Las falacias del voto útil
Columna JFM

Las falacias del voto útil

¿Recuerda usted cuando ese extraordinario novelista (y no tan buen analista político) que es Carlos Fuentes declaró a principios de los 70 algo así como que la alternativa era Echeverría o el fascismo?. Evidentemente no era así: las opciones eran mucho mayores. Sin embargo, esa disyuntiva, de la cual Fuentes fue sólo una expresión pública, logró permear en muchos sectores.

¿Recuerda usted cuando ese extraordinario novelista (y no tan buen analista político) que es Carlos Fuentes declaró a principios de los 70 algo así como que la alternativa era Echeverría o el fascismo?. Evidentemente no era así: las opciones eran mucho mayores. Sin embargo, esa disyuntiva, de la cual Fuentes fue sólo una expresión pública, logró permear en muchos sectores.
Ahora ocurre algo similar con dos definiciones, contrapuestas pero, ambas, falsas: unos aseguran que si no se detiene a Fox, llegará al poder la intolerancia y el fascismo, con lo cual se llama, ímplicita o explícitamente, a ejercer el voto útil a favor de Francisco Labastida. Para otros la alternativa es Fox o el PRI, la alternancia o continuar con el priísmo, y para ellos el guanajuatense se convierte en la única alternativa posible, la única opción realmente democrática y para él debe ser el voto útil.
Las dos afirmaciones tienen algo de verdad, pero en principio las dos son falsas: evidentemente existen tentaciones intolerantes (lo hemos podido ver en estos días con transparencia buena parte de los comunicadores de prensa y medios electrónicos) en el entorno de Vicente Fox, pero tampoco se puede negar que en su equipo y sobre todo en el PAN, hay muchos, una enorme mayoría, de hombres y mujeres comprometidos con la democracia y el pluralismo. Por otra parte, presentar las cosas, como si el del 2 de julio fuera un voto plebiscitario, como si la opción fuera la democracia o la dictadura, es una falacia: independientemente de los 70 años de gobiernos priístas, estamos viviendo en un sistema donde quizás todas las instituciones aún no funcionan en forma plenamente democrática, pero estamos demasiado lejos de encontrarnos en una dictadura. Lo que queremos decir es que el voto por Fox o por Labastida debe estar dirigido a valorar sus propuestas y prendas personales, no como dice Italo Calvino de ciertas ciudades, que éstos se definen por "el desierto al que se oponen".
Pero, además, hay otras opciones. Es verdad que todo parece indicar que Cuauhtémoc Cárdenas no tiene una posibilidad real de ganar la elección del 2 de julio, pero pensar que un partido que ya está rondando su voto histórico, de entre 17 y 20 por ciento es desechable, es un grave error. Tampoco Gilberto Rincón Gallardo puede llegar a Los Pinos en las próximas elecciones, pero sería absurdo no entender que Democracia Social es un intento, embrionario pero válido, serio, de construir un partido socialdemócrata que ha tenido una buena recepción en distintos sectores sociales y políticos, que tiene la vista puesta en el futuro, no en el mes próximo. Quizás las cosas sean diferentes con Porfirio Muñoz Ledo o con Manuel Camacho, porque resulta evidente que Porfirio prácticametne ha declinado a favor de Fox y que Camacho se encuentra muy cerca de Cuauhtémoc Cárdenas, tanto que el principal de sus candidatos, Marcelo Ebrard, declinó en el DF a favor de Andrés Manuel López Obrador. Pero, sin duda, los casos de Cárdenas o de Gilberto no pueden ser ignorados: si se quiere votar por ellos, se tratará, también de votos útiles.
Porque hay un elemento que debe ser tomado en cuenta cuando se habla del voto útil. Lo que está en juego el 2 de julio no es sólo quién será el inquilino de Los Pinos durante los próximos seis años: están en juego numerosas posiciones y puestos de elección en el ámbito federal, estatal y municipal. Pero sobre todo hay que prestarle atención a un punto: gane quien gane la presidencia ¿con qué Congreso gobernará?.
Porque los estudios serios demuestran que difícilmente cualquiera de los contendientes obtendrá una mayoría absoluta propia en la cámara de diputados, mientras que es prácticamente seguro que el PRI pueda conservar la mayoría en el senado. Incluso, por la distribución del voto (recordemos que la cámara de diputados se conforma por 300 distritos de mayoría y 200 de representación proporcional), aunque tuvieran el mismo número de votos el PRI y el PAN, el número de curules que ganaría el tricolor sería mayor. En otras palabras, el PRI tiene un voto más distribuido en todo el país, mientras que el PAN tiene grandes mayorías, fuertes concentraciones, en puntos localizados, pero como los diputados de mayoría ganan su posición sea por un voto o por miles de diferencia, el resultado es que con un número similar de votos, el PRI (y también el PRD) siempre terminan obteniendo mayor cantidad de diputados que el panismo, como se comprobó en 1997.
¿A qué nos lleva esto?. A que incluso en el caso en que Fox gane las elecciones del 2 de julio, no tendrá mayoría absoluta en la cámara, e incluso podría darse el caso de que Fox gane la presidencia de la república pero que el PRI mantenga la primera mayoría en la cámara. Existe la posibilidad, de que si Labastida gana el dos de julio, sí pueda obtener su propia mayoría (necesitaría para eso ganar 180 de los 300 distritos y superar el 42 por ciento de los votos), pero no nos engañemos: en principio, lo más probable es que, incluso ganando, el PRI esté cerca de sus tasas actuales dentro de la cámara baja. En otras palabras, le faltarán algunos diputados para generar una mayoría propia.
Y en este sentido, es que el voto para Cárdenas o Gilberto se torna, también, útil: queda muy claro, que con el 20 por ciento de los votos o con los que obtenga Democracia Social, se tendrá que garantizar la gobernabilidad, insistimos, sea quien sea el próximo presidente de la república y así se convertirán no sólo en partidos bisagras, para garantizar una mayoría en el congreso, sino en un factor de gobierno, de poder, sin el cual, quien sea el próximo presidente, difícilmente podrá gobernar. Paradójicamente, fortalecer esas diferentes opciones y alejarnos de las alternativas de blanco o negro, podría fortalecer mucho más la democracia y el pluralismo que apostar a la polarización.
En síntesis, no cabe duda que Labastida y Fox son las alternativas reales de llegar a la presidencia, pero querer agotar el espectro político en esos dos colores es un despropósito. El PRD y el PDS (incluso, pasada la elección; más de uno de los partidos ahora aliados a Fox o a Cárdenas), pueden jugar un papel importante en la gobernabilidad futura del país. En todo caso, lo importante es votar por convicción y recordar que el voto útil no sólo puede ser para Labastida o para Fox, sino para cualquiera de los contendientes. Si hay algo que debemos evitar en estos comicios es simplificar la elección hasta convertirla en una caricatura.
Archivos recuperados
Muchos le aconsejaron a Arturo Montiel el sábado pasado que no debía ir a Toluca a la final del fútbol entre el equipo local y el Santos. Pero el gobernador mexiquense desoyó esos consejos y allí estuvo. Ahora lleva dos días tratando de explicar que en realidad fue a develar una placa y se regresó a Chalco: es su palabra contra la de los que dicen que se quedó al juego. En todo caso, lo cierto es que allí estuvo, que la placa podía esperar y los damnificados no. Y las fotos, le gusten o no a Montiel, lo muestran ese día en el estadio, no en la zona de desastre.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *