Ahora resulta que en el debate que lanzó el perredismo sobre el horario de verano son tan argumentables desde los problemas para “el mañanero” (Félix Salgado Macedonio **dixit**), hasta una simple intención de las autoridades federales para darle lata a la ciudadanía, según se interpreta de las declaraciones del líder de la asamblea y ya candidato a diputado federal (al igual que el folclórico, para ser moderados, Salgado Macedonio), nuestro amigo Martí Batres .
Ahora resulta que en el debate que lanzó el perredismo sobre el horario de verano son tan argumentables desde los problemas para "el mañanero" (Félix Salgado Macedonio **dixit**), hasta una simple intención de las autoridades federales para darle lata a la ciudadanía, según se interpreta de las declaraciones del líder de la asamblea y ya candidato a diputado federal (al igual que el folclórico, para ser moderados, Salgado Macedonio), nuestro amigo Martí Batres .
En realidad, el PRD por buscar aprovechar una situación que sin duda no es popular, como el cambio de horario, a pesar de que con éste son ya cinco años que lleva aplicándose, se metió en problemas y terminó escenificando, una vez más, sus divisiones internas. El problema es sencillo: no cabe duda que las autoridades, desde un inicio, no explicaron bien las razones del horario de verano. Sobre todo cuando se habla de ahorro de energía, al hombre de la calle lo que le consta es que no paga menos en absoluto e incluso, por los aumentos regulares en el precio de la energía eléctrica, termina pagando más. Y es verdad que el horario de verano provoca ahorros, pero es en la generación de energía y en el consumo global. Ello ameritaría su aplicación, pero el ahorro no es tan significativo como para hacerlo irreversible. Lo que hace muy inconveniente cambiar el horario de verano es algo más sencillo y mucho más fácil de explicar si, desde el poder y los partidos, se decide asumir nuestra nueva realidad como país: necesitamos cambiar de horario porque nuestros principales socios comerciales en Estados Unidos, Canadá y Europa lo hacen, porque el cambio de horario es una práctica tradicional en el mundo industrializado para aprovechar mucho mejor la luz en países o regiones que no gozan de nuestro privilegio geográfico en este sentido, y en donde las diferencias en la luz natural entre una y otra hora es determinante para la propia calidad de vida y la producción.
Nuestro caso, por nuestra ubicación geográfica, no es, ni remotamente, tan difícil. Pero no podemos, sin hacer mucho más complejas las comunicaciones, los transportes, las relaciones económicas y comerciales, ignorar esa realidad: en otras palabras, simplemente, por encima de ahorro de energía o de la somnolencia del señor Salgado Macedonio para sus mañaneros, lo que ocurre es que simplemente tenemos que adaptarnos como país a una realidad de la que ya somos parte (el ser ya una pieza más de un mundo globalizado, donde nuestras relaciones principales se dan con el norte y con las principales naciones industrializadas, particularmente con Estados Unidos, relaciones de las que depende en grado altísimo nuestro propio desarrollo) y de la que no podemos alejarnos. Si en lugar de hablar de costumbres sexuales matutinas, nada desagradables por cierto, o del ahorro de kilowatts-hora, se explicara con claridad, por parte de autoridades y empresarios, cuántos negocios se caerían o se dificultarían simplemente por no hacer el cambio de horario, si los horarios entre México y Estados Unidos se despegaran demasiado, la gente podría entenderlo mucho más fácilmente. Incluso para los estados donde no se debe cambiar ese horario: el caso de Sonora es clarísimo al respecto: esa entidad no modifica su horario por la sencilla razón de que el único estado de la Unión Americana donde tampoco lo mueven es en Arizona, y a nadie le cabe duda de la simbiosis económica y social que existe entre esos dos estados. Por el contrario, no deja de resultar ridículo, por ejemplo, que el huso horario no sea el mismo, por simples protagonismos políticos de sus gobiernos locales, entre Baja California y Baja California Sur. Tampoco hay una sola razón seria para argumentar en contra de la medida, fuera de la obvia molestia que provoca en cualquiera de nosotros adelantar una hora el reloj biológico, en lugares como el distrito Federal, Zacatecas o Nayarit.
Pero el intento de partidización de una decisión que es económica y técnica, se ha tornado en contra del propio PRD. La jefa de Gobierno del DF, un par de semanas atrás, había aceptado el horario de verano, repentinamente y luego de recibir una carta, que ha sido pública, del candidato de su partido, Andrés Manuel López Obrador, pidiéndole que el gobierno capitalino se opusiera a la medida, cambió de posición. Convocó a los gobernadores perredistas para que se opusieran al cambio de horario y comenzaron una campaña en contra del mismo cuando sabían que, a una semana de su aplicación, el mismo no podía ser modificado sin afectar innumerables sistemas de comunicación y transporte que están automatizados desde hace meses, y que van desde sistemas de cómputo en hospitales para atención a pacientes hasta líneas de aviación nacionales e internacionales.
Pero resultó que, en medio de ese proceso, se produjo el encontronazo del fin de semana provocado por las listas para diputados y senadores del PRD, en una convención donde fue notable el enfrentamiento de Rosario Robles y López Obrador con la dirección del partido encabezada por Amalia García, a la cual se le rechazó la lista de un plumazo, el listado que el propio CEN del partido había propuesto. La lucha es entre posiciones ideológicas distintas, entre grupos y, también, es una lucha muy enfocada a posicionarse para lo que la mayoría de los perredistas ven como inevitable: lo que ocurrirá el 3 de julio, cuando esté en debate la sucesión en el propio partido.
Entonces la unidad de los gobernadores en torno al horario de verano se resquebrajó rápidamente. Mientras Salgado hacía su intervención en la Cámara de Senadores, Martí declaraba que no veía su partido problema operativo alguno que impidiera que se suspendiera la aplicación del nuevo horario y que se trataba simplemente de un problema de voluntad política del gobierno federal, Ricardo Monreal, un hombre que es una de las piezas clave del liderazgo de la golpeada presidencia de Amalia García (obviamente tanto Salgado como Martí y otros dirigentes como René Bejarano e incluso el propio Jesús Ortega con opositores internos al liderazgo de Amalia) aceptó que si bien el gobierno ha fallado en la comunicación sobre la medida, ésta no puede modificarse en unos días sin afectar servicios y comunicaciones. En otras palabras, Monreal, una vez más, vuelve a presentarse como una apuesta más racional, más moderada, que busca tender puentes en un momento en el cual, las tendencias internas de los grupos más fuertes del PRD, que giran en torno a Rosario Robles y López Obrador, está endureciendo su discurso, buscando asegurar la votación de las corrientes de izquierda por una parte, y poniendo todo dique posible a una hipotética alianza con el panismo, que sigue en la mente de algunos perredistas, como Monreal, siendo considerada como una posibilidad que no debería ser desechada. No fue una buena señal.
Archivos recuperados
Comenzaron a salir las listas de candidatos uninominales del PRI y, con ellas, algunos movimientos importantes. Entre ellos ayer renunció Javier Lozano a la Subsecretaría de Comunicación Social de la SG para buscar la candidatura por Puebla. Lo reemplazó ayer mismo Gabino Cué, hasta ahora secretario particular de Diódoro Carrasco. Gabino es un político joven, telentoso y serio, sin ningún afán protagónico y que tiene todo para cumplir con acierto su responsabilidad.