A principios de la semana pasada Guillermo Martínez Herrera, alias El Borrado, abandonó el penal de Nuevo Laredo, Tamaulipas, y fue trasladado en medio de un motín carcelario, a Almoloya. Este hombre, una de las cabezas, en realidad el segundo de a bordo, de la banda de Los Texas controlaba desde el penal y desde hacia años, el crimen organizado en esa estratégica plaza fronteriza. Ahora las autoridades se asombran y muestran las fotos de un penal donde el señor Martínez Herrera contaba con varias habitaciones, cocina, sala de estar, comedor y hasta una discoteca: demás está decir que El Borrado y sus amigos podían entrar o salir cuando quisieran y allí, en el penal, recibían sus visitas. Un sistema de circuito cerrado de televisión que se manejaba desde la ?celda? de Martínez, controlaba todos los movimientos dentro y en los alrededores del penal.
A principios de la semana pasada Guillermo Martínez Herrera, alias El Borrado, abandonó el penal de Nuevo Laredo, Tamaulipas, y fue trasladado en medio de un motín carcelario, a Almoloya. Este hombre, una de las cabezas, en realidad el segundo de a bordo, de la banda de Los Texas controlaba desde el penal y desde hacia años, el crimen organizado en esa estratégica plaza fronteriza. Ahora las autoridades se asombran y muestran las fotos de un penal donde el señor Martínez Herrera contaba con varias habitaciones, cocina, sala de estar, comedor y hasta una discoteca: demás está decir que El Borrado y sus amigos podían entrar o salir cuando quisieran y allí, en el penal, recibían sus visitas. Un sistema de circuito cerrado de televisión que se manejaba desde la "celda" de Martínez, controlaba todos los movimientos dentro y en los alrededores del penal.
Lo increíble de todo esto es que digan las autoridades que se acaban de enterar de todo ello. Hace dos años, tuvimos la oportunidad de realizar una investigación para el programa televisivo Punto de Partida sobre Los Texas y mostramos en televisión, las cámaras que manejaba el equipo de Los Texas en las afueras del penal, dimos muchos otros datos de cómo se manejaba desde el propio penal el crimen organizado en ese cruce fronterizo, hablamos de los secuestros y extorsiones que este grupo realizaba entre sectores locales, sobre todo agentes aduanales y mostramos cómo a pesar de lo que dicen ahora las autoridades, éste era, es, un grupo cuyas actividades van mucho más allá de ser, como se ha dicho, el de polleros. Las propias vicisitudes de esa investigación, que realizamos, como muchas otras, junto con nuestro amigo Víctor Ronquillo, demostró su poder. Llegamos en aquella oportunidad a Laredo, al otro lado de la frontera, con reservaciones de hotel que no estaban a nuestro nombre. Inmediatamente después de llegar a nuestras habitaciones, comenzaron a llamarnos por teléfono utilizando nuestras verdaderas identidades. Cambiamos de hotel y sucedió lo mismo. El trabajo de campo se realizó virtualmente bajo vigilancia, sobre todo cuando Víctor visitó el penal de Nuevo Laredo para confirmar lo que, dos años después, descubrieron las autoridades. Cuando advertimos a algunas autoridades que estábamos allí como una forma de protección, en los más altos niveles de las áreas de seguridad federal, el consejo fue "cuídense mucho porque allá está cabrón": en otras palabras, no tenían control de la plaza. Fueron quizás los dos días más tensos que hemos tenido en nuestra actividad periodística en muchos años. Aparentemente no sirvió de mucho: las autoridades tardaron dos años en descubrir lo mismo, en realidad menos, de lo que entonces mostramos en MVS.
Pero no sólo se ha hablado de Los Texas y sus relaciones en la televisión: hemos abordado su historia en esta columna desde 1994, porque fueron uno más de los actores del proceso de desestabilizción que se vivió entonces. Volvamos a la historia: Los Texas nacen a principios de los 80, como una banda local, conformada por pequeños narcotraficantes que estaban enlazados familiarmente. Desde entonces hasta hoy, su jefe ha sido Arturo Martínez Herrera, detenido desde hace algunos años en el penal de Puente Grande en Jalisco. El número dos era, precisamente el detenido ahora en Almoloya, su hermano, Guillermo; la banda la dirige actualmente, se supone que está en libertad, Daniel Martínez Herrera, alias El Negro, que era el enlace con El Borrado en la cárcel y, en forma similar operaba Agustín Martínez Herrera, El Tilín.
Desde sus inicios estuvieron ligados al narcotráfico pero luego se hicieron muy conocidos por controlar el paso de indocumentados en ese punto fronterizo y, posteriormente, por ser contratados para asesinatos a sueldo. No en vano, en la red de tráfico de personas que se iniciaba en Centroamérica y terminaba en Texas, este grupo se caracterizó por ser reconocidos como los más sanguinarios. La historia que los marcó fue cuando trasladaron a un grupo de 14 salvadoreños hasta Houston. Ese grupo se percató de que estaban siendo utilizados no sólo para entrar de ilegales a EU sino también para transportar drogas. Trataron de denunciar a sus "polleros" ante las autoridades estadunidenses pero fueron descubiertos por Guillermo y Arturo, que, como respuesta, asesinaron a sangre fría a 13 de los miembros de ese grupo, dejaron vivo sólo a uno para que se supiera que a ellos no se los delataba. Desde entonces, eran principios de los 90, están requeridos por las autoridades estadunidenses.
Este grupo creció porque tuvo el apoyo de otro personaje célebre: Guillermo González Calderoni, quien al ascender al cargo de director de intercepción aérea de la PJF, enviaba parte de los decomisos realizados por esa corporación a los Texas para que ellos los ingresaran al otro lado de la frontera. Trabajaron durante años tanto para González Calderoni como para Juan García Ábrego. Hace dos años, cuando realizamos la última investigación sobre sus actividades, Los Texas, contaban con unos 50 pistoleros entrenados por Jaime González Beath, un ex miembro de las fuerzas especiales de Estados Unidos y actualmente preso en ese país. Contaban también con un grupo de 40 distribuidores de cocaína en la zona y liquidaron a toda banda rival en esa ciudad. Fue célebre en este sentido, una jornada de 1992, cuando en un solo día, asesinaron en Nuevo Laredo a 11 miembros de una organziación que intentó disputarles el territorio.
En 1994 llegó a Nuevo Laredo el comandante de la Policía Judicial Federal, Luis del Moral que se negó a aceptar un portafolio con 200 mil dólares que le enviaba Arturo Martínez Herrera. Un días después fue interceptado su vehículo y asesinado, junto con sus escoltas. Pero en esa operación, un agente de la PJF que sobrevivió al ataque, logró detener a Guillermo Martínez Herrera: se le encontraron dos kilos de cocaína, 11 paquetes de mariguana, 32 armas largas, dos lanzagranadas, y nada menos que unos 100 automóviles y camiones, de diferentes marcas y modelos. Desde entonces fue recluido en el penal de Nuevo Laredo y desde allí dirigía con la complicidad de autoridades locales y del penal, a su organización.
En la página 147 de nuestro libro Narcotráfico y Poder (editado en febrero de 1999) se puede leer: "desde esa fecha (1994) Guillermo El Borrado vive en una lujosa celda, con teléfonos celulares, radio y circuito cerrado de televisión, con cámaras instaladas para la vigilancia de los accesos interiores y exteriores del penal. Además ha adquirido casas vecinas donde mantiene a un grupo a su servicio de por lo menos 20 personas fuertemente armadas. Desde que hace cuatro años que habita ese penal, se conoce que ha enviado matar a tres celadores y a varios reos que se negaron a seguir sus órdenes, haciéndolos aparecer como suicidios".
Arturo Martínez, el verdadero jefe de la banda, sigue detenido en Jalisco: durante el tiempo previo a la fuga de González Calderoni del país (ahora este personaje es nada menos que testigo protegido de la DEA a pesar de los insistentes rumores de que sigue controlando buena parte del narcotráfico en esa zona de la frontera), Arturo estaba acreditado como comandante de la PJF en Piedras Negras. El que ambos hermanos estén detenidos no ha frenado las actividades de la banda: el hijo de Guillermo, del mismo nombre, asesinó en 1998, en una peluquería, con una Ak 47 al agente de la PJF, Jacinto Corral. Lo vieron numerosos testigos, pero hasta el día de hoy sigue en libertad. En 1996, mandaron asesinar a Eduardo Angelo Lozano, que había participado en la detención de Guillermo en 1994. En ese atentado fue asesinado un bebé de dos meses que estaba en brazos de su madre. La mujer perdió un ojo. Ante la reacción social que suscitó el hecho, Guillermo Martínez Herrera convocó a una rueda de prensa con los medios locales…en su celda en el penal.
¿Cómo participaron Los Texas en la desestabilización de 1994?. Una forma fue evidente: el primer personaje contratado para asesinar a José Francisco Ruiz Massieu, fue Carmelo Herrera, primo de Los Texas y miembro de la banda. Como se recordará, después de dos meses de seguimiento del político guerrerense, por alguna razón, dejó esa encomienda y se fugó con 300 mil pesos que se le habían pagado entonces por esa labor. Actualmente se supone que está detenido por encabezar una banda internacional de robo y tráfico de automóviles, especializada en la marca Jetta. Antes, en 1993, Herrera había sido detenido en el aeropuerto capitalino cuando transportaba 700 mil dólares en efectivo que pertenecían al cártel del Golfo. A pesar de que la detención fue pública, a los pocos días fue dejado en libertad "por falta de pruebas".
Su historia demuestra las relaciones de este grupo. Herrera era narcotraficante pero también madrina del comandante de la PJF, José Luis Larrazolo, un cercanísimo colaborador de Guillermo González Calderoni, el policía de confianza, recordará usted, de un hombre en aquellos años muy poderoso: Raúl Salinas de Gortari. Larrazolo fue asesinado el 2 de febrero de 1994 en las puertas de su casa en el Pedregal del sur de la ciudad de México. Larrazolo había encabezado el comando que semanas antes había intentado asesinar en el restaurante Bali Hai a su enemigo, Amado Carrillo Fuentes y a su familia. Antes de todo ello, Larrazolo y Herrera trabajaron juntos en la PJF en Mérida. De allí tuvo que partir Herrera porque en alguna ocasión mató a golpes a un detenido. Fue la época en que el cártel del Golfo había limpiado de competidores la península de Yucatán.
Las relaciones familiares llevan, sin duda, muy lejos. Como dijimos, Carmelo Herrera es primo de Arturo y Guillermo Martínez Herrera. Carmelo, a su vez, es vecino de unos tíos de un señor que se llama Mario Aburto, casa en la cual, se supone que se escribieron aquellos cuadernos que se encontraron en un baúl del propio Aburto. ¿Cómo se identificaba a sí mismo Aburto en eso cuadernos?: como un "Caballero Aguila". ¿Cómo se identificaban a sí mismos los miembros de Los Texas?: como Aguila I, Aguila II, y así sucesivamente. ¿Dónde se le perdió el rastro al revólver que sirvió para asesinar a Colosio?: en Tamaulipas. Pero seguro sólo se trata de casualidades.
E mail: razones@webtelmex.net.mx
PD: el señor Jesús Martínez Saldaña me escribe muy molesto porque este espacio la semana pasada fue titulado "política para mojados", diciendo, con razón que ese calificativo es peyorativo para nuestros compatriotas que viven allende la frontera. Tiene, acepto, toda la razón, pero evidentemente la intención no era utilizarlo en ese sentido, como se puede comprobar en ese texto y en cualquier otro que hemos escrito sobre el tema. Se trató de una forma de contraponer ese adjetivo peyorativo con lo que hacen y realizan en Estados Unidos nuestros compatriotas. Al mismo tiempo, Eddy Varón, candidato del PRI y dirigente de comunidades en Los Ángeles reitera que su militancia de 20 años se dio precisamente en el PRI, no en el panismo, como salió publicado, lo cual es obvio, luego de leer su desplegado antifoxista de la semana pasada.