La que se realizó ayer en Washington fue la última reunión binacional México-Estados Unidos que les tocará de las administraciones de los presidentes Zedillo y Clinton. Fue, sin embargo, una reunión extraña, rara, marcada por una serie de ausencias y presencias que dan para muchos mensajes subliminales pero también para seguir comprendiendo que la relación bilateral es mucho más compleja de lo que parece.