21-11-2019 El referente político, el estilo de gobernar más cercano al presidente López Obrador es el de Luis Echeverría. Son cosmovisiones muy similares en ápocas muy distintas. No en vano fue con Echeverría que comenzó su vida política, cuando se afilió al PRI y cuando tuvo sus primeros puestos en la función pública de la mano de Ignacio Ovalle, secretario particular y jefe de la oficina de la presidencia en el sexenio de Echeverria y quien se llevó a López Obrador, recomendado por el gobernador de Tabasco, Leandro Rovirosa, a lo que ahora es el Instituto Nacional Indigenista.
En su célebre libro El estilo personal de gobernar, Luis Cosío Villegas dice que “puesto que el Presidente de México tiene un poder inmenso, es inevitable que lo ejerza personal y no institucionalmente… Es decir, que el temperamento, el carácter, las simpatías y las diferencias, la educación y las experiencias personales influirán de un modo claro en toda su vida pública y, por tanto, en sus actos de gobierno”. Don Luis hablaba entonces de Echeverría, pero la definición se puede aplicar perfectamente al presidente López Obrador. Es imposible comprender su forma de ejercer el poder sin asumir que el que goza es inmenso, que lo hace de una forma mucho más personal que institucional, y que se rige por su temperamento, sus simpatías, por su educación y experiencias personales, tan afincadas en aquellos años de inicio.
Y en ese estilo personal de gobernar dos cosas resultan centrales: la confrontación y la no negociación. No son pocos los funcionarios de su gabinete que prefieren no decirle las cosas que no le gustarán al Presidente. Parte del panorama que en muchos ámbitos observa el Presidente tan distinto del que otros vemos tiene relación con esa poca comunicación y con la forma en que se le presentan los temas, los datos, la información dura.
Como Echeverría, el presidente López Obrador es astuto pero también terco, difícil de mover de sus propias posiciones, también solitario, y aunque la formación y experiencia política de Echeverría haya sido mucho mayor a la de Andrés Manuel al asumir la presidencia, éste último puede presumir de haber recorrido un camino mucho más azaroso y quizás por eso sus posiciones personales son también más cerradas, menos permeables a opiniones ajenas.
En ese derrotero de muchos años de oposición se ha galvanziado también en el Presidente la idea de lo inexorable de su camino. Olvida que en la conjunción de factores que confluyeron en su triunfo también se deben contar la enorme cantidad de errores de sus adversarios, y que el suyo fue tanto un voto en su favor como un amplio voto de rechazo a otras opciones.
Las mayorías las entiende como absolutas y por eso no se da ni un paso atrás ni nada se negocia. Ese estilo se refleja en distintos conflictos que será imposible cerrar sin daños mayores. Uno de ellos es el presupuesto 2020 que debe salir “sin modificarle una coma“, como ha ordenado, lo que resulta cada día más difícil: son demasiados los damnificados como para que no haya reacciones. Y las mismas comienzan en su propio partido, en Morena y en sus aliados del PES y el PT. No le están alcanzado los votos para sacar el presupuesto sin hacer modificaciones pero no existe voluntad de hacerlo. Tanto que las oposiciones creen, y no están del todo desatinadas, que esa cerrazón con los grupos del campo terminará siendo una táctica para sacar a como dé lugar el presupuesto sin negociar con nadie.
Se basan en ello en otra terquedad costosa: la designación de Rosario Piedra en la CNDH, un nombramiento ilegal y obtenido en una votación fraudulenta en el propio senado. Lo de la hija de Rosario Ibarra es simplemente un capricho político: no es ni la más calificada, ni la más destacada, ni la mayor activista. Había muchos otros, cercanos al Presidente, que cumplían con los requisitos legales para ocupar esa posición. El designar a la señora Piedra fue una demostración de poder, tipo la cancelación del NAIM: se hace porque puedo hacerlo. El desconcimiento de todos los gobernadores y alcaldes de las recomendaciones que emita la CNDH de la señora Piedra es sólo el inicio de la banalización partidaria de la Comisión.Será, insistimos, un capricho costoso.
De cabeza
La que está también afectada por ese personal estilo de gobernar, es la seguridad del propio Presidente. Es imposible decirle que hay cosas que no se pueden hacer, no lo acepta. Este fin de semana quiere dormir en Tlapa, Guerrero, uno de los lugares más inseguros del país, donde ayer se decomisaron 21rifles AR-15 y se detuvo a 15 personas.