Gobernabilidad y humor involuntario
Columna

Gobernabilidad y humor involuntario

20-06-2019 La historia es digna de un guion de Groucho Marx. Luego de que los miembros del Consejo Coordinador Empresarial en una reunión pública con el presidente López Obrador se habían comprometido a inversiones por 32 mil millones de dólares, con un fuerte acento en el sector energético, y el presidente a crear las condiciones para que las mismas pudieran realizarse sin contratiempos, la comisión nacional de hidrocarburos anunció que se cancelaban las licitaciones mediante las cuales Pemex se asociaría con empresas privadas para la exploración y explotación de distintos pozos. Había por lo menos once empresas nacionales e internacionales registradas para la subasta. El argumento para la cancelación fue que Pemex (que cada día produce menos petróleo) no necesitaba socios para esa labor.

 

En otras palabras, lo que se tejió de día con los empresarios, se destejió de noche con la secretaría de Energía y Pemex.

Los empresarios, molestos, fueron a Palacio a reclamarle a quien es oficialmente el enlace con ellos, el jefe de la oficina presidencial, Alfonso Romo. Se dijeron sorprendidos por la decisión del gobierno que anulaba lo acordado horas antes. Romo les contestó que estaba tan sorprendido como ellos. Pero alguien le tuvo que informar de la molestia empresarial al presidente porque en la mañanera los regaña y dice que no habrá más licitaciones y concesiones petroleras hasta que las que fueron entregadas no comiencen a producir, porque hasta ahora sólo producen 20 mil barriles de crudo diarios.

Carlos Salazar, el presidente del CCE, responde que son cerca de 70 mil barriles, que a fin de año serán 123 mil y los especialistas agregan que las inversiones en el sector necesariamente tardan en madurar. Desde que se otorga una licitación, se hace una inversión y comienza a explotarse el pozo, pasa tiempo, porque es parte natural del proceso. Alguna vez se dijo que perforar un pozo petrolero era lo mismo que perforar un pozo de agua, que se tardaba lo mismo, evidentemente no es así. Más tarde el presidente quiso matizar el tema y dijo que no quería pleitos, que podrá haber nuevas licitaciones, pero no dijo ni cuando ni dónde ni para qué.

Entre la cancelación de las licitaciones y la visita de los empresarios a Palacio Nacional para hablar con el sorprendido Romo, el presidente López Obrador visita Durango, un estado donde Morena perdió todo en las pasadas elecciones locales. La principal obra de infraestructura en la región de La Laguna, donde confluyen municipios de Coahuila y Durango, sobre todo Torreón, de los primeros, y Gómez Palacio y Lerdo, de los segundos, es el metrobus que uniría las tres ciudades y solucionaría en grave problema de transporte público. El presidente López Obrador organiza, como siempre que visita un estado, un mitin público para estar comunicado con sus bases. Antes del mitin se compromete con el gobernador José Rosas Aispuru a que la federación le proporcionará los recursos que tiene congelados para la conclusión del metrobus, que está ya terminado en más de una tercera parte (la de Coahuila).

Van al mitin que está tomado por transportistas que no quieren el metrobus porque sus chimecos y taxis, que brindan un pésimo servicio, son caros e inseguros, quedarían en parte desplazados. Como un grupo le grita a López Obrador que no quieren el Metrobus, el presidente repentinamente dice que hará una consulta popular. “¿Alcen la mano quiénes están a favor del metrobus? ¿ahora quiénes están en contra?. Son más las manos alzadas que están en contra, se cancela el metrobus” anuncia el presidente. Todo dura unos 30 segundos. Cancelar una de las principales obras de infraestructura de una de las regiones más productivas del país es una decisión que se toma a mano alzada e interesada, en medio minuto. Terminado el mitin, el gobernador le pregunta al presidente qué pasó, el presidente le dice que estaba sorprendido por la presión de la asamblea, pero que lo busque a ver qué se puede hacer.

Olvidemos por unos minutos la propuesta de inundar las obras de Texcoco o de denunciar a los que presenten amparos contra el aeropuerto de Santa Lucía. Es una simple crónica de 72 horas de humor involuntario.

Ciencia y Sinaloa

Mientras los centros públicos de investigación están a punto de colapsar porque el Conacyt no les otorga recursos ni siquiera para darle servicios a los sofisticados equipos de investigación, desde médica hasta astronómica, el gobernador de Sinaloa, Quirino Ordaz, firmó un acuerdo con Gran Bretaña para financiar proyectos de investigación científica y cultural durante los dos próximos años.

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