La lucha interna y el día después
Columna

La lucha interna y el día después

31-05-2021 

El cierre de la campaña está ensombrecido por el alto grado de violencia preelectoral que nadie puede asegurar que no continuará después del 6 de junio. 35 candidatos y 88 políticos ligados a alguna campaña muertos, están muy lejos de poder ser considerados un resultado del amarillismo mediático. 

A ello se acercó mucho más el presunto incidente que vivió Mario Delgado en Tamaulipas que ni remotamente, como se ve en el video, fue encañonado por armas largas (fue increpado por militantes de su propio partido Morena, que no fueron favorecidos por una candidatura). Pero de amenazas y agresiones reales y serias no han estado libres militantes y candidatos de todos los partidos, lo que demuestra el grado de enraizamiento de la violencia en muchos puntos del país, un fenómeno que tiene como principal protagonismo al crimen organizado pero que lo trasciende y entra directamente al campo político y electoral.

    Habría que trabajar muy duramente y se debería cambiar, después del 6 junio, una estrategia de seguridad que a todas luces no sólo es insuficiente, sino que ha demostrado ser, también, contraproducente. La larga visita del director de la CIA no puede demostrar más que la profunda preocupación que existe en la Unión Americana sobre éste y otros temas. Como habría que cambiar, si priva la sensatez, muchos otros capítulos en la línea de trabajo de la actual administración. Se le puede adjuntar todos los adjetivos del mundo al reportaje de The Economist pero es, en buena medida, lo que piensa un sector importante del mundo empresarial y de inversionistas, dentro y fuera de México.

    No olvidemos que el 7 de junio todo ello se relacionará, también, con dos cosas: obviamente con el resultado electoral, pero también ese día comenzará la lucha por la sucesión, que de acuerdo a cómo queden las cosas el próximo domingo será mucho más abierta y dura. 

Y hay varios capítulos que tendrán que definirse desde esa lógica, desde el accidente de la Línea 12 hasta la seguridad pública y nacional, desde la política económica y de inversiones hasta la energética. Nada de esto implica que los cambios vayan a ser necesariamente positivos: esa es una posibilidad, la otra, no descartable en absoluto, sería aplicar una fuga hacia adelante, una profundización de las contradicciones y en este caso del error, para con la polarización tratar de superar la brecha. Eso en política y comunicación siempre le ha funcionado al Presidente pero, en políticas públicas, suele terminar en un gravísimo error. Recordemos a López Portillo.

    Muchos en Morena están pendientes del resultado electoral para ajustar cuentas, lo tienen pendiente en realidad desde su propia elección, con Mario Delgado a quien identifican con el canciller Marcelo Ebrard, aunque Mario, es justo decirlo, se ha movido en muchos sentidos con base en las órdenes que ha recibido desde Palacio Nacional. Pero nadie en Morena va a responsabilizar al Presidente si las cosas no salen bien en las elecciones.

La lucha interna del partido, escenificada entre otras cosas por la distancia de la secretaria general Citlali Hernández con Delgado y con la lucha por las candidaturas (ahí está el caso de Porfirio Muñoz Ledo casi como paradigmático). La campaña contra “los Scherer”, con audio incluido, que Omar Cervantes, nada menos que el director de comunicación social de la secretaría de Gobernación, está realizando (me imagino que con autorización de la secretaria Sánchez Cordero, porque lleva meses) es otro ejemplo, que se adiciona con varios otros despropósitos del mismo funcionario, como aquel documento que escribió inventando el BOA (Bloque Amplio Opositor) que en su momento exhibió incluso el presidente López Obrador, lástima que había dejado su autoría registrada en la propia hoja del documento.

    O se podría reflejar también en la lucha interna en Guerrero, donde está lejos de haber concluido el enfrentamiento entre Pablo Amílcar Salazar, el hermano de Irma Eréndira, y Félix Salgado Macedonio, una lucha que tiene a la secretaria de la Función Pública con un pie fuera del gabinete y a Evelyn Salgado, la hija de Salgado Macedonio, empatada con el candidato del PRI-PRD, y ahora también del PAN, Mario Moreno Arcos.

    Detrás de todo esto, y de mucho más, se esconde la lucha por la sucesión para el 2024, una lucha que pinta cruenta y alejada de la disciplina interna, misma que hoy sólo puede imponer el Presidente López Obrador, porque que no tiene estructuras partidarias o institucionales que la contengan.

Sin control

En una rápida revisión de medios de este domingo se puede constatar que hubo bloqueos de carreteras en Michoacán por parte de grupos armados (a lo que se sumó el derrumbe en la autopista Siglo XXI); bloqueos de horas en la Puebla-Veracruz; la autopista entre Tuxtla y San Cristóbal cerrada por manifestantes durante 12 horas sin que se apareciera una sola autoridad; retenes de grupos armados en la carretera Tejupilco-Temascaltepec, una zona de intensa actividad turística, que saquean y roban motocicletas de alta gama con toda impunidad. Parece tener razón el Comando Norte del Departamento de Defensa de Estados Unidos: amplios territorios del país no están bajo control de las autoridades. Y eso es, definitivamente, lo más grave de todo lo que estamos viviendo

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