Este fin de semana, la fiscalía antidrogas dependiente de la PGR dio un golpe muy duro contra el narcotráfico en Tamaulipas. En este caso se trato de una población llamada Guardados de Abajo, en el municipio de Camargo. El saldo es muy alto: 20 detenidos, armas, 50 toneladas de drogas, dinero y propiedades. Es un golpe logrado a través de un despliegue impresionante de fuerzas de la propia PGR y de la Sedena.
Este fin de semana, la fiscalía antidrogas dependiente de la PGR, dio un golpe muy duro contra el narcotráfico en Tamaulipas y, por primera vez, logró penetrar estructuras que están siendo cada vez más comunes, sobre todo en el norte del país. Todo un pueblo involucrado en el narcotráfico en sus distintas vertientes, una virtual zona liberada que no está bajo control del Estado sino de sus propios habitantes y de los grupos del crimen organizado que los controlan.
No es una novedad, en Sinaloa y Sonora son muchos los poblados con las mismas características. En el primero de esos estados, hace algunas semanas nos platicaban de un pueblo completo dedicado a la industria del secuestro y de los esfuerzos infructuosos de las autoridades por siquiera acercarse a él. Lo mismo ocurrió hace algunos años en Aguililla, una ciudad michoacana que quedó prácticamente bajo control de grupos ligados a la producción de marihuana y la escena se repite en Guerrero, en Oaxaca, en muchos otros puntos de la geografía nacional.
En este caso se trató de una población llamada Guardados de Abajo en el municipio de Camargo, ubicado a pocos kilómetros de la frontera. El saldo es muy alto: una 20 de detenidos, armas, 50 toneladas de drogas, dinero, propiedades, un golpe logrado a través de un despliegue impresionante de fuerzas de la propia PGR y de la Sedena que tuvieron que ser prácticamente aerotransportadas para poder llegar sin que los narcotraficantes fueran puestos sobre aviso. Algo similar debió hacerse hace unos meses en Sinaloa, en el poblado de El Salado, a unos pocos kilómetros de Culiacán, donde tenía su base Ismael El Mayo Zambada. Sin embargo, éste logró escapar.
Pareciera que algo similar ocurrió en esta ocasión con quien ha quedado como cabeza del narcotráfico en toda esa región de la frontera, Osiel Cárdenas Guillén, que está en la mira de las autoridades mexicanas y estadunidenses desde hace ya varios meses, sobre todo cuando este narcotraficantes literalmente secuestró y estuvo a punto de matar a dos agentes de la DEA en Matamoros, mientras éstos realizaban una investigación propia en esa ciudad. Desde entonces, recordando el caso Camarena, la DEA lo ha colocado entre los narcotraficantes más buscados en todo el mundo, ofreció una recompensa de dos millones de dólares por su captura y lo ratificó esta semana.
Ya en la primera quincena de diciembre pasado, Osiel Cárdenas estuvo a punto de ser detenido, a través de una vasta operación internacional que se desarrolló en México, Estados Unidos y Colombia y que fue llamada Operación Impunidad II, que permitió la detención de 82 personas y el decomiso de cinco toneladas de cocaína y 4 y medio de marihuana. Esa operación permitió desmantelar las redes de distribución de la gente de Osiel Cárdenas en varias ciudades estadunidenses y permitió, también, la detención de una célula del cártel colombiano de Cali en la ciudad de Querétaro. Desde entonces, Dionne Marshall, el director de la DEA ha calificado a Cárdenas como el narcotraficante más importante de México, asegurando que unificó a los cárteles de Juárez y el Golfo. Esa información se volvió a presentar en estos días, luego de la exitosa operación realizada en territorio tamaulipeco.
Sin embargo, fuera del ajuste de cuentas que desea la DEA realizar con Cárdenas Guillén, todo parece indicar que éste, siendo un narcotraficante brutal y desalmado, no es, como se dice, el sucesor de Juan García Abrego ni la principal cabeza del crimen organizado en nuestro país. Osiel Cárdenas es sobre todo un operador para grupos más poderosos que han sido cooptados progresivamente por los sucesores de Amado Carrillo en el cártel de Juárez. Hasta hace unos pocos años, Cárdenas era la cabeza de una de las varias bandas que se disputaban el control de la frontera entre Tamaulipas y Texas, después que había sido detenido García Abrego: la lucha se daba, sobre todo, entre el grupo que encabezaba Cárdenas y su socio, Jesús El Chava Gómez, contra la llamada banda de los Texas, unos con control sobre Matamoros, los otros sobre Nuevo Laredo. Hace aproximadamente un año y medio, Cárdenas y Gómez fueron detenidos y alojados preventivamente en una casa de Jardines del Pedregal en el sur de la ciudad de México. Allí permanecieron un mes aproximadamente, porque sobornaron a los agentes judiciales que los custodiaban, pagándoles, según trascendió entonces, 750 mil dólares para que los dejaran huir y no avisaran hasta días después de su desaparición.
Pero algo ocurrió porque con la fuga comenzó la guerra entre Gómez y Cárdenas, ya que el primero quería conservar sus propios espacios e independencia y el segundo estaba involucrado en una alianza o asociación con el cártel de Juárez. Recordemos que para esa fecha, la base que los sucesores de Amado Carrillo tenían en Cancún había sido desarticulada y requerían una puerta de entrada para las drogas por el golfo de México y pusieron el ojo en Tamaulipas que estaba, en términos de crimen organizado, relativamente sin control por alguno de los principales grupos dedicados a esa actividad.
Desde entonces, comenzó una operación para eliminar a todos los competidores internos al grupo de Osiel Cárdenas. Fueron asesinados todos los principales operadores ligados a Chava Gómez y éste mismo fue secuestrado y muerto. Los hombres de la banda de Los Texas, que controlaban toda la zona de Laredo aún con dos de sus cabecillas presos, fueron trasladados a otros penales. Otros fueron muertos o, mediante oportunas delaciones, entregados a las autoridades (como un operador de mediano nivel que se presentó en su momento como otro sucesor de García Abrego, llamado pomposamente “el señor de los trailers”).
La alianza de Osiel Cárdenas con los sucesores de Amado Carrillo se estableció desde entonces, pero también, comenzó a cerrarse la pinza contra este narcotraficante en uno de los capítulos de mayor colaboración que se ha dado, al final de la anterior administración e inicio de ésta, entre autoridades mexicanas y estadunidenses. En torno a Cárdenas Guillén se dieron varios golpes importantes en los últimos meses que derivaron en la detención de operadores de este grupo en ese estado, la detención de enviados del cártel de Cali en México y de personas muy cercanas, del círculo más íntimo, de Cárdenas.
En todo caso, la operación realizada en Guardados de Abajo (el pueblo continúa literalmente cercado por fuerzas militares y policiales porque no se descarta que pudieran estar escondidos en él, algunos peces gordos de este grupo, incluyendo al propio Osiel Cárdenas) es importante para la PGR porque después del golpe dado al cártel de los Arellano Félix en los últimos días, al desarticular la célula que controlaba el DF y Guadalajara para ese grupo, era importante enviar señales que mostraran que la justicia, como ha pasado en otras ocasiones, no se enfocara sólo en uno de los grupos en pugna, favoreciendo a los otros. La del narcotráfico es una guerra que, en términos estratégicos quizás nunca pueda ser ganada, pero, por lo menos en las últimas semanas, las autoridades han ganado algunas batallas. Para las exigencias sociales deben ser, aún y sin duda, muchas más.