Hace unos pocos días, con motivo del debate que se generó en torno a la modificación de la ley nacional de salud para agilizar los mecanismos de trasplante de órganos (una ley, en muchos sentidos, incuestionable, progresista y benéfica), las autoridades del sector salud salieron al cruce de múltiples versiones que circulaban en los medios mexicanos desde hace meses respecto a la existencia en nuestro país de redes de tráfico de órganos y aseguraron públicamente que en México no operaba ninguna red con ese fin, y que eso se demostraba con que, hasta ese día, no había, ante las autoridades judiciales, ninguna denuncia por tráfico de órganos.