26-02-2016 Salvo la candidatura priista de Quintana Roo y el conflicto que afronta el PRD en Zacatecas (el de Oaxaca es mucho más manejable) prácticamente todas las candidaturas para las elecciones de junio están ya decididas. Y si alguien piensa que será un paseo para el priismo se equivoca: serán comicios, casi todos, muy disputados, donde las alianzas PAN-PRD pueden ser muy competitivas y donde el factor Morena, que obviamente le quitará votos a las demás fuerzas de la oposición, será el que pueda, paradójicamente, darle varios triunfos al PRI que de otra manera difícilmente obtendría. En realidad esa es la estrategia de Morena: tratar de llegar al 2018, con la oposición debilitada de forma tal que los comciios sean un mano a mano con el PRI. En ese sentido, cuanto peor le vaya al PRD y al PAN mejor para ellos…y para el PRI.
En términos electorales y de padrón, tres son los principales comicios en junio: Veracruz, Oaxaca y Puebla. En los tres habrá, de una u otra forma, alianza PAN-PRD, y en dos de ellos esa alianza está en el gobierno. Los de Veracruz serán unos comicios más que complejos, donde los golpes, la guerra sucia, los agravios, son parte de una competencia en la que participan casi todos, es además una extraña guerra fraticida entre dos candidatos que son primos hermanos y que están acompañados en sus políticas por varios otros familiares y casi todos ellos enfrentados en distinto grado con el gobernador en funciones, Javier Duarte.
La estrategia de Miguel Angel Yunes es muy clara y su apuesta siendo alta puede tener éxito. Entiendo mucho menos la del PRI: si no toman medidas radicales y rápido (que no creo que sean viables ya en estos momentos) no pueden seguir haciendo una campaña de dura oposición desde el oficialismo. Como opositores siempre serán más confiables para el electorado los que los fueron siempre. Dicen que el PRI tiene todavía ventaja en las elecciones, sobre todo por los votos que le quitará Morena a la alianza PAN-PRD, pero si no hay un golpe de timón en su estrategia todo se les podría descarrilar.
En Puebla, para el gobernador Rafael Moreno Valle, que cuenta con un magnífico equipo cuyo horizonte obviamente está puesto no sólo en el 16 sino en el 18, ganar los comicios es fundamental para su futuro. No habrá alianza formal con el PRD por las divisiones internas en ese partido, pero éstos han pensado, incluso, en no presentar candidato con tal de respetar los acuerdos que habían alcanzado. Luego de muchas presiones, Nueva Alianza también se sumó al PAN y a la candidatura de Tony Gali en un estado donde Morena es marginal. El PRI tiene una buena candidata en Blanca Alcalá pero habrá que ver hasta dónde puede alcanzarle, desde la oposición, a darle la pelea a una maquinaria que parece aceitada, muy poderosa y que tiene el incentivo de un proyecto a futuro.
En Oaxaca, pese a la presiones de los grupos cercanos a Miguel Barbosa (que está bombardeando las alianzas con el PAN para marcar su perfil y buscar la presidencia del partido en el 2017), se eligió a José Antonio Estefan, con mucho el mejor posicionado para la alianza PRD-PAN. José Antonio, es un buen candidato que concentrará muchos más votos que Benjamín Robles (una opción muy bien vista por el PRI porque sus posibilidades de ganar eran escasas fuera de los círculos cerrados de la izquierda). Estefan tiene buenas relaciones y fuerte apoyo no sólo en el PRD, sino también en el PAN y entre priístas disconformes con su propio proceso interno. La información sobre sus supuestas cuentas en el extranjero divulgadas el mismo día de su elección es una estrategia de la gente de Robles que huele tan mal como las bombas de gas que lanzaron para tratar de reventar la convención perredista. La batalla Murat-Estefan que ha tenido varios capítulos a lo largo de los últimos 20 años en la entidad será muy dura. Por cierto, José Murat no ha cumplido su promesa de dejar el país y no operar en el proceso electoral. En corto ha dicho que jamás dejará solo a su hijo. Más de un comunicador puede dar fe de ello, y de llamadas del ex gobernador reclamando un apoyo a Alejandro que éste no necesita obtener de esa manera, más bien al contrario.
En Oaxaca sí contará el factor Morena. Salomón Jara, su candidato, no dice demasiado, pero como en todo el país, no hay una imagen de campaña suya que no esté acompañada de la de López Obrador. Habrá que ver cómo les va, pero sin duda todos los votos se los quitará a la alianza, como hará Robles si finalmente acepta, aunque parezca increíble, la candidatura del partido Encuentro Social (¿no les parece dramático el paso de la izquierda dura a un partido evangélico?).
Esas son las tres grandes elecciones de junio, donde se concentran, además, las contradicciones, alianzas potenciales, mediciones de fuerzas y rencores personales que permean la política nacional. Hay actores centrales que participan menos o mejor dicho que no aparecen tanto, pero todos tienen espacios, manos y pies metidos en todos estos procesos, todos ganan o pierden en ellos. Veremos cuál es el resultado el día después del 5 de junio. Ese lunes comenzará la carrera por el 2018.