Una corrupción selectiva
Columna JFM

Una corrupción selectiva

10-05-2017 Le siguen apareciendo propiedades, negocios, rasuradas salariales, recursos entregados a su jefe político (Higinio Martínez) o a empresas fantasmas, pero Delfina Gómez ahí sigue en la campaña mexiquense. 

El líder y candidato de Morena, Andrés Manuel López Obrador, tan duro e inflexible con cualquiera que no sea de los suyos, está lejos de condenarla o de poner distancia con ella, como tampoco lo hizo con la candidata y diputada veracruzana Eva Cadena, a pesar de que se la ha visto cobrar cientos de miles de pesos, supuestamente para la campaña de López Obrador y hasta para dejar pasar iniciativas en el congreso local. Unos son parte de la mafia del poder, los otros son corruptos, pero son sus corruptos. Los primeros son condenables, los segundos pueden tener el perdón y la protección.

Qué lejos está la condena política de estos personajes como Higinio Martínez, Delfina Gómez o Eva Cadena, de la que sufren, con toda razón, los Duarte o muchos otros. Ahí está Antonio Tarín, operador del ex gobernador de Chihuahua, César Duarte, que intentó obtener la curul del fallecido Carlos Hermosillo para tener fuero y evitar así ser aprehendido. Ha terminado tras las rejas y con una condena casi generalizada. O los funcionarios de Quintana Roo que comienzan a tener que responder por la venta de terrenos a precios de ganga. Ahí está también la señora Cadena sin problemas legales defendida por los mismos que reclaman que Karime Macías, la esposa de Javier Duarte, termine en la cárcel, con la diferencia de que la primera es protagonista, y la segunda, en todo caso, actriz de reparto de la historia quea cada una de ellas les ha tocado protagonizar.

Hace algunas semanas, Pablo Hiriart escribía que si se era de alguna formación de izquierda, la impunidad estaba casi garantizada. En buena medida es verdad: ¿qué pasó con el fraude de la Línea 12? ¿Es menos escandaloso que la venta de terrenos en Quintana Roo? Por supuesto que no, ni en el monto ni en el procedimiento. Pero nadie de primer nivel aparece como responsable ni está en la cárcel por haberse robado, no es exageración, miles de millones de pesos. Ayer mismo, muchos espacios insistían en que el ex gobernador de Chihuahua, César Duarte, se habría refugiado en Canadá para escapar de la justicia, pero casi nadie ha consignado que Marcelo Ebrard estuvo un par de años viviendo en París y en Estados Unidos para no ser acusado por el fraude de la Línea 12 (por cierto, dicen que como no ha sufrido acusación alguna, ya estaría viviendo nuevamente en México y próximo a incorporarse a la campaña de López Obrador).

Decía Voltaire que “aquellos que pueden hacerte creer cosas absurdas, pueden hacerte cometer atrocidades”. Pues bien, hay quienes siguen insistiendo, incluso manipulando supuestos documentos oficiales que no son tal, que en el caso de los jóvenes de Ayotzinapa, en Iguala, el responsable “fue el estado”, pero protegen un día sí y el otro también a Ángel Aguirre, quien era gobernador y cercanísimo a los mandos municipales de Iguala, a los que exoneran (lo mismo que a los sicarios de Guerreros Unidos) con el fin de que la versión política que impulsan se imponga sobre la legal y jurídica. Ni una palabra contra las autoridades locales y los sicarios, no vaya a ser que se enojen los narcos.

La corrupción no es nueva, no es un fenómeno singular o nacional, no es algo que no pueda evitarse, no es una forma de cultura. Pero lo que la hace poderosa y casi omnipotente es la impunidad y como parte de ella, hacerselectiva la denuncia de la misma. Cuando eso ocurre, cuando algunos consideran corruptos a sus adversarios pero callan ante la corrupción de los suyos, lo que están imponiendo es la complicidad y la impunidad. Nos recuerdan a Bertold Brechet cuando decía que “muchos jueces son incorruptibles, nadie puede inducirlos a hacer justicia“.

Ríos Piter

No me sorprendió que Jorge Castañeda se bajara de la opción de buscar una candidatura independiente para el 2018. Como el ex canciller reconoció no era el momento, no tenía los recursos ni los respaldos suficientes como para lanzarse a esa aventura (paradójicamente, todo eso sí hubiera podido darse cuando buscó concretar esa opción pionera en el 2006, pero entonces no se lo impidieron las circunstancias sino las leyes). Pero sí sorprendió que lo hiciera apoyando a Armando Ríos Piter. 

Hasta ahora, el senador ex perredista había estado prácticamente fuera del radar de esas candidaturas, pero la declaración de Jorge ha logrado mostrarlo ante un público mucho más amplio. Ríos Pitter quizás no tenga la experiencia y el recorrido necesarios para alcanzar Los Pinos pero sí tiene la personalidad y la inteligencia como para mostrar un nuevo rostro desde un terreno progresista, liberal y que vaya más allá de los estereotipos tradicionales de la política nacional. No es el único pero sí es uno a tomar muy en cuenta.

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