15-12-2016 Lo que ocurre en San Miguel Totolapan es un paradigma de lo que sucede en buena parte del país pero sobre todo en la Tierra Caliente de Guerrero, en esos territorios que se han convertido en el refugio y el área de operación de bandas criminales de todo tipo que no sólo se dedican al cultivo de amapola y la producción de goma de opio, explotando a los campesinos de la zona, sino que también han hecho del secuestro, el robo, la extorsión, el asesinato, su modo de vivir.
La historia es tan sencilla como terrible. Un cártel apodados los tequileros, que vienen asolando la región, secuestraron a un arquitecto. La comunidad, harta de extorsiones y secuestros, se levantó en armas y detuvo a 20 personas que consideraban relacionadas con los tequileros y a la mamá del líder de ese grupo criminal, apodado El Tequilero. La amenaza era directa: la vida de esa mujer por el arquitecto.
Hay preguntas que resultan inevitables: si todo un pueblo sabe quiénes están ligados con un grupo criminal ¿por qué no se actúa contra ellos? Es sencillo: porque la policía local trabaja con los criminales. ¿Si se sabe quién es el jefe de ese grupo e incluso dónde viven su madre, su familia, por qué resulta difícil atraparlo? porque nadie está dispuesto a hacerlo. Si se suceden los secuestros en la zona ¿porqué las autoridades actúan hasta que se presenta una crisis de estas características?
Ahora ya está el grupo de coordinación Guerrero operando en la zona, el ejército (siempre el ejército y todavía hay quienes le siguen regateando su respaldo) se encargará de tratar de detener al Tequilero y esperemos que a rescatar al arquitecto secuestrado, pero los hechos demuestran la debilidad institucional que viven muchos estados del país, y en particular esa región de Guerrero.
Los tequileros, este grupo criminal, son una parte más de Guerreros Unidos y están en disputa con varios otros grupos criminales que operan en la zona, entre ellos los socios de los Rojos, y algunos otros, como el cártel independiente de Acapulco, uno de los más activos, no sólo en el puerto sino, con sus derivaciones, en la Tierra Caliente. El líder de este grupo, por cierto, Teté Galeana, fue capturado en el 2013, y su aprehensión anunciada como un gran éxito en los medios, pero resulta que meses después, cuando comenzaba el 2015, un juez decidió dejarlo en libertad. Y ahí sigue, como uno de los más violentos operadores del narcotráfico en la entidad.
Cuando una comunidad se levanta en armas para tratar de defender sus derechos y termina secuestrando a la madre de un delincuente para tratar de lograr la liberación de un secuestrado estamos ante un regreso al estado de la naturaleza diría Hobbes, a la ausencia de instituciones que garanticen la mínima seguridad y la gobernabilidad. Es la consecuencia de un vacío. Y no lo dudemos, ese tipo de vacío es el que siempre terminan llenando los grupos criminales.
Tovar
No había tenido espacio para hablar de Rafael Tovar, ese hombre magnífico, ese funcionario ejemplar, ese intelectual de primer orden que tanto ha hecho por la cultura, la tolerancia, el entendimiento de la sociedad mexicana. No sólo porque Rafael impulsaba todos esos principios, sino también porque sólo desde esa óptica se puede concebir el impulso, la divulgación, la promoción cultural de un país y una sociedad. Rafael Tovar hizo eso y mucho más. Son innumerables las voces que se han levantado para lamentar su prematuro fallecimiento. Es poco lo que se puede agregar a ellas, pero inabarcable el recuerdo de su persona y de su labor.
Adiós a la tercera emisión
Hoy dejaremos la tercera emisión de Imagen Informativa, el espacio de radio que encabezamos durante los pasados doce años trabajando con intensidad y sobre todo con alegría. Doce años en los que hemos tratado de preguntar y de responder no sólo el qué, cuándo y dónde, sino también, y sobre todo, el cómo y el porqué de las noticias. Fue un espacio de información pero también de investigación y opinión. Doce años en los que tratamos de que la noticia no estuviera sola, que la acompañaran la música, los libros, la cultura, el saber más allá de un texto de 140 caracteres. Doce años en los que ha cambiado mi vida en casi todos los sentidos.
Pero sobre todo en los que aprendí de amigos, colegas, de un auditorio tan amplio como leal. Dejo la tercera emisión de Imagen con todo eso en el alma. Son muchos a quienes tendría que agradecer por estos años: a Olegario Vázquez Raña, Olegario Vázquez Aldir, Ernesto Rivera, Ignacio Anaya, entre muchos otros, por el apoyo y la confianza. A mi equipo, Gloria, Laura, Cony, a mis colaboradores, por hacer realidad ese espacio.
Pero esta es una despedida a medias. Seguiremos ligados a grupo Imagen a través de esta columna, que por supuesto sigue publicándose en Excélsior, y con la revista Código Topo. Por otra parte tendré nuevos y amplios espacios profesionales en Proyecto 40, donde desde hace nueva años hacemos diariamente Todo Personal, y en Azteca. Aquí y allí también los espero.