Manipulación con cargo al erario
Columna JFM

Manipulación con cargo al erario

16-11-2017 Para mis compañeros Francisco Garfias y Ciro Gómez Leyva, con un abrazo solidario

Estoy absolutamente en contra, desde que se realizó la reforma del 2007, de que a los partidos políticos se le regalen millones de spots televisivos sin costo alguno, pese a que reciben cada año miles de millones de pesos de recursos públicos. El regalo a los partidos va de la mano con el absurdo de prohibirle a los ciudadanos contratar cualquier tipo de publicidad electoral. Los anuncios, además, no son para los partidos: con el sistema electoral vigente desde hace diez años, son en realidad propiedad de las dirigencias partidarias y no están abiertos a su militancia.

 

            Los partidos suelen utilizar esos anuncios con irresponsabilidad y pueden mentir, manipular, dañar las instituciones, incluso las electorales, financiados por nuestros impuestos. Eso ocurre cotidianamente, pero hay casos donde ello se lleva hasta el exceso. Hay algunos que son indignantes: el PT, por ejemplo, insulta a los propios partidos, a los funcionarios públicos, los llama “tipejos” y hace un grosero llamado a acabar con la corrupción y votar por ellos, cuando están siendo procesados por uno de los más flagrantes casos de corrupción partidaria que se conocen.

Sus dirigentes piden recursos públicos para financiar centros de desarrollo infantil y sencillamente se quedan con el dinero, lo depositan en sus cuentas particulares, se lo roban pues. La esposa de su sempiterno líder del PT, Alberto Anaya, y otros dirigentes partidarios, están siendo procesados por haberse quedado con cien millones de pesos destinados supuestamente a centros infantiles. Y no es el único caso. Los spots televisivos, arrogantes, descalificadores, agresivos, son simplemente una tapadera para ocultar sus propios actos de corrupción. Y nosotros se los pagamos.

            El Partido Encuentro Social tiene otro spot mentiroso, indignante. Un policía informa de un tiroteo con narcos en una ciudad, la capital del estado, y el jefe policial ordena no atenderlo, dejar que los criminales hagan lo que quieran, “que se joda el alcalde”, dice. Y el mensaje del partido es que “para eso sirve el mando único”, para ese tipo de discrecionalidades y venganzas. Es una falsedad y se entiende que la única, o por lo menos la principal carta que tenga el PES, es la candidatura de Cuauhtémoc Blanco, el cuestionado alcalde de Cuernavaca, que se presentará como candidato a gobernador de Morelos por ese partido. La alcaldía de Cuernavaca no quiere el mando único, como otros municipios importantes del país, porque pierden poder (y recursos, lícitos e ilícitos), pero la verdad es que sin un esquema de profesionalización policial, que incluya entre muchas otras cosas el mando único policial, jamás podremos salir de la grave situación de inseguridad que se vive en muchos estados. El tema, como cualquier otro, es debatible, pero lo que está haciendo el PES es el típico terrorismo ideológico, de la descalificación y la mentira utilizada como instrumento político, sin ningún argumento detrás.

            López Obrador en su larga campaña presidencial con millones de spot (una campaña que el INE tiene pavor de sancionar, atenazados como están por el síndrome de Estocolmo) se queja en uno de sus últimos anuncios que lo quieren comparar con Maduro o con Trump, que es mentira (aunque se parezca tanto a ellos) y que durante todos estos años ni él ni Morena han roto “un plato”. No sé cómo utilizará la vajilla Andrés Manuel, pero habrá que recordar que inició su carrera opositora tomando pozos petroleros; bloqueando los pagos de la energía eléctrica en Tabasco; que han tomado la cámara de diputados (¿recuerda cuando entraron con caballos hasta el salón de sesiones?); el senado; la Asamblea Legislativa (hoy los diputados locales de Morena tienen bloqueados los trabajos de la ALDF) por no hablar del plantón de Reforma, o de las ocho marchas y plantones (en su mayoría de grupos afines a López Obrador) que se realizan diariamente, en promedio, en la ciudad de México. ¿Ni un plato roto?.

El presidente del PAN y aspirante presidencial, Ricardo Anaya, tiene una disputa durísima con el periódico El Universal, que ha alcanzado ya la vía legal, por denuncias sobre sus bienes y propiedades. El periódico está en su derecho de investigar y Ricardo de defenderse. Un juez ha reconocido que hay información inexacta y le ha otorgado a Ricardo el derecho a réplica. El periódico ha apelado esa decisión. Los dos están en su derecho. Pero lo que no es aceptable es que Anaya utilice para su defensa personal los spots gratuitos de su partido. Hoy toda la publicidad del PAN que se ve en radio y televisión es para defender a Anaya de esas acusaciones. ¿Podría El Universal, o cualquier otro ciudadano o empresa, contratar espacios en radio y televisión para denunciar a Anaya? No, las leyes electorales lo prohíben.

La legislación electoral en estos temas no tiene ni siquiera sentido común, las autoridades no quieren tampoco ser estrictas con la aplicación de las normas (o peor aún, son selectivas). Y todo es más grave cuando, además, se utilizan esos espacios, pagados con recursos públicos, para mentir o manipular.

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