Más allá de los cuates y las cuotas
Columna JFM

Más allá de los cuates y las cuotas

15-10-2015 No creo que, como muchos temen, la elección de los nuevos ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación se vaya a partidizar. No se va a partidizar porque la elección ya está, de por sí, partidizada, desde el momento en el que son los partidos los que designan a los ministros en el senado con base en la terna enviada por el Presidente de la República. El mecanismo de selección, como todos los que pasan por el Congreso, implica acuerdos de partidos para sacar adelante las propuestas.

El tema no es la partidización de los nombramientos sino la forma en que la misma se imprime, hay que cuidar, sostenía don Jesús Reyes Heroles, la forma y el fondo de la elección. El presidente Peña, como ha dicho, se apegará a la Constitución para enviar las propuestas de los ministros que reemplazarán a Olga Sánchez Cordero y a Juan Silva Meza (que fueron elegidos en su momento por un mecanismo similar al actual) y veo difícil que haga una apuesta muy alta que lo lleve a un conflicto político innecesario o que lo obligue a enviar otra terna al Congreso si las primeras son rechazadas (con un punto adicional que se suele obviar: si no salen los dos ministros de esa dos nuevas ternas, el Presidente podrá elegir de entre sus integrantes, sin pasar por el Congreso, a los nuevos ministros).

Mucho se ha hablado de Raúl Cervantes, que tiene mucho más apoyo en el Senado de lo que algunos suponen, y de Germán Martínez, como una forma de garantizar el apoyo recíproco del PRI y del PAN a esos nombramientos. Es una posibilidad, pero también es un esquema que se pensó en un momento distinto, hace más de un año, en la vida política del país. Los dos, Raúl y Germán, son abogados talentosos y con capacidad para ocupar esas responsabilidades, más allá de las labores partidarias que asumieron, ambos, en su circunstancia. Pero no creo que sea el momento para proponerlos. Es verdad que existe una coyuntura específica que permite un movimiento que involucre a ambos partidos y les posibilite posicionar sus respectivos intereses, pero el costo político global puede ser mucho mayor a los beneficios.

Decíamos en este mismo espacio, hace una semana, que “siguiendo la lógica que priva en este tipo de decisiones, habría que imaginarse que una de las ternas será sólo de mujeres: en la Suprema Corte de Justicia, con la salida de Olga Sánchezquedaría sólo una ministra, Margarita Luna, y no creo que el presidente PeñaNieto opte por reducir aun más la cuota de género en el principal tribunal del país. Una mujer tendrá que reemplazar a Sánchez Cordero, pero resulta inimaginable que su origen sea partidario”.

Agregábamos que “siguiendo esa lógica, y asumiendo que el ministro Silva Mezaes un hombre que llegó a la Corte desde el propio Poder Judicial, se antoja que su reemplazo tendrá que tener ese mismo origen. Puede ser que, en ese caso —o en el de Sánchez Cordero—, se pretenda incluir algún tipo de cambio, propiciar nuevos equilibrios internos en la Corte, pero no creo que haya condiciones, hoy en día, para movimientos muy radicales en ese sentido. Muy posiblemente, la otra terna estará integrada por personajes con carrera judicial (o académica), precisamente, para mantener ese equilibrio y lograr consensos”.

No veo razón alguna para modificar ese razonamiento. Se ha dicho que en la designación de Eduardo Medina Mora se actuó bajo criterios diferentes, pero en realidad no fue así: Medina Mora no era una posición partidaria, comenzando por su carrera, desarrollada en administraciones panistas y priista, sin que fuera militante de ninguno de esos partidos, y pasando por áreas tan sensibles como el Cisen, la secretaría de seguridad pública y la PGR, con seis años de funciones diplomáticas en Londres (con Felipe Calderón) y en Washington (con Peña Nieto), sin trabajar para ninguno de los partidos en el poder. Y reemplazó a Sergio Valls, un muy buen magistrado que tenía amplia experiencia judicial y en la Procuraduría, pero también en instituciones como el IMSS y el Infonavit, además de haber sido diputado federal por el PRI. La llegada de Medina Mora no rompió sino que mantuvo los equilibrios internos en la Suprema Corte. No veo razón alguna para que ahora, por lo menos desde esa óptica de los orígenes y cuotas de género, se intente romper ese equilibrio.

Si me preguntaran, que no es el caso, quiénes podrían ocupar esas posiciones, aventuraría dos nombres, dos perfiles que en lo personal creo que son los más adecuados: la académica Ana Laura Magaloni y el actual presidente del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, Constancio Carrasco Daza. Pero, se lo aseguro, nadie me ha preguntado.

UNA FECHA PARA EL PAPA

Tómelo sólo como un rumor, pero dicen que la fecha de la visita del papaFrancisco sería en la segunda mitad de febrero, para ser más precisos el 17 de febrero próximo. Por supuesto nada está, aún, confirmado.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *