El fantasma de la guerrilla
Columna JFM

El fantasma de la guerrilla

El 22 de agosto del año pasado, cuando se allanó una casa de seguridad del Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente (ERPI) en Chilpancingo, donde fue detenido el principal dirigente de esa organización, el llamado comandante Antonio o René, se encontraron varios documentos sobre ese grupo y también sobre las diferentes escisiones que se estaban produciendo en torno al EPR, de las que el ERPI era una de ellas.


El 22 de agosto del año pasado, cuando se allanó una casa de seguridad del Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente (ERPI) en Chilpancingo, donde fue detenido el principal dirigente de esa organización, el llamado comandante Antonio o René, se encontraron varios documentos sobre ese grupo y también sobre las diferentes escisiones que se estaban produciendo en torno al EPR, de las que el ERPI era una de ellas.
Uno de los documentos era un comunicado interno enviado por las Fuerzas Armadas Revolucionarias del Pueblo a los miembros del ERPI. En el mismo, fechado en agosto del 99 se dice que "como proyecto revolucionario nos encontramos en un proceso de transición que se caracteriza por: 1) estamos por culminar la separación del PDPR-EPR; 2) nuestro esfuerzos en este momento están concentrados en la construcción de nuestro proyecto revolucionario; 3) la situación interna que actualmente vive el PDPR-EPR a pesar de que ya estamos fuera, nos concierne de manera directa por la actitud y medidas que han adoptado hacia nosotros. No somos los únicos que nos estamos separando -se agrega en este documento del FRAP dirigido al ERPI en agosto del año pasado- otros compañeros además de nosotros, están también definiendo su posición política y con estos compañeros esperamos tener una determinada relación o coordinación política; 4) estamos saliendo, continúa el texto, de una experiencia dura y difícil que nos está dejando buenas y amargas experiencias, por lo que en adelante, todo lo que hagamos debe estar detenida y serenamente reflexionado, para no equivocarnos y tampoco repetir las viejas y desagradables experiencias".
Este mismo documento dice que en relación con el ERPI, mantiene "el desacuerdo con el momento y la forma en que se separaron (del EPR)". Dice que la información que ha manejado el ERPI en algún momento la "tipificamos como delaciones". Aceptan que miembros de la naciente organización, las FARP, avalaron entonces las decisiones tomadas contra René (el comandante Antonio que había sido condenado a muerte por el CC del EPR por haberse quedado, en la ruptura, con dinero y armas de la organización), pero el comunicado aclara que "desde el momento en que nos separamos del EPR desconocemos los compromisos, determinaciones y juicios que se establecieron en su interior, por lo tanto el juicio y sanción que se dictó contra René ya no tiene efecto".
El siguiente párrafo es paradigmático para tratar de entender el razonamiento político que está detrás de este tipo de organizaciones. Dice que "actualmente consideramos que existe en ustedes un cambio de actitud y que aunque tenemos algunas diferencias estratégicas y tácticas de carácter político, de ninguna manera los enfrentaremos por la vía de las armas (sic) sino con la lucha ideológica honesta y fraterna. Categóricamente nos pronunciamos en contra de dirimir las diferencias políticas a balazos".
El documento continúa con ciertas consideraciones internas, como las relaciones que ha mantenido con el ERPI la llamada compañera Lupe y el interés de reanudar relaciones con distintas organizaciones revolucionarias, "cuando el propio PARP termine su diseño interno".
Ese documento fue la primera señal de que existía algo llamado FARP, pero además de que se estaban dando en el EPR diversos desprendimientos, más allá del propio ERPI. Ahora, el FARP acaba de hacer su aparición pública en un poblado de Xochimilco, lo mismo que un denominado Ejército Villista Revolucionario del Pueblo, que se ha adjudicado algunos atentados menores, uno de ellos contra la base aérea militar de Santa Lucía y la colocación de morteros contra las instalaciones de la Policía Federal Preventiva el 15 de marzo pasado.
Hasta ahora, a partir de los distintos documentos localizados en allanamientos de casas de seguridad de estos grupos se ha podido establecer que se han dado en los últimos meses por lo menos cuatro escisiones del EPR. La primera de ellas fue el ERPI, se realizó el 8 de enero de 1998 y se formalizó, según sus propios documentos, el 10 de febrero de 1998. Unos meses después se registró otra ruptura: se formó el comando justiciero 28 de junio, ese día de 1998 se dio la ruptura con el EPR y el comando justiciero hizo su primera y única aparición pública en Ahuacatitlan, en el municipio de Teloloapan, en Guerrero, el 19 de julio del año pasado. Por su parte, las FARP, rompieron poco después y su primera acción fue colocar un petardo ante la sede del Cisen, en Puebla, en febrero del 99.
Los orígenes de los Villistas (Ejército Villista Revolucionario del Pueblo) están en un documento que firmó uno de los cuatro comandantes del EPR, Roldán, argumentando que rompía con la organización por diferencias políticas e ideológicas y crearía un nuevo grupo. ¿Quién es Roldán? Para ese momento el EPR tenía sólo cuatro comandantes: Antonio (Jacobo Silva Nogales, que rompió con el EPR en enero del 98 para formar el ERPI y que fue detenido en agosto pasado en Chilpancingo), el comandante José Arturo, la comandante Victoria y el comandante Francisco. Se supone que Roldán, en realidad era el comandante Francisco, un hombre que fue militante de la Liga 23 de Septiembre, que de 1979 a 1986 fue miembro de la llamada Organización Revolucionaria Armada del Pueblo (ORAP, un grupo que tuvo presencia a fines de los 70 en el valle de México, Puebla y Guanajuato) y desde 1986 dirigente del Procup.
Se supone que los Villistas, en realidad constituyen la reestructuración, en buena medida, de ese grupo que confluyó con otras organizaciones en 1994 en la fundación del EPR y en 1996, del brazo político de ese grupo, el Partido Democrático Popular Revolucionario (PDRP). Hasta ahora el villismo hace su aparición pública.
Gracias a estos documentos sabemos que, a su vez, las FARP comenzaron a organizarse a partir de febrero del 98. Cuando el 8 de abril incursionaron en San Francisco Tlalnepantla en Xochimilco, realizaron algunas acciones significativas para mostrar su perfil. Por una parte, mostraron mayor simpatía por el zapatismo: leyeron una proclama por el aniversario de la muerte de Emiliano Zapata, pero sobre todo, una vez que concluyeron la lectura fueron al panteón de la localidad, donde realizaron una guardia de honor en la tumba de Manuel Martínez Covarrubias, un fallecido dirigente zapatista. En esta tumba, la lápida dice: "Manuel Martínez Covarrubias, 24 de diciembre del 66 al 7 de agosto del 99. A Manuel, que supo estar de lado de los que no tienen nada, como no sea el mañana". Sigue la rúbrica del subcomandante Marcos y se especifica: comité clandestino revolucionario indígena de la comandancia general del ejército zapatista de liberación nacional, subcomandante insurgente Marcos. Recordemos que uno de los grandes debates que llevaron a la ruptura del EPR era, por una parte, la actitud hacia el EZLN, y por la otra, el tipo de acción armada que debía realizarse, con diferentes visiones, las acciones militares propiamente dichas, como las intentadas finalmente por el ERPI y las de propaganda armada, como parecen haber adoptado las FARP.
Todo esto viene a cuento para confirmar que estos grupos existen, aunque en muchas oportunidades en la maraña de rupturas, escisiones, alianzas y confrontaciones que pueden llegar hasta la violencia interna, muchas veces las siglas y los personajes, siendo los mismos, cambien con demasiada velocidad como para seguirles la pista. Lo cierto es que el EPR, que era la organización guerrillera que había logrado nuclear las distintas agrupaciones que no se integraron al EZLN, se ha roto, por lo menos en cuatro parte: el propio EPR que continúa manejando la mayor parte de los recursos y logística de esa corriente; el EVRP, encabezado por quien fuera uno de sus primeros dirigentes en mostrarse públicamente, el comandante Francisco; el ERPI, integrado detrás del ahora detenido comandante Antonio; el FARP que aparentemente está basado sobre todo en el valle de México y podría tener algunas ligas, lo mismo que el EVRP, con centros de estudios de la capital y de Puebla; y finalmente el llamado comando justiciero que, después de su primera aparición en Guerrero, hace más de un año, no ha vuelto a actuar públicamente.
Insistimos en que ni el origen real de estos grupos ni su destino final son, en la mayoría de las veces, claros. Tampoco se puede suponer que su nivel de conformación ideológica o de arrastre de masas sea demasiado sólido. Pero se debe tomar en cuenta que, proviniendo todos ellos del EPR, deben tener recursos materiales y armamento (el EPR se distinguió por invertir muchos recursos en el mercado clandestino de armas) y tienen una actitud protagónica, sobre todo por que están buscando posicionarse, tener un lugar bajo el sol. Quizás esos datos: el fraccionamiento, la débil formación ideológica, la existencia de recursos, la convulsión que se vive en ciertos ámbitos sociales como la Universidad, es lo que los hace más peligrosos para la estabilidad. Puede ser que sean utilizados para fomentar, como se ha dicho, el voto del miedo, puede ser que no sean significativos. Pero sería un error suponer que no existen.

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