Entre hoy y mañana la Casa Blanca deberá entregar al Congreso de su país, la certificación de las naciones en las cuales hay presencia del narcotráfico. De acuerdo con sus intereses, el gobierno estadunidense certificará o dejará de hacerlo a una treintena de países, incluyendo México. El único gran centro del narcotráfico internacional que no es investigado, que no está sujeto a certificación alguna, es un país que consume el 50 por ciento de las drogas ilegales que se producen a nivel mundial, que tiene 20 millones de consumidores habituales, seis millones de adictos, un país al cual el tráfico de drogas le genera, según las cifras oficiales y más conservadoras, utilidades por 57 mil millones de dólares anuales, un país que no sabe, oficialmente, quiénes son los jefes de esas extensas redes y que considera que dentro de sus fronteras no hay cárteles y por eso no los combate: se trata de Estados Unidos, el certificador descertificado.