partido, Margarita hubiera tenido pocas oportunidades de alcanzar la presidencia partidaria.
En cambio, con el esquema que anunció el domingo puede comenzar a construir una candidatura junto al partido pero también con un amplio margen de operación con ciudadanos y grupos. Casos como el de Jaime Rodríguez o de Enrique Alfaro (y lo mismo se podría aplicar para Francisco Domínguez o Claudia Pavlovich) están demostrando que se puede operar dentro o fuera de los partidos pero lo importante es ser parte de movimientos que atraigan en torno a una candidatura, a una persona, a muchos que no apuestan, ni desean apostar, por los partidos.
En ese sentido, tiene razón Madero cuando dice que el PAN ya no puede ir solo a las elecciones, aunque en esta ocasión creo que era importante para ese partido ir solo para saber cuál es su piso. Pero lo que olvida es que ese “no ir solo”, implica políticas de alianzas partidarias pero también acercamiento con grupos sociales y ciudadanos que en muchos casos el blanquiazul ha abandonado.
La mejor demostración de ese error es otra declaración de Madero, que dijo que “les salió caro” firmar el Pacto por México y que eso fue lo que les cobró la ciudadanía. No es verdad. En el electorado panista ello podría incluso haber sido positivo, lo que le cobraron a la dirigencia del PAN fue la tendencia a la ruptura y a la descalificación de sus propios gobiernos; le cobraron los moches, las escenas sin pudor ni liviandad de las fiestas de sus legisladores, con Montana incluída; el agandalle en las candidaturas plurinominales. Y le cobraron una muy mala estrategia electoral, donde precisamente el PAN tendría que haber explotado el único capítulo del Pacto que no apoyó y que fue lo que más le costó al PRI: la reforma fiscal.
Más allá de lo que se piense de esa reforma, el hecho es que la oposición a la misma (el PAN fue el único partido que votó en contra) era el eje sobre el cual podría haber construido todo el andamiaje de su campaña, en lugar de estar investigando qué relojes usaba el priista César Camacho. No es un tema menor: la oposición a la reforma fiscal (y el enfrentamiento con Rodrigo Medina) ha sido, por ejemplo, lo que galvanizó la alianza empresarial y mediática que terminó llevando a Jaime Rodríguez, El Bronco, a la gubernatura de Nuevo León. Y una vez probado ese modelo en una elección estatal podría replicarse nacionalmente.
Apenas la semana pasada decíamos que hoy y de cara al futuro el PAN tiene sólo dos opciones: Margarita Zavala y Moreno Valle. Tiene varios cuadros bien formados, con experiencia de gobierno y legislativa (Roberto Gil, Javier Lozano, Salvador Vega, entre otros), y jóvenes, como el propio Ricardo Anaya que tienen talento y proyección. Nuevos gobernadores como Francisco Domínguez y Carlos Mendoza, que deberán ocupar espacios no sólo locales sino también nacionales. Tiene a Josefina Vázquez Mota que sigue siendo una mujer respetada en el ámbito político y un ex presidente, Felipe Calderón, cuyos bonos e influencia han crecido y mucho en los últimos meses. Pero a la hora de buscar un candidato presidencial sólo tiene a Margarita Zavala y a Moreno Valle: los dos quieren lo mismo aunque apuestan a formas diferentes para lograrlo.
Margarita avanzará desde el llano (que no lo es tanto cuando se ha vivido seis años en Los Pinos), mientras que Rafael, al que le queda aún un año como gobernador seguirá consolidando estructuras, alianzas, posiciones institucionales, sumando gente a sus equipos. Y creciendo con dos competidores-aliados, como Madero y Padrés, que ya no figuran en el cartel.
Andrade con Mancera
Buena incorporación ha hecho Miguel Mancera al designar al periodista Julián Andrade como su nuevo director de comunicación social, un área que estaba muy descuidada en el gobierno capitalino. Julián es un hombre que le aportará al equipo del jefe de gobierno talento y pericia.