25-11-2015 Las encuestas que se han dado a conocer en los últimos días, en forma destacada la de Buendía y asociados que publica El Universal, sirven para comprender, por si hiciera falta, que el 2018 todavía está lejos y que ninguno de los personajes con posibilidades debe ser descartado, aunque los escenarios partidarios comiencen a perfilarse.
La encuesta que citábamos termina dejando en primer lugar a un priista, pero al que desde julio muchos habían descartado: el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, que sigue siendo el más conocido y al que más identifican los propios priistas. Mucho más abajo está Eruviel Ávila, Manlio Fabio Beltrones, Luis Videgaray, Aurelio Nuño y José Antonio Meade. Cerca de Osorio, se encuentra Margarita Zavala por el Partido Acción Nacional, con una muy amplia aceptación entre los propios panistas. Y Andrés Manuel López Obrador, por Morena. El Partido de la Revolución Democrática, los perredistas, no parecen tener nada definido, como en prácticamente toda la agenda nacional, aunque el mejor posicionado, sin duda, es Miguel Mancera.
En síntesis, López Obrador tiene el mayor reconocimiento de nombre (sería absurdo que no lo tuviera luego de dos décadas de campañas y puestos públicos y con un millón y medio de spots publicitarios gratuitos en televisión), pero su posición en la encuesta no es, precisamente, arrebatadora como muchos creen. También es verdad que tendrá un porcentaje de voto duro asegurado, pero también lo tienen el Partido Revolucionario Institucional y el PAN y ese porcentaje aumenta, incluso, por encima de López Obrador, de acuerdo a quién es el candidato. Hay un muy alto índice que se reconoce independiente (56 por ciento) y que terminarán votando por el candidato o candidata que más les guste, más allá de preferencias partidarias.
Pero quisiera enfocarme en dos casos. Uno es el de Miguel Ángel Osorio Chong. Para nadie es un secreto que el secretario de Gobernación sufrió un golpe con la fuga de El Chapo Guzmán. Si ese día de julio El Chapo no hubiera dicho adiós desde un baño de Almoloya, quién sabe si la cartera de Osorio en el gabinete no sería hoy otra (se aseguraba que pasaría a Sedesol) y su camino hacia el 2018 sería, sin duda, disputado, interna y externamente, pero tendría menos escollos y sorpresas que en Gobernación, una de las posiciones más complejas, con mayor agenda y con un enorme tramo de toma de decisiones.
Pero en política los hubiera no sirven. Sin embargo, pasados los meses, y más allá de que es una obligación de Estado la recaptura, también ha demostrado que hay vida política después de El Chapo y que ni el gobierno federal, ni en este caso Osorio, pueden encerrarse en esa trampa. La política interior del país, e incluso la seguridad, sobre todo la cotidiana, van mucho más allá de El Chapo. La encuesta muestra que Osorio puede tener futuro, pero es un político que tiene que trabajar mucho más hacia fuera, aunque su responsabilidad sea interna. Días atrás tuvo, en un recorrido para garantizar seguridad para las mujeres en Colima (acompañado por la titular de la Sedatu, Rosario Robles, y por el alcalde panista de la ciudad) una demostración de cómo se puede incidir en la agenda de seguridad cotidiana haciendo lo que todo funcionario público y con más razón un secretario de gobernación, debe hacer: política pública, en forma abierta y ante la gente. Osorio había mostrado esa carta cuando sacó adelante el conflicto del Politécnico. Luego la agenda cotidiana lo absorbió. No debe permitir que le vuelva a ocurrir. Los números muestran que tiene un margen importante por recorrer. Como lo tienen Nuño, Beltrones, Eruviel, Meade y, si quiere, Videgaray.
El otro caso es Margarita Zavala. Ella no necesita presentación. Es conocida en todo el país, sus negativos son muy bajos y altos sus positivos. El desprecio de Gustavo Madero, (ahora se está comenzando a evaluar con seriedad el daño que le causaron al PAN los errores de Madero a lo largo de su gestión al frente del panismo) para que no fuera candidata a diputada en junio no sólo no le restó sino que le ha dado mayores espacios y poder. Los rencores de algunos contra Felipe Calderón continúan, pero el hecho es que, junto con Margarita y con Josefina Vázquez Mota (ya de regreso en la actividad política y a punto de presentar un libro que dará mucho de que hablar) son los tres personajes más conocidos y aceptados dentro y fuera del Partido Acción Nacional. Los tres tienen una enorme libertad de movimiento, no están atados a cargo alguno. Y está también Rafael Moreno Valle, que gobierna un estado poderoso, Puebla, con todo lo que eso implica, con un magnífico equipo en torno suyo, pero que, como ocurre con otros aspirantes de otros partidos, tiene que remontar la cuesta del reconocimiento en todo el país. Entre los albiazules, como para todos, para el 2018 falta también mucho, pero por lo pronto, Margarita ya está ahí y tiene un largo camino recorrido.