12-03-2018 Si alguien cree que el candidato de Morena, Andrés Manuel López Obrador tranquilizó, como publicaron muchos medios, a los banqueros con su intervención en la Convención Nacional Bancaria porque dijo que no expropiaría ni nacionalizaría la banca, igual que poco antes había aclarado que no se perpetuaría en el cargo si era elegido presidente, se equivoca. En medio de frases que aparentaban, como las anteriores, ser conciliadoras (a estas alturas ¿qué candidato tendría que explicar que no va a expropiar la banca ni buscará cambiar la constitución para reelegirse?) López Obrador reiteró una serie de medidas realmente preocupantes y que diseñan su programa de gobierno.
Dijo que su gobierno sería austero y por eso entendió reducir salarios de funcionarios y vender el avión presidencial (una de las mayores tonterías que repite una y otra vez, como si el presidente de la república, su seguridad y staff se fueran a mover en vuelos de línea cotidianamente, poniendo en riesgo su seguridad y la de los pasajeros). Pero dijo, además, que resolvería todos los problemas del país, desde el crecimiento hasta la seguridad, combatiendo la corrupción que acabaría automáticamente cuando él asuma el poder. Qué bueno, porque su equipo está lleno, de arriba abajo, de corruptos confesos, desde personajes que estafaron a otras empresas y a su propia familia, hasta los que le robaron las indemnizaciones millonarias a sus trabajadores, los que vendían leche que en realidad era agua con endulzante y restos de materia fecal o lo que se llevaban hasta las ligas después de extorsionar empresarios. Qué bueno que el suyo va a ser un gobierno austero, porque lo que sabemos hoy es que el propio López Obrador ha vivido, toda su vida, absolutamente toda, de dinero público, y es una tradición que continúa, también viven de dinero público, porque ninguno trabaja ni ha trabajado jamás, sus tres hijos mayores y príncipes sucesores en Morena.
Más grave aún. Dijo, en una velada amenaza a laautonomía de los tres poderes de la Unión, que en tres años iba a cambiar (uso la palabra “sanear“) a todos los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, y una vez que tuviera ministros a modo en la Corte, pondría la fiscalía contra la corrupción una oficina dependiente de la misma. También reiteró que iba a cancelar la construcción del nuevo aeropuerto, no importa que sea un proyecto en el que trabajan ya miles de trabajadores, donde se han invertido miles de millones de dólares, donde existen contratos firmados y ejercidos con firmas de todo el mundo y que sea, además, autofinanciable e imprescindible para el futuro del país… pero como él no va a tener avión presidencial ¿para qué queremos un nuevo aeropuerto? También dijo que va a cancelar los contratos de la reforma energética “que no sean para beneficio de la nación”. Obviamente nadie sabe si el beneficio para la nación lo definirán las leyes o su personal punto de vista.
Reiteró, siempre en el ámbito energético, una de sus propuestas más anacrónicas. Va a construir una nueva refinería y va a rehabilitar las existentes: o sea, no va a terminar el aeropuerto y va a vender el avión presidencial para ahorrar. Va a cancelar los contratos petroleros que generan miles de millones de dólares y se va a gastar unos diez mil millones de dólares en refinerías que no son necesarias, inventando, como Chávez, que así la gasolina será más barata. Por cierto, también va a acabar con la reforma educativa para establecer otra que tenga el consenso nada menos que de la Coordinadora y de Elba Esther Gordillo. Un programa que pondrá a México en los umbrales del siglo XX, total ya dijo que la Constitución tendría queregresar a la que se escribió en 1917.
Pero como no podía ser de otra manera, terminó su intervención con una amenaza explícita. Advirtió que después de las elecciones tiene dos caminos: la Presidencia o Palenque, donde está su rancho La Chingada. Dijo que si pierde, por la buena o por la mala, se irá a Palenque, pero “si se atreven a hacer un fraude electoral a ver quién va a amarrar el tigre, ¡el que suelte el tigre, que lo amarre! ya no voy a estar deteniendo a la gente luego de un fraude electoral”. Traducido al español: si él no gana, que se atengan a las consecuencias, “soltará el tigre” y desestabilizará al país. En realidad, ya “soltó al tigre” en el 2006, sólo que entonces le faltaron garras. Hoy cree que ya le crecieron, por eso es hoy, también, más peligroso.
Los otros
En la misma Convención Bancaria, el jueves, Margarita Zavala hizo una buena presentación ante un público que la conoce y en egeneral la respeta. Ricardo Anaya cometió el error de volver a llevar, sin cambios, la misma presentación por la que ha sido acusado de plagio y que ya le había presentado a muchos de los asistentes. José Antonio Meade estaba entre los suyos y fue ovacionado luego de una muy completa exposición que abarcó casi todos los temas de la agenda del sector, de la economía y de la política.