15-12-2017 Mientras José Antonio Meade iniciaba su precampaña ante los indígenas de San Juan Chamula, en Chiapas, y Ricardo Anaya lo hacía en Amealco, en Querétaro, Andrés Manuel López Obrador decidió iniciar campaña en un hotel capitalino anunciando el que sería su gabinete: ocho hombres y ocho mujeres que están, en su mayoría, lejos de cubrir las expectativas que se esperaría de un equipo gubernamental eficiente y experimentado.
Muchos de ellos quizás tengan, como aseguró López Obrador, una “inobjetable honestidad”. Puede ser, pero en todo caso tendrán que ser estudiados, porque la mayoría son poco conocidos y no tienen la más mínima experiencia en asuntos públicos o en las áreas en donde fueron colocados. Vamos con los principales: propuso en la secretaría de Gobernación a la ex ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Olga Sánchez Cordero. La ex ministra es una mujer, ella sí, inobjetable, aunque su experiencia para dirigir la política interior del país (¿y también la seguridad?) es sencillamente nula. Si hubiera propuesto a Olga, en tareas judiciales, o Función Pública, se comprendería, pero ¿a Gobernación?
Su propuesta de secretario de Hacienda, es Carlos Urzúa, un académico cuya única experiencia es haber sido durante poco más de dos años, con López Obrador en el DF, su secretario de Finanzas. Urzúa, sin experiencia previa o posterior en el gobierno, no se llevó bien con López Obrador ni tampoco le gustó la función pública: en julio del 2003 anunció que renunciaba para regresar a la academia “ya que había acabado su año sabático”. Dejó en el cargo a su mano derecha, Gustavo Ponce Meléndez, que fue detenido dos años más tarde cuando se difundió un video que lo mostraba apostando enormes cantidades de dinero en Las Vegas.
En la cancillería propone a Héctor Vasconcelos, un hombre polémico, hijo de José Vasconcelos. Se podría entender que fuera considerado para cultura, es sin duda un hombre culto y preparado, pero lo proponen para relaciones exteriores. Un personaje pasional en una posición donde se deben valorar, como mínimo, la paciencia y la tolerancia.
Mi muy estimado y respetable Esteban Moctezuma es propuesto para la secretaría de Educación Pública, para encabezar, dijo hace apenas dos días López Obrador, una contrareforma educativa que eche para atrás los cambios realizados en los últimos años. Que yo sepa Esteban ha sido un entusiasta defensor de la reforma educativa ¿será el encargado de acabar con ella a petición de la CNTE?
¿Quién se encargará de las negociaciones comerciales con Estados Unidos, de establecer acuerdos comerciales con el Pacífico, con Europa, con el mundo? Graciela Márquez Colín. ¿Quién es Graciela? Una economista reconocida en el Colegio de México y la UNAM, que jamás ha tenido un cargo público. Según su ficha biográfica su área de especialización es “la política económica durante el Porfiriato”. No la conozco pero ¿qué la hace calificada para dirigir la política económica y comercial del país?
La energía la llevará la ahora diputada Rocío Nahle, ferviente opositora a la reforma energética. Rocío además de diputada, fue presidenta municipal de Las Choapas, Veracruz, y es ingeniera petroquímica. Trabajó en Pemex y en la empresa Resistol. Rocío es una de las principales operadoras políticas de López Obrador.
Ninguna objeción a la propuesta del secretario de Turismo, Miguel Torruco, que ya cumplió esa responsabilidad, y bien, con Miguel Mancera en la CDMX, aunque repentinamente dejó a Mancera para irse con López Obrador. Es el consuegro de Carlos Slim (su hija está casada con Carlos hijo). Para Comunicaciones y Transportes, se propone a un reconocido ingeniero, Javier Jiménez Espriú, con el que se puede estar muy en descuerdo pero que tiene experiencia, más en energía que en transporte.
Los demás son personajes desconocidos en el mundo político y sin experiencia en administración pública. Por cierto, ni una palabra de quiénes llevarían la política de seguridad, ni en policías ni en el ámbito militar. El tema, como siempre en AMLO, no existe.
Dijo Andrés Manuel en enero del 2006 cunado anunció, como ahora, cuál sería su gabinete, que sería equiparable al de Benito Juárez. Ayer, dijo lo mismo. Andrés presume de conocer bien la historia de México pero, al igual que a la política, suele manipularla. En el gabinete de Juárez hubo personajes notables como Melchor Ocampo, Santos Degollado, Francisco Zarco, Sebastián Lerdo de Tejada, entre otros. Pero fue un gabinete de conflictos y pugnas terribles. En sus 14 años de gobierno, Juárez tuvo un centenar de movimientos ministeriales. Con muchos rompió de forma durísima: Lerdo de Tejada y Porfirio Díaz, su jefe de ejército, se sublevaron en su contra meses antes de su muerte, cuando Juárez se acaba de volver a reelegirse (1872) acusándolo de un fraude electoral.
Fue Juárez un hombre, como todos, de luces y sombras. Ignacio Manuel Altamirano, sostuvo que “Juárez proscribió y persiguió tenazmente o mandó fusilar a liberales sin mancha, a patriotas esclarecidos, si habían tenido la desgracia de no haberle sido adictos personalmente o de ofenderlo de algún modo”. Esa es la inspiración de Andrés Manuel. Pero comparar a esta propuesta de gabinete con Ocampo, Lerdo, Degollado o Zarco, entre otros, no parece serio.