Hoy es el último día que la ley electoral permite divulgar encuestas sobre las preferencias electorales de cara a los comicios del próximo 2 de julio y éstas siguen mostrando lo cerrada que será la confrontación entre Francisco Labastida y Vicente Fox.
Hoy es el último día que la ley electoral permite divulgar encuestas sobre las preferencias electorales de cara a los comicios del próximo 2 de julio y éstas siguen mostrando lo cerrada que será la confrontación entre Francisco Labastida y Vicente Fox.
En las encuestas ha habido de todo: desde las serias y documentadas, con una metodología coherente y profesional, hasta las realizadas por encargo, o las divulgadas por algún partido y que fueron, simplemente, un ejercicio propagandístico sin ninguna credibilidad. Desgraciadamente, con ello se le ha restado credibilidad a estos instrumentos y a estas empresas en general y se retrocedió, en este ámbito, mucho de lo que se había avanzado en los últimos años.
Con todo, si se toma la mayoría de las encuestas serias y se cruzan los resultados, estos coinciden, incluyendo las que mostraron variaciones en las últimas semanas. Los números, por ejemplo, de las encuestas de Reuters, de reforma y la que hoy da a conocer Milenio realizada por la empresa Ac Nielsen, dan prácticamente el mismo resultado: 42 por ciento para Francisco Labastida, 39 por ciento para Vicente Fox, 16 por ciento para Cuauhtémoc Cárdenas y 2 por ciento para Gilberto Rincón Gallardo. Quizás la única duda en este sentido se da en la encuestas de Reuters, que da un 38 por ciento de indecisos, una cifra muy alejada de la realidad y de todos los otros estudios, salvo que en esa categoría se coloque no sólo a los que aún no han decidido su voto, que a esta altura no son más de un 6 u 8 por ciento, sino también a todo el bloque abstencionista, e incluso así, para muchos sería un porcentaje muy alto. Las encuestas privadas realizadas en ámbitos gubernamentales y empresariales también coinciden en estos resultados.
Para muchos, tres puntos de distancia en una elección presidencial puede ser una diferencia excesivamente pequeña: lo puede ser en términos de porcentaje, sin embargo en votos estamos hablando de aproximadamente entre un millón y medio y dos millones de electores de diferencia, de acuerdo al grado de participación que haya el 2 de julio.
La única encuesta importante que ha roto este esquema es la que dio a conocer a través del Dallas Morning News, la empresa Demotecnia, que dirige María de las Heras, aplicando un modelo diferente al tradicional, que ha trabajado durante los últimos diez años y que se basa no en los porcentajes hipotéticos de votación sino en el número de votos que tendría cada candidato, un modelo que la propia De las Heras denomina de Inercia y Circunstancia. Y los resultados son controvertidos porque estima que Vicente Fox obtendrá 15 millones de votos, mientras que Labastida obtendría menos de 12 y Cárdenas poco más de seis millones. La muestra, como decíamos es seria: hubo dos mil 54 entrevistas en 165 localidades del país, con entrevistas domiciliarias, y aplicando numerosos filtros para precisar lo más posible el rango de votación y el modelo ya había sido aplicado durante diez años en forma ininterrumpida.
Hay varios puntos que han generado controversia y que difieren de otros resultados. En primer lugar, la participación electoral que estima María: un 60 por ciento aproximadamente, contra el 78 por ciento, por ejemplo, de 1994. La reducción se daría en su estudio, por el desencanto de muchos electores y por los problemas que presenta el padrón en término de las bajas de las personas que han fallecido o que han abandonado el país y que siguen en las listas nominales. En 1994, dice María, el padrón era literalmente nuevo y esos problemas eran mucho menores.
En término de votos, el estudio estima que el PRI obtendrá 11 millones 400 mil votos aproximadamente, casi el mismo porcentaje que logró en 1997. De ellos, 7 millones 300 mil serían los llamados votos iniciales o duros, y poco más de cuatro millones serían votos circunstanciales a favor de Labastida. Para Fox estima poco más de once millones 200 mil votos duros, inerciales, para Fox y cinco millones los considera como circunstanciales. En otras palabras si se diera el mejor escenario para Labastida y el peor para Fox, la diferencia a favor del primero sería apenas de 200 mil votos.
Son interesantes en este estudio dos puntos: primero, que los rangos de votación que muestra para Fox coinciden (si se cruza la información) con lo de los otros estudios serios analizados: Fox tendría unos 15 millones de votos. Coincide también este estudio con el voto posible de Cárdenas, estimado en un 16 por ciento e incluso coincide con las demás encuestas en que Democracia Social obtendrá poco más de un 2 por ciento, mientras que Manuel Camacho quedará muy por debajo de ese rango.
Pero la diferencia notable entre todas las otras encuestas y la de De las Heras está en cómo estima los votos de Labastida: en la lógica de los demás estudios, el sinaloense estaría en aproximadamente 17 millones de votos (los mismos que obtuvo en 1994 Ernesto Zedillo). La diferencia está en la estimación de la participación: María considera que la mitad del voto duro que tenía el PRI en 1994, se ha alejado de ese partido, no dirigiéndose hacia la oposición sino hacia el abstencionismo: de ahí la caída de la votación priísta y el aumento del abstencionismo. En este sentido, podría haber, lo reconoce la propia De las Heras, diferencias en el comportamiento electoral que obligarían a modificaciones en su propio modelo y que podrían reorientar el resultado. Por ejemplo, en el pasado, cuando la gente respondía que "el voto era secreto", ello implicaba en una enorme mayoría de los casos, que se trataba de votos que irían a la oposición; ahora, cuestiones del voto vergonzante, la mayoría de ellos son votos que, finalmente se inclinarán por el PRI.
Lo cierto es que los resultados serán cerrados y que nadie puede presumir de tener amarrada la elección, aunque todo indica, salvo que De las Heras tenga razón, que los números de Labastida y Fox han llegado a un punto de equilibrio que le daría, hoy, una pequeña ventaja al sinaloense. Con todo, la hora buena, será la del domingo 2.
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Estuvo Cuauhtémoc Cárdenas en la UNAM y su mitin fue un éxito. La explanada universitaria llena: unos veinte mil universitarios que aislaron a los centenares de miembros del CGH que actuaron como provocadores en el encuentro y que terminado éste se enzarzaron en diversos enfrentamientos que dejaron un saldo de 15 heridos. Sigo pensando que ésta fue una apuesta demasiado alta, que le dará hoy, a Cárdenas, sin duda, la primera plana de los periódicos a cambio de lo cual arriesgó mucho. Sin embargo, ayer tuve oportunidad de entrevistar a Cárdenas y el candidato de la Alianza por México, decía algo que comparto plenamente: decía que no sabía si este acto redundaría en votos en su favor, pero que lo importante era recuperar a la UNAM como un espacio cívico, abierto a la política y que su participación debía ser entendida como una contribución en este sentido. Y tiene toda la razón: la UNAM no debe ser rehén de ninguna fuerza política, pero debe estar abierta a todas las ideas políticas. Resulta lamentable que los mismos provocadores del CGH que intentaron boicotear la visita de Cárdenas, hayan impedido que Labastida y Fox estuvieran en el campus o que hayan agredido impunemente a Rincón Gallardo cuando visitó la Universidad. Ojalá también que en el futuro, las fuerzas institucionales de la UNAM, como el sindicato universitario, garanticen el derecho de expresión, como lo hicieron ayer con Cárdenas, a todos los hombres y mujeres que tienen algo que decir y aportar a la universidad. Por lo pronto se debe reconocer que, para Cárdenas, el encuentro de ayer fue todo un éxito.