Punto débil de Fox
Columna JFM

Punto débil de Fox

Vicente Fox está a punto de enfrentarse con el que es, muy probablemente , su mayor desafío, el sistema de administración y procuración de justicia. Fox ha propuesto una reforma profunda para la justicia, se trata, en los hechos, de acercar nuestro sistema al estadunidense aunque en realidad el verdadero modelo es el que adoptó la España pos franquista. Otra idea es fusionar la fiscalía de la lucha contra el narcotráfico y la unidad de lucha contra el crimen organizado en una fiscalía general.

“Lo nuestro duró, cantaría Joaquín Sabina, los que duran dos peces de hielo en un whisky on the rocks”. Y es que las primaveras democráticas duran demasiado poco. Vicente Fox está a punto de enfrentarse con el que es, muy probablemente, su mayor desafío desde el 2 de julio. Y ese desafío no proviene ni de sus adversarios en los partidos políticos ni de los grupos parlamentarios perredistas o priístas .

El desafío está en el terreno en el que presumiblemente podrá enfrentar mayores problemas la próxima administración: el sistema de administración y procuración de justicia. No sólo porque se trata, sin duda, del área que genera mayores demandas sociales, sino también porque es donde, aparentemente, menos preparado parece estar el presidente electo: simplemente Fox nunca antes se ha tenido que enfrentar a problemas graves de seguridad pública y menos aún de crimen organizado y en ese campo el camino al infierno puede estar empedrado de buenas intenciones.

En este campo, Fox, ha propuesto una reforma profunda para la justicia. Como adelantamos hace varios días, la misma estaría basada en la creación de una secretaría de seguridad y auxiliar de la justicia donde se concentrarían todas las policías de carácter federal (incluyendo la PFP y la PJF), el traslado del poder judicial al federal de la coordinación de los defensores de oficio, la transformación de la procuraduría general de la república en una fiscalía general y el traslado al poder judicial de los tribunales agrario, laboral y administrativo. Se trata, en los hechos, de acercar nuestro sistema de administración y procuración de justicia, según algunos, al sistema estadunidense, aunque en realidad, el verdadero modelo es el que adoptó la España post franquista.

Es más, si bien ha sido Fox quien ha presentado formalmente esta propuesta, la misma viene siendo cabildeada desde hace meses por el actual procurador, Jorge Madrazo Cuéllar ante el poder judicial, que la había recibido con la misma animadversión con que ahora recibe la presentada por Fox. En realidad y salvo que los jueces y los hombres y mujeres del poder judicial demuestren lo contrario, esa propuesta parece ser bastante adecuada para mejorar el actual sistema de justicia que se encuentra muy lejos de ser eficiente.

Pero nada indica que la propuesta de Fox vaya a tener el visto bueno de la Corte. Fox se equivocó cuando calificó a los integrantes de la Suprema Corte como “viejitos de más de 70 años”. Lo cierto es que se trata de un poder con tanta autonomía como el Ejecutivo o el Legislativo, además de que, como le recordó al presidente electo el presidente de la SCJN, David Genaro Góngora Pimentel (un hombre discreto pero, sin duda, y ya lo podrá comprobar Fox cuando lo trate más y mejor, con genio y talento), apenas tiene cuatro años más que el propio mandatario electo. Pero la Corte se equivoca al descarta, a priori, la reforma.

Fox tendrá que convencer a los ministros de la Corte de su proyecto y tendrá que fortalecerse en el Legislativo para sacar adelante su iniciativa. Por lo pronto, ayer, Góngora Pimentel clausuró el periodo de sesiones de la Corte y habló de la democracia, de las elecciones, de la independencia y el respeto entre los poderes pero no pronunció ni una palabra sobre la iniciativa que el día anterior le había entregado Fox. Ello implica, entre otras cosas que no habrá posición oficial del poder judicial sobre el tema, por lo menos hasta mitad de septiembre próximo, lo que puede retrasar a la nueva administración en la búsqueda de un nuevo esquema para la seguridad pública que quiere echar a andar desde el mismo primero de diciembre.

La propuesta de Fox, debemos insistir en el punto, parece ser la correcta, pero también es incompleta. Le faltan por definir muchos puntos. En primer lugar, no queda claro cómo van a funcionar las distintas policías fusionadas en la nueva secretaría, incluyendo un aspecto que no es menor: la policía judicial federal se está depurando pero aún falta mucho por hacer, mientras que la PFP parece ser, entre las fuerzas policiales de nueva creación, la más moderna (en el mejor sentido de la palabra) y la más eficiente. Quizás, como dice Fox, hay que sacarla del ámbito de la secretaría de Gobernación para que no tenga una contaminación política ¿pero está seguro de que fusionarla con la Judicial Federal es lo correcto? ¿no terminarán contaminándose ambas fuerzas?.

Un aspecto también sin resolver es el de las unidades especiales: existe una fiscalía de lucha contra el narcotráfico y una unidad de lucha contra el crimen organizado que han demostrado su eficiencia. Hasta ahora, si no se especifica lo contrario, la idea es fusionar esas agencias especializadas en la fiscalía general. Y eso sería también un error. Lo lógico, lo correcto, sería establecer una fiscalía especializada contra el crimen organizado, con fuerzas policiales propias, para combatir el tráfico de drogas y otras expresiones del crimen organizado. En todo el mundo se utilizan agencias especializadas que, en nuestro caso, podrían depender de la fiscalía general pero que tendrían que tener una alto grado de autonomía. Sobre el particular, en la propuesta de la próxima administración no hay detalle alguno.

Por otra parte, además de las buenas intenciones y la voluntad hay que definir quiénes serán los hombres y mujeres que están en condiciones de realmente hacerse cargo de esas responsabilidades. Y para eso no es suficiente con la honestidad. Por ejemplo, los panistas Antonio Lozano Gracia y Francisco Molina, que ya tuvieron la procuraduría y la fiscalía antidrogas al inicio de este sexenio, son hombres honestos, pero sus resultados en esas responsabilidades no fueron precisamente las mejores. Ahora Fox parece estar recurriendo sobre todo al ex procurador de Chihuahua para avanzar en estos temas y habrá que preguntarse si regresar al pasado es, en este tipo de temas, lo más recomendable. Porque en estos temas ha habido avances, aunque sean insuficientes y en muchos casos pasen desapercibidos ante la magnitud del desafío. E independientemente de los nombres y los hombres, en ciertos proyectos estratégicos se debería garantizar, por lo menos, la continuidad de lo que sí ha funcionado.

Por lo pronto, para tomar decisiones en estos capítulos, los relacionados con el narcotráfico y el crimen organizado, no es descabellado pensar que Fox esperará a dar tres pasos: primero, tomar contacto con los actuales mandos de esas agencias especializadas para conocer, en realidad, cuál es la situación; segundo, definir cómo quedará la secretaría de la Defensa, que es donde se concentra buena parte de la información y la operación sobre estos temas; tercero, visitar Estados Unidos y hablar de verdad (hasta ahora no lo ha hecho) con las autoridades de ese país. Tomar decisiones en estos capítulos sin estas bases sería un grave error.

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Hoy, por primera vez y en forma un poco apresurada, el priísmo elegirá en forma democrática a sus coordinadores legislativos para el senado y la cámara de diputados. Serán dos de las posiciones de poder más importantes de un PRI que, a pesar de todos sus pesares, cuenta aún con 210 diputados y unos 60 senadores. La designación en la cámara baja del coordinador o coordinadora (una de las principales aspirantes a esa posición es Beatriz Paredes) está lejos de encontrarse definida. En el senador participarán Genaro Borrego Estrada, que ganó en la perredista Zacatecas con un elevado (el mayor de todo el país para el PRI) índice de votación, Enrique Jackson y Manuel Bartlett que arribaron a esa posición por la vía plurinominal. En los hechos, si el PRI desea mirar hacia delante y no hacia atrás, si busca hacer algo nuevo y distinto desde el legislativo, la opción debería, tendría que ser, Borrego Estrada.

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