PAN: más allá de Paoli
Columna JFM

PAN: más allá de Paoli

Francisco José Paoli Bolio se ha convertido, con su ausencia en una de las votaciones sobre el IPAB en el pasado periodo extraordinario del Congreso, en el eje de una disputa que trasciende, en mucho, el debate sobre el Instituto de Protección al Ahorro Bancario y que se inscribe, de lleno, en la lucha interna que se está librando por el control y los espacios de poder en el PAN, lucha que se libra en dos niveles: por una parte, entre los sectores que responden al candidato presidencial Vicente Fox y la llamada corriente histórica, y, por la otra, la disputa por posiciones legislativas en la capital y el estado de México.

Francisco José Paoli Bolio se ha convertido, con su ausencia en una de las votaciones sobre el IPAB en el pasado periodo extraordinario del Congreso, en el eje de una disputa que trasciende, en mucho, el debate sobre el Instituto de Protección al Ahorro Bancario y que se inscribe, de lleno, en la lucha interna que se está librando por el control y los espacios de poder en el PAN, lucha que se libra en dos niveles: por una parte, entre los sectores que responden al candidato presidencial Vicente Fox y la llamada corriente histórica, y, por la otra, la disputa por posiciones legislativas en la capital y el estado de México.
La lucha interna en el PAN es difícil de disimular. Evidentemente, por encima de empatías o animadversiones personales, allí lo que está en juego es la línea estratégica del panismo, donde los históricos perciben en Fox una aventura que puede concluir mal para su partido, incluso en el caso en que Vicente ganara la presidencia, mientras que éste ve en los históricos a hombres y mujeres demasiado gradualistas, con demasiados compromisos que, en realidad, no están dispuestos a luchar a todo o nada por el poder. Y, quizás, los dos tienen parte de razón.
Los sectores históricos, tienen un adversario común, pero, como ha ocurrido en el pasado, mantienen divergencias entre sí, lo que le ha permitido a Fox avanzar en sus posiciones dentro del panismo. Por una parte, Diego Fernández de Cevallos está trabajando en la construcción de una corriente interna que se dará a conocer, sea cual sea el resultado electoral, a partir del próximo 3 de julio, en la que participarían hombres de peso, como el ex gobernador Francisco Barrio Terrazas, y que tendría entre sus objetivo, además de tratar de mantener los principios ideológicos del panismo, buscar la presidencia de ese partido, a fines del 2001, cuando habrá elecciones internas. En esta corriente, la mancuerna de Diego (que ya ha adelantado que no hará un libro de respuesta a Fox por las acusaciones que le hiciera Vicente en el suyo, pero que sí ha admitido que está "elaborando unas cuartillas"), sería el ex candidato a gobernador del estado de México y actual alcalde de Naucalpan, José Luis Durán. Por otra parte, Felipe Calderón, que buscará una posición en el legislativo, está formando una corriente interna que los panistas denominan "arco iris" que buscará, objetivamente, ponerle frenos a la presión interna del foxismo. Aunque éste permanezca fuera del PAN, los hombres cercanos a Carlos Castillo Peraza, siguen manteniendo presencia en el partido: el mejor ejemplo es Jesús Galván, que ganó la elección interna del panismo para encabezar las listas de senadores de ese partido por la capital.
Los enfrentamientos que estamos observando en estos días respecto al caso Paoli Bolio tienen origen en esas luchas y diferencias internas. Resulta paradójico que se hayan concentrado tanto algunas baterías panistas sobre el ex rector de la UAM y, por el contrario, se olvide aquel legislador de Baja California que mientras Paoli se abstenía en la votación del IPAB, estaba esquiando el Lake Taho, o en los miembros del partido Verde, aliado del PAN y de Fox, que simplemente no fueron a la sesión o votaron con el PRI.
Aquí hay varias jugadas simultáneas y el árbol no puede hacernos perder de vista el bosque. Porque a esas luchas globales entre los foxistas y los históricos, tenemos que sumar la que se está dando en el DF y el estado de México. Al mismo tiempo que se decidió que Santiago Creel (una posición de Fox) fuera el candidato para el gobierno capitalino, se votó, como decíamos, por Jesús Galván (cercano a Castillo Peraza y al panismo histórico) como cabeza de la lista de senadores para la capital. En segundo lugar quedó Cecilia Romero, sin duda partidaria de Fox. Quedó fuera Gonzalo Altamirano Dimas, durante años presidente del PAN en la capital y enfrentado tanto con los grupos foxistas que ahora controlan el comité directivo de la ciudad de México, como con los cercanos a Diego. La lucha se está librando por la candidatura plurinominal al senado, que viendo las condiciones de campaña en la capital, pudiera tener más posibilidades de llegar a la cámara alta que los candidatos uninominales. Quien encabezaría esa lista sería Paoli Bolio, identificado como muy cercano a la corriente de Diego. Y el objetivo de muchos de sus críticos pareciera estar en quitarle esa posición. Eso busca también el foxismo: tener un hombre suyo en la cabeza de esa lista.
La lucha se extiende al estado de México. Sin duda, José Luis Durán es una figura clave en el panismo estatal y, menos duda cabe de su cercanía con Diego. Por eso, los más acervos críticos de Paoli son los que se oponen, también, a Durán y que en el pasado proceso mexiquense apoyaron en su mayoría a Ruth Olvera, muy cercana a la corriente foxista. Buena parte del llamado Bronx panista (en contrapartida al conocido Bronx priísta que encabeza Rafael Oceguera) en la cámara de diputados, tiene fuerte influencia del panismo mexiquense foxista: allí están Javier Paz y los hermanos Rubén y Eduardo Mendoza Ayala (hace unos meses, los históricos eran los que habían pedido la expulsión de Eduardo, que ahora es la principal carta de Vicente para la candidatura por el senado por ese estado), que son la cabeza de las impugnaciones contra Paoli. En realidad, están peleando el control del panismo estatal, la futura senaduría y la candidatura para la alcaldía de Naucalpan, donde los foxistas quieren a Amado Olvera (familiar de Ruth), mientras que los históricos, Diego y Durán, proponen a Manuel Gómez Morín Martínez del Río.
La reunión de esta semana en la que se adelantaron cambios en el equipo de campaña de Fox (por cierto, la presunta salida del secretario de finanzas del partido, Ramón Corral del área de finanzas de la campaña abrirá esa posición a los llamados Amigos de Fox) y sobre todo la del Comité Ejecutivo Nacional panista que se realizará el 14 de enero próximo, serán claves para darle o no, salida a estas contradicciones. En el CEN, del que el propio Paoli Bolio forma parte, el foxismo tiene mayoría aunque ello podría neutralizarse si Luis Felipe Bravo Mena no apoya las posturas del candidato presidencial. Las posiciones más duras en la reunión, las encabezará Gerardo de los Cobos, hombre de toda la confianza de Fox y presidente del partido en Guanajuato. Los históricos piensan, por su parte, mantenerse muy firmes y rechazar cualquier intento de sanción a Paoli. En todo esto, la clave parece estar en Bravo Mena: ese día se verá su control real en la dirección del partido y su capacidad para mantener unidas corrientes que hoy muestran serias tendencias centrífugas.

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