15-09-2016 Mientras estamos muy atentos a los pasados cambios en el gabinete y al tema presupuestal, hemos perdido de vista lo que está ocurriendo con todas las derivaciones políticas que esos cambios, y el propio presupuesto, implican.
Una de las novedades en el paquete económico 2017 es que se compactan programas en la búsqueda de mejorar la utilización de los recursos. Pero en política, los cambios también están provocando compactaciones. Uno que será muy notable es el que se producirá entre la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano, que encabeza Rosario Robles, con la Secretaría de Desarrollo Social, que acaba de asumir Luis Miranda. Como se recordará, Rosario inició el sexenio en Sedesol y de ahí pasó a la Sedatu. En lugar de Rosario quedó el ahora secretario de Hacienda, José Antonio Meade, quien tenía como objetivo un reordenamiento general de la secretaría y sus programas, una tarea que dejó, en muy buena medida, completa.
Ahora, en el terreno operativo y político, vendrá una colaboración muy intensa entre Rosario y Miranda, complementando programas y acciones y me imagino que capitalizando la enorme experiencia de Rosario en el trabajo social y de masas, del que en buena medida carece Miranda, que se ha caracterizado por ser un operador político cercanísimo al presidente Peña. No se tratará de manejar de forma turbia recursos sociales con fines electorales (la vigilancia política y social es y será enorme en ese sentido), sino también de compatibilizar operación y manejo político entre ambos funcionarios. Por supuesto, nada de eso tendrá algún tipo de anuncio oficial, pero verá usted cómo en las próximas semanas será un hecho manifiesto.
Por cierto, dentro de la distribución de funciones que existe en el gabinete presidencial, más allá de los despachos que cada uno de los secretarios lleva, se le encargó, en una reciente reunión en Los Pinos, a Robles el control, desde el ámbito Ejecutivo, de los comicios en el Estado de México. Quienes pensaron, basándose en un correo anónimo que circuló profusamente en las últimas semanas, que Luis Videgaray se iría como “operador” del PRI en el Estado de México (otros decían que como candidato) se equivocan. No dudo que Videgaray pueda tener otras importantes encomiendas presidenciales, pero no irá a hacer “trabajo de campo” al Estado de México. Y se equivocaron, también, quienes siguiendo ese mismo correo, decían que Robles dejaría el gabinete. Todo indica que en este proceso ha salido, en realidad, fortalecida.
Por otra parte, está por definirse quién quedará en la subsecretaría de Gobierno que ocupaba el propio Luis Miranda Nava, en Gobernación. Es una posición en la que el titular Miguel Ángel Osorio Chong podrá proponer candidato, pero por la importancia que tiene la designación pasará, sin duda, por el presidente Peña. Es urgente la decisión porque, por ejemplo, los miembros de la Coordinadora en Chiapas, con la coartada de que Miranda, encargado de las reuniones con los maestros, entre otras tareas, ya no está en Gobernación, dicen que todos los acuerdos a los que habían llegado quedaron en nada y por eso reanudaron sus bloqueos y provocaciones.
En realidad, si es que habían llegado a algún acuerdo, deberían saber que los mismos son con instituciones, no con funcionarios en específico, pero también es verdad que Osorio necesita una mano derecha que pueda atender esos temas. Y si bien otras subsecretarías de Gobernación han quedado acéfalas durante varias semanas no parece ser sensato dejar sin nombrar al sucesor de Miranda por mucho tiempo.
Quizás, como se ha dicho, pueden darse otros movimientos, derivados en parte de las designaciones que hay que hacer en muchos ámbitos desde judiciales hasta políticos y, en ellos, se puede inscribir el de la Subsecretaría de Gobierno.
Osorio Chong viene insistiendo en estos días, una y otra vez, en la voluntad de diálogo del gobierno con todos los actores y que acaba de afirmar que las diferencias deben servir para dialogar no para generar confrontaciones, tiene otro problema que quizás se tendrá que atender con las compactaciones políticas y presupuestales de las que hablábamos al principio: uno de sus programas estrella, el de prevención de la delincuencia, que manejó Roberto Campa y ahora Alberto Begné, dicen que se ha quedado sin recursos en la propuesta presupuestal. Sería una tragedia en un momento en el que esos programas, que son de largo plazo, no terminan de dar frutos, pero ya están bien encaminados, hay que persistir en ellos, y cuando la inseguridad ha tenido un serio rebote en lo que va del año.
Hay mucha economía en la agenda futura, pero hay que recordar aquello que decían los clásicos: un presupuesto es política concentrada.
Hablando de economía y política, qué barbaridad, que exhibición de desprecio por la educación, qué ignorancia mostró el mensaje que lanzó López Obrador contra el ITAM, un institución señora en la educación superior del país. Ya sabemos, con sus descalificaciones al ITAM y su apoyo a la Coordinadora, qué educación nos puede esperar con López Obrador.