El gobierno federal parece estar desconcertado ante la situación que se ha generado a partir de los atentados del 11 de septiembre. El presidente Fox había sido recibido como un aliado privilegiado por el presidente Bush. La colaboración antinarcóticos parecía fluir mejor que nunca; pero llegó el martes negro y el gobierno mexicano reaccionó originalmente bien y con prontitud, cuando comenzaron las presiones internas para que regateara el apoyo a Washgington, y finalmente, el de México ha quedado como un apoyo vergonzante, atrapado entre las mentiras y animadversiones partidarias de ciertos sectores políticos.