¿El candidato Diego?
Columna JFM

¿El candidato Diego?

Ayer la Policía Federal Preventiva desocupó las instalaciones de la UNAM y comenzaron a abrirse los cauces para avanzar en una resolución de fondo del conflicto universitario. Con la Universidad cerrada ello hubiera sido imposible.

Ayer la Policía Federal Preventiva desocupó las instalaciones de la UNAM y comenzaron a abrirse los cauces para avanzar en una resolución de fondo del conflicto universitario. Con la Universidad cerrada ello hubiera sido imposible.
Pero mientras la UNAM comienza a buscar su destino, en la vida política nacional se han comenzado a dar una serie de movimientos, que pueden modificar profundamente el escenario. Uno de esos movimientos se produjo en el PAN. Todo indica que, como ayer decíamos, Diego Fernández de Cevallos será quien encabezará la fórmula de candidatos al senado por el PAN en el DF. Ello es parte de una intensa labor de cabildeo de Luis H. Alvarez y José Luis Durán y de allí se desprende, también, una lectura coherente de lo sucedido con las muchas operaciones que se realizaron en el panismo durante el pasado fin de semana.
En la reunión del martes en la noche, el comité regional del PAN en el DF decidió lanzar entre hoy y mañana, la convocatoria para la designación del candidato a senador que será elegido por el Consejo regional, conformado por 60 consejeros locales. Hasta ahora, el único que ya ha adelantado que se presentará es el diputado Julio Faesler. Pero ya hay un grupo de consejeros trabajando en pos de la candidatura de Diego y recolectando firmas con ese fin. La elección se realizará el día 16 de marzo. Y si bien Diego sigue diciendo que él no buscará la candidatura, todo indica que la candidatura lo buscará a él y que no podrá resistirse a una demanda abrumadora del partido en este sentido.

Y no se trata sólo de actos espontáneos. La transformación de Diego en candidato a senador, pese a mantener su enfrentamiento con Vicente Fox y a que no fue a la reunión del domingo en Querétaro, no se podría comprender sin varios movimientos muy importantes que se dieron en el fin de semana. Primero, en la reunión del CEN el viernes 4, se logró allanar el conflicto con Francisco José Paoli Bolio, que era uno de los principales agravios del llamado panismo histórico: el PAN manifestó su confianza en la respetabilidad del diputado y éste aceptó retirar su renuncia y permanecerá en el PAN. Lo cierto es que Paoli presidió el miércoles la reunión de la comisión permanente del Congreso de la Unión como si nada hubiera sucedido en diciembre pasado.
Pero para ello se tienen que haber movido varias piezas. Primero, Eduardo Mendoza Ayala, dirigente del estado de México de nuevo cuño y uno de los hombres más enfrentados con la corriente histórica y en particular con Diego y Durán, que había sido uno de los más duros impugnadores de Paoli, fue sancionado y quedó fuera de la jugada política en el panismo: eso le da a Durán y a su corriente la casi seguridad de que la posición para el senado (que fue una de las disputas que se ocultaron tras el escándalo Paoli) será para el actual presidente municipal de Naucalpan, cuya figura, sin duda y aunque parezca paradójico, ha crecido -por simple comparación- desde su derrota electoral en el estado de México el año pasado.
Por otra parte, otro de los más duros impugnadores de Paoli había sido el líder del PAN en Guanajuato, Gerardo de los Cobos, sin duda uno de los hombres más cercanos de Vicente Fox. Pero resulta que la semana pasada, el foxismo guanajuatense recibió una durísima andanada, con la excusa de la elección del candidato a gobernador para el estado, de la gente de Carlos Medina Plascencia, que respaldaba la candidatura de Eliseo Martínez en contra del ganador, el foxista Juan Carlos Romero Hicks. Para muchos en el equipo del candidato presidencial, el escándalo guanajuatense tenía como fondo el asegurar la candidatura de Medina Plascencia al senado y, con ello, su posición como líder del blanquiazul en la cámara alta. No sé cuál fue el cálculo que sacó la gente de Fox, pero entre un acuerdo de principios con el político, junto con Fox, más popular que tiene el panismo a nivel nacional, como lo es Diego, y un compromiso forzado, me temo que optaron por lo primero. Y Paoli salió rehabilitado, con justicia, porque lo que se había hecho con él sencillamente no era correcto, de la reunión del CEN del viernes.
Y algo más debe haber ocurrido, porque el eje de la reunión con los gobernadores del domingo en Querétaro, estuvo puesto en la reconciliación interna y el cierre de heridas. El propio Fox, demandó -en un tono poco acostumbrado en él- el apoyo y el respaldo de su partido. Y las cosas, aparentemente, comenzaron a acomodarse en el panismo. La señal de la elección interna guanajuatense se había apagado pero había sido demasiado fuerte como para ignorarla.
Pero, además, si finalmente en la convención del 16 de marzo, Diego resulta ser el candidato del PAN al senado por el DF, ello se debe atribuir a factores no sólo de principio sino también crudamente pragmáticos. Para nadie es un secreto que la candidatura de Santiago Creel no llega aún a estar a la cabeza en el DF, pero ha logrado un posicionamiento mucho mayor al esperado, en buena medida por méritos propios pero en mucho por los errores cometidos, una y otra vez, por sus dos principales adversarios: Jesús Silva Herzog y Andrés Manuel López Obrador.
Y la presencia de Diego podría ser decisiva en este sentido, al mismo tiempo que se garantizaría un liderazgo panista en la cámara alta que, gane o pierda Fox, le garantice al propio partido, un política de respaldo a sus principios históricos que de otra forma no tendría o no podría asegurar. Ello le daría no sólo un notable impulso a Creel, sino al propio Fox, que de ganar, adquiriría compromisos ineludibles con el ala del partido que más lo ha cuestionado, y si llegara a perder, no podrá argumentar que su partido no le dio el apoyo suficiente. Es, en síntesis, una de las fórmulas de equilibrio que el panismo requiere para evitar que el conflicto entre el foxismo y los históricos (o doctrinarios, como prefieren llamarse) termine dañando irreversiblemente su campaña.
Ya analizaremos lo que está ocurriendo al respecto en el PRD, pero donde sin duda deben de estar preocupados es en el PRI. La ventaja abrumadora que tenía Silva Herzog al inicio de la campaña disminuye día con día, no tanto por los aciertos de sus adversarios sino por algo que todos han dicho y que preocupa al propio Labastida: la campaña de Silva no se ve y los conflictos con la dirigencia local del partido son bastante más que un rumor. No es casual que ayer se hayan reunido por primera vez en plan formal, Labastida, Silva Herzog y Roberto Campa. Y es más que probable que éste se convierta en candidato a senador, mientras que Aguilera será, sin duda, candidato para alguna de las posiciones en el DF. Ello permitiría la designación de un coordinador de campaña para Silva, y si bien suenan los nombres del propio Campa y de Manuel Jiménez Guzmán, todo indica que esa responsabilidad recaerá en uno de los operadores históricos del PRI en la capital, Jesús Salazar Toledano.
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