Hoy debatirán los candidatos a jefe de gobierno del Distrito Federal. Lo harán de siete a ocho de la noche en las instalaciones de MVS Televisión y el debate será trasmitido por las emisoras de radio y televisión con señal en la capital del país. Estarán los cinco candidatos: Andrés Manuel López Obrador, Santiago Creel, Jesús Silva Herzog, Tere Vale y Alejandro Ordorica, en un encuentro de apenas una hora, donde, a cada uno de ellos le tocará hablar unos doce minutos.
Hoy debatirán los candidatos a jefe de gobierno del Distrito Federal. Lo harán de siete a ocho de la noche en las instalaciones de MVS Televisión y el debate será trasmitido por las emisoras de radio y televisión con señal en la capital del país. Estarán los cinco candidatos: Andrés Manuel López Obrador, Santiago Creel, Jesús Silva Herzog, Tere Vale y Alejandro Ordorica, en un encuentro de apenas una hora, donde, a cada uno de ellos le tocará hablar unos doce minutos.
No será, evidentemente, un debate duro, intenso, porque no habrá posibilidades de que lo sea. En todo caso, cabe recordar que la elección capitalina parece estar más definida que la federal: todas las encuestas serias muestran una ventaja para el candidato de la Alianza por la ciudad de México, que encabeza el PRD, Andrés Manuel López Obrador, de aproximadamente diez puntos respecto a sus dos principales rivales, Santiago Creel del PAN y la Alianza por el Cambio y Jesús Silva Herzog, por el PRI. Las posibilidades de Tere Vale y de Alejandro Ordorica son inexistentes en términos de ganar la elección.
Pero lo cierto es que será muy difícil que el perredismo pueda salir derrotado en la capital. López Obrador ha realizado una campaña intensa y paradójicamente ha salido beneficiado por varios factores: en primer lugar por la impugnación respecto a su residencia en la capital. En términos estrictos, Andrés Manuel no pudo comprobar fehacientemente la residencia de cinco años ininterrumpidos en la capital, pero ese es un tema menor tanto por la ambigüedad legal al respecto como por el contenido de la propia demanda: en una ciudad de inmigrantes como es ésta, la verdad es que poco le importa a buena parte de sus habitantes el origen de uno de los candidatos y cuánto tiempo ininterrumpido vivió aquí. Pero, además, la demanda colocó a López Obrador en un papel de víctima y comenzó a fomentar una tesis que permeó en muchos sectores: que había una conjura del PRI y el PAN, en la capital para impedir su llegada al gobierno del DF. Desde entonces una nueva tesis, probablemente tan falsa como la original, se ha generado y ahora se habla de que el PRI ha llegado a un acuerdo con el PRD para permitirle ganar el DF a Andrés Manuel, para que de esa forma el perredismo legitime la elección presidencial si en ella gana Francisco Labastida. No es ni puede ser así: cualquiera que conozca mínimamente a López Obrador podrá o no estar de acuerdo con muchas de sus tesis pero el tabasqueño es un hombre que no acepta ese tipo de acuerdos y que ha mantenido una línea de conducta coherente antes y después de ser nominado candidato.
La verdad es otra: el PRD podrá repetir en la capital porque ha realizado una intensísima labor de proselitismo; porque las brigadas del sol están más activas que nunca; porque, aunque suena como una estrategia a la antigüita, el gasto público se ha volcado intensamente a la publicidad y al fomento de las candidturas del partido del sol azteca. Simplemente, el gobierno capitalino se ha gastado todo el presupuesto de publicidad en los primeros cinco meses del año y la jefa de gobierno, Rosario Robles ha realizado un intenso activismo cotidiano a favor de su partido. Podrá o no gustar esa realidad, esa táctica que involucra la gestión gubernamental en el proselitismo partidario, pero lo cierto es que todo ello le ha brindado buenos resultados a López Obrador.
A esto se han sumado los errores de sus adversarios. Silva Herzog que partió muy en punta después de la elección interna del PRI se ha ido desdibujando y su campaña carece de personalidad: en el priísmo capitalino se habla de falta de presupuesto e incluso del acoso gubernamental, capitalino, en su contra, pero la verdad es que la campaña no parece tener rumbo fijo ni dirección. Incluso en términos propagandístico no aparece y está limitada casi en forma exclusiva, a mostrar la imagen del candidato a jefe de gobierno, pero está a años luz de ser lo que debería: una campaña de oposición contra un gobierno capitalino que ha tenido aciertos pero también muchos errores. Pareciera que en la capital se confirma aquello de que el PRI no sabe hacer proselitismo desde la oposición y sin presupuesto. Pero, además, ello se profundiza porque esta campaña ha sido desconcertante en muchos sentidos: entre los principales candidatos priístas para la capital, por ejemplo, no se encuentra quien fue el principal contrincante de Silva Herzog para la jefatura de gobierno, pero sí están figuras que han detentado el poder en el tricolor del DF desde hace años, ocupando incluso la jefatura de gobierno: ¿dónde está la campaña de Manuel Aguilera? ¿dónde María de los Ángeles Moreno? ¿dónde está Kena Moreno? ¿dónde Fernando Lerdo de Tejada, Enrique Jackson u Óscar Levín Coppel? ¿dónde están la gran mayoría de los candidatos priístas a delegados?. La campaña de Silva Herzog comenzó dejando de lado al PRI y, ahora, pareciera que ha sido el PRI el que la ha dejado de lado.
En el caso de Santiago Creel, se trata, sin duda, de un hombre con capacidad y conocimiento sobre muchos de los principales problemas capitalinos, pero la campaña de Santiago, a pesar del entusiasmo que se ha volcado en ella, no parece tener lo suficiente como para ganar. Si en el caso de Silva Herzog, el priísmo, a pesar de tener una estructura poderosa en la capital, no parece estar utilizándola en su beneficio, en el caso de Creel lo que sucede es que la estructura panista en el DF está muy deteriorada, lleva años sin reflejar el crecimiento electoral que tiene el panismo en la capital y tuvo su golpe mortal en la campaña de 1997, de la que no se ha podido recuperar. Es más, ni siquiera la campaña de Fox, que sin duda tendrá muchos votos en el Distrito Federal, se ha podido reflejar plenamente en la campaña de Creel.
Habrá que ver qué sucede finalmente pero lo cierto es que, con este escenario, López Obrador parece que no tendrá demasiado problemas. Con todo, el punto central para el PRI y el PAN no parece estar tanto en la jefatura de gobierno sino en los distritos electorales y en las delegaciones. Ello porque el margen en favor del PRD es aparentemente muy amplio, pero lo que panistas y perredistas no pueden permitir es que se repita el 97, cuando el PRD ganó las 30 diputaciones federales y 39 de los 40 distritos locales. Si en aquella oportunidad el PRI hubiera ganado aunque fuera 10 de esas 30 diputaciones no hubiera tenido minoría en la cámara de diputados. Lo mismo se aplica hoy para el foxismo: PRI y PAN desean ganar, aunque sea, un 30 por ciento de las posiciones en disputa y ello se aplica, también, a las delegaciones políticas. No será sencillo, porque a pesar de todo, hoy el partido en el poder en la capital es un perredismo duro que sabe perfectamente que su futuro está en el DF y de allí dependerán demasiadas cosas. No lo van a resignar gratuitamente. Sobre este escenario tendrá que dibujarse el debate de hoy.
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El nuevo giro que ha dado el conflicto magisterial, con las acusaciones recíprocas entre el gobierno federal y el capitalino era previsible, porque ambos están pagando costos por estas movilizaciones magisteriales apoyadas por organizaciones de colonos, como el Frente Francisco Villa. Pero esta crisis en particular comenzó a generarse desde el viernes pasado, cuando se le demandó al gobierno capitalino que garantizara la seguridad en torno al museo tecnológico de la CFE donde se realizaría el debate presidencial que los maestros amenazaban con boicotear. El gobierno capitalino entonces actuó, pero asumió un costo que no quiere repetir.