10-10-2017 La pasión por lo ciudadano y lo independiente viene de tiempo atrás y está relacionada con el desprestigio creciente de los partidos. Tenemos multitud de organismos ciudadanos e independientes que en realidad son entes integrados por personajes con posiciones políticas propias y cercanas a los partidos que los proponen. Lo que no tienen, en algunos casos, en disciplina partidista, pero en todos existen convicciones políticas e ideológicas claras.
Ahora hemos dado un paso más en ese proceso con las candidaturas independientes. Por supuesto que ello es un avance: es una forma, como hemos visto, por ejemplo en el caso de Margarita Zavala, de poder competir más allá de las burocracias partidarias que han acaparado y hasta usurpado buena parte del derecho ciudadano en términos electorales. Pero no es una panacea.
Con el término ciudadano se abusa tanto que el Frente conformado por el PAN, el PRD y MC, se denomina ciudadano y entre sus impulsores aparecen sólo dirigentes partidarios. Con lo independiente nos topamos casi siempre con alguien que sencillamente no tiene un partido o lo acaba de abandonar.
El otro problema, es la proliferación de los candidatos independientes, que termina haciéndole perder sentido a su participación. O la contracara de ello: que los independientes, para contrarrestar su debilidad relativa, decidan conjugarse tras una candidatura única conformando, en los hechos, el partido de los independientes.
Para los comicios del 2018 hay ya más de 20 aspirantes presidenciales registrados. Algunos muy conocidos, otros ignorados por la opinión pública. Ahí están entre los más destacados, Pedro Ferriz de Con, un periodista conocido y popular que irá tras un electorado antigobiernista y relativamente conservador. Lejos en posiciones políticas de Pedro está Armando Ríos Piter, un joven dirigente de izquierda, que dejó el PRD para iniciar el camino como independiente. La suya, como la de Pedro, son candidaturas que pueden resultar interesantes para un segmento del mercado electoral. Ambos tienen un punto en común: son férreos opositores a López Obrador.
Este fin de semana se registraron dos personajes antagónicos. Jaime Rodríguez, El Bronco, actual gobernador de Nuevo León, y la indígena, María de Jesús Patricio Martínez, candidata, en los hechos, del Frente Zapatista de liberación Nacional, que buscaría intervenir, así, por primera vez en forma abierta, en una elección presidencial. El Bronco fue la gran apuesta independiente, pero el gobierno de Nuevo León se le fue de las manos: la coalición que lo llevó a la casa de gobierno en Monterrey se ha ido desdibujando y rompiendo. Y hoy, mercadotécnica parte, El Bronco ya no genera las expectativas del pasado, a pesar de que ir a una elección con el respaldo de un gobierno como el de Nuevo León le da un peso especial.
Marichuy, como le dicen a la candidata del FZLN, no es una improvisada. Es una mujer preparada, indígena que representará fielmente las posiciones radicales de esa organización. Su agenda es netamente anticapitalista y será testimonial pero arrastrará, pocos o muchos, buena parte del voto muy radical, asumiendo por otra parte que ese sector no suele votar.
La propia Margarita Zavala es un caso particular: irá como independiente pero incluso si por alguna razón se abriera un proceso de elección interna en el Frente podría terminar participando en él, aunque todo indica que ya está decidida a emprender el camino independiente con el respaldo que le da un porcentaje en las encuestas y en el conocimiento público muy alto, imposible de alcanzar para cualquier otro aspirante independiente.
El que se bajó de la contienda, siendo uno de los primeros que se había sumado a ella, es Emilio ÁlvarezIcaza. Su explicación no es muy convincente: no se registrará, dice, porque no quiere ser parte de la estrategia de fragmentar el voto y beneficiar al PRI. Pero nada ha cambiado desde que Emilio anunció la creación de candidatura, con el grupo denominado Ahora!, respecto al día de hoy. Por eso me imagino al ex ombudsman de la ciudad de México incorporándose a alguna otra propuesta política.
Pero regresando a lo de la fragmentación del voto y el supuesto beneficio para el PRI, quién sabe si es así. No cabe duda que todos estos presuntos o reales candidatos independientes son antipriistas, pero salvo la candidata zapatista no veo que muchos de ellos le quiten votos, por ejemplo, a López Obrador. No me imagino que alguien que sea partidario de Andrés Manuel vaya a ser convencido por la candidatura de Pedro Ferriz.
Lo que hay es una fragmentación del voto que permitirá a cualquiera, al no haber segunda vuelta, ganar con apenas un 30 por ciento (si no es que incluso con menos) lo que debilitará la gobernabilidad del país, salvo que realmente se puedan construir auténticos gobiernos de coalición. Y me imagino que muchos de los que aspiran a ser candidatos independientes, esperan que, en ese momento, sus votos, muchos o pocos, cuenten algo como para ser parte de esos esquemas de cogobierno.