La 18 asamblea priista fue, sin duda, un triunfo político de Roberto Madrazo. Su gente había sido muy poco generosa en la victoria, confirmándo su peso en el priísmo, la actitud que se había tomado fue de una violencia excesiva contra sus adversarios y en la decisión de mantener no sólo los candados para los pricipales puestos de elección popular. La gente de Madrazo planchó a sus oponentes en la asambla, desarrollaron una intensa labor de proselitismo, cercaron las mesas sobre todo la de estatutos y dirección de dirigentes e impulsaron acuerdos que en varias ocasiones lograron ganar por márgenes muy pequeños.
