Ayer, la Casa Blanca confirmó que tanto México como Colombia estaban certificados. El general Barry Mc Caffrey, hizo un extenso reconocimiento a cómo ha avanzado la colaboración de las distintas naciones de América Latina con Estados Unidos en la lucha contra el narcotráfico, mientras que a Afganistan, como era previsible, le tocó el turno de la descertificación. Es lógico: la nación controlada por los talibanes está abasteciendo de heroína a toda Europa y a buena parte de Estados Unidos, y como esa heroína está siendo producida por las propias autoridades de los musulmanes integristas, tiene tal grado de pureza que se comercializa como heroína en polvo (eliminando con ello ese límite que constituye el inyectarse) y se ha transformado en la nueva droga de moda en el viejo continente y cada vez más en el nuevo.
Ayer, la Casa Blanca confirmó que tanto México como Colombia estaban certificados. El general Barry Mc Caffrey, hizo un extenso reconocimiento a cómo ha avanzado la colaboración de las distintas naciones de América Latina con Estados Unidos en la lucha contra el narcotráfico, mientras que a Afganistan, como era previsible, le tocó el turno de la descertificación. Es lógico: la nación controlada por los talibanes está abasteciendo de heroína a toda Europa y a buena parte de Estados Unidos, y como esa heroína está siendo producida por las propias autoridades de los musulmanes integristas, tiene tal grado de pureza que se comercializa como heroína en polvo (eliminando con ello ese límite que constituye el inyectarse) y se ha transformado en la nueva droga de moda en el viejo continente y cada vez más en el nuevo.
Pero, de la misma forma que era previsible la certificación de México y Colombia, también lo es que se lanzará una dura andanada de un grupo de legisladores en el Congreso, este año particularmente contra México, más incluso que contra Colombia. En algunos casos, sin duda, podrán existir buenas intenciones para impulsar esa campaña, pero lo cierto es que detrás de ese grupo de legisladores se mueven fuertes intereses económicos que, en muchos casos, lo que buscan, simplemente, es ocultar el problema de las drogas en sus propios distritos, tratando de ocultar sus fracasos institucionales (o desinterés) en el combate local contra el narcotráfico a través de la magnificación de enemigos externos.
Los grupos que impulsan una descertificación de México en el Congreso están plenamente identificados. El domingo pasado en Milenio Semanal hablábamos de John Mica, el principal promotor de esa iniciativa. Mica, decíamos, es un republicano de Florida, que preside el subcomité de Justicia Criminal, Política de Drogas y Recursos Humanos de la cámara de representantes. En el último proceso de certificación, en el periódico de la secta Moon, el Washington Times, publicó un extenso artículo en el cual acusaba de complicidad a la administración Clinton con México en el narcotráfico y en julio de 1999, presentó una iniciativa de ley, pidiendo mucho mayor control de la Casa Blanca sobre México.
Pero el caso de Mica, decíamos, es ejemplificador. Mica es representante por el distrito 7 de Florida, localizado en los suburbios de Orlando y Daytona Beach. En ese distrito no hay casi población latina, apenas un 6 por ciento contra un 90 por ciento de anglosajones, por lo que no le interesa el voto latino y sí el WASP. En ese distrito, sin embargo, las propias autoridades locales han calificado al consumo de drogas como una verdadera "epidemia": en ese distrito, el número de muertos por sobredosis superó en 1998 el de muertos por homicidios y se considera que el 80 por ciento de los delitos que se cometen está relacionado con el consumo de drogas. Además, según investigaciones oficiales del gobierno estadunidense, esa zona de Orlando está considerada uno de los principales puntos de ingreso de heroína a los Estados Unidos. Esa heroína no proviene de México, como tampoco la mayor parte de la droga que se consume en ese distrito ni son mexicanos los traficantes que allí operan (precisamente, buena parte de esa heroína proviene de Afganistán, vía Europa). Pero Mica, jamás ha hecho declaración alguna contra los introductores de esa droga en su propio distrito.
Sí ha impulsado, en su iniciativa de ley de 1999 que, por ejemplo, como parte de las exigencias de Estados Unidos hacia México en la lucha antinarcóticos, se le demande a nuestro país que todo el equipo para combatir el tráfico de drogas sea adquirido en los propios Estados Unidos. Esa demanda, similar a la que se está haciendo a Colombia antes de aprobar el paquete de ayuda económica destinado a la lucha contra el narcotráfico, apoya, sobre todo, a dos empresas estadunidenses: la Sikorsky Aircraft y la Bell Helicopter Textron, los dos principales fabricantes de helicópteros y aviones especializados en la lucha antinarcóticos: cada una de ellas, si acepta Colombia los términos del acuerdo, recibirá en forma inmediata un pedido por más de treinta helicópteros de combate. Uno de los principales impulsores de la iniciativa es el senador demócrata por el estado de Connecticut, Christopher Dodd, donde casualmente están las instalaciones de la empresa Sikorky.
Muchos de los otros legisladores que impulsan esta iniciativa, tienen graves problemas de drogas y narcotráfico en sus distritos, pero, paradójicamente, sus proyectos están dirigidos hacia México, no al área de la que son representantes. Por ejemplo, el senador republicano Paul Coverdell y el representante, también republicano, por el séptimo distrito Bob Barr, ambos de Georgia, provienen de una zona calificada por las propias autoridades estadunidenses como un centro de almacenamiento, distribución, venta y consumo de todo tipo de drogas. Atlanta está considerada, además, uno de los principales centros de lavado de dinero de todo el país, donde, por cierto y según datos oficiales se quedan 90 centavos de cada dólar proveniente del tráfico de drogas. ¿Quiénes, en ese contexto, financian al senador Coverdell? Casualmente empresas de consultoría financiera locales, como King & Spalding, Amresco y Travelers Group, además de la Coca-cola y la controvertida Asociación Nacional del Rifle, que oficialmente aportó para su campaña más de 95 mil dólares.
No es el único. También en Florida, como Johm Mica, está el representante Clay Shaw, un representante republicano por el 22 distrito (Mica lo es del 7mo). La suya es una zona caracterizada por el gobierno estadunidense como un centro de entrada y distribución de heroína, crack y cocaína. Otro impulsor de la descertificación de México en el Congreso (y que defiende la iniciativa de Mica de julio del 99) es Spencer Bachus, del 6 distrito de Alabama. El suyo es un distrito calificado como una importante puerta de entrada de drogas a Estados Unidos, y desde allí se distribuye al resto del país. Adicionalmente, se acepta que la zona es uno de los principales productores de mariguana para el mercado estadunidense: no se conoce ninguna iniciativa del representante Bachus para atacar este problema. Es similar la situación en el 17 distrito de Ohio, del que es representante, el señor James Traficant.
Es más grave la situación que se registra en Nueva York, cuyo representante por el 20 distrito es Benjamin Gilman, también republicano. En el distrito de Gilman se registran el 50 por ciento de todos los decomisos de heroína que se realizan en Estados Unidos: por cierto, la mayoría de esa heroína no proviene de Colombia o México, sino de Europa o directamente de Asia. Gilman no ha presentado iniciativa alguna al respecto, tampoco con relación a las 261 empresas que, según las autoridades estadunidenses, se dedican al lavado de dinero en esa ciudad.
En ese caldo se cuece la lucha antidrogas, dentro de los propios Estados Unidos.
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En estos días los partidos se van a desayunar con una novedad. Según el artículo 56 de la constitución y según el propio Cofipe, el senador de minoría de cada estado que se deberá elegir en las elecciones del 2 de julio, le corresponde "al partido" que por "sí mismo" haya obtenido la segunda votación en cada estado. Y eso, según algunos expertos, dejaría fuera a las coaliciones, léase la alianza por México y la alianza por el Cambio. Y allí estaría una poderosísima razón por la cual, Muñoz Ledo, Camacho y Gilberto han reiterado, en los últimos que no habrá declinaciones. Si el IFE los apoya pueden ganar mucho más de lo que se espera.