El encuentro Francisco Labastida Ochoa-Roberto Madrazo, la semana pasada en Villahermosa era de urgente necesidad política, lo mismo que el público apoyo a la candidatura presidencial de su partido de parte del gobernador tabasqueño. No sólo porque ambos fueron rudos rivales en la interna priísta, sino también porque habían surgido y se habían intensificado en forma notable durante los últimos días, los rumores respecto a que gente muy cercana a Roberto Madrazo estaba apoyando a Vicente Fox.
El encuentro Francisco Labastida Ochoa-Roberto Madrazo, la semana pasada en Villahermosa era de urgente necesidad política, lo mismo que el público apoyo a la candidatura presidencial de su partido de parte del gobernador tabasqueño. No sólo porque ambos fueron rudos rivales en la interna priísta, sino también porque habían surgido y se habían intensificado en forma notable durante los últimos días, los rumores respecto a que gente muy cercana a Roberto Madrazo estaba apoyando a Vicente Fox.
Y había, hay, elementos para pensar que ello no era sólo una elucubración. La publicidad de Fox en Tabasco es más importante, más extendida, que la del propio Labastida y varios medios locales de comunicación han brindado amplios espacios, mayores que al priísta, al candidato de la Alianza por el Cambio. En este mismo sentido, medios y comunicadores nacionales, en forma destacada una cadena de televisión, que en la campaña interna del PRI mostraron simpatía y en algunos casos compromisos con Madrazo ahora parecieran estar alineados con Fox, o se han tornado simpatizantes de su causa.
La empresa Indermex-Louis Harris, de Vicente Licona, que trabajó las encuestas de Madrazo durante todo el proceso interno priísta, en sociedad con algunos medios, es una de las cuatro seleccionadas por la Alianza por el Cambio para que realice los conteos rápidos para la propia Alianza la noche del 2 de julio. La empresa estadunidense Penn, Shoen & Berland, que fue contratada por un grupo "políticos y empresarios que quieren conservar el anonimato porque temen represalias" (sic) para realizar exit polls en la jornada del 2 de julio, fue la que asesoró toda la campaña de Madrazo en el proceso interno priísta y se asegura que su labor de asesoría también se ha extendido, junto con la de Dick Morris (lo que sería muy lógico porque esa empresa y ese asesor trabajaron muy cerca durante años en torno al presidente Clinton) al candidato panista.
Y si todo esto es así, si ese entorno (por supuesto que ampliado por muchos hombres y mujeres más, que nada tuvieron que ver con Madrazo en su momento pero también marcado por una preocupante distancia del PAN en el escenario de la campaña presidencial foxista) allí está, ello pudiera explicar el porqué, en varios sentidos, pareciera que Vicente está siendo tentado a cometer los mismos errores que Madrazo en la etapa final del proceso electoral.
Uno de ellos, quizás el principal, es confundir los públicos, un tema que motivó innumerables debates en el equipo de campaña de Madrazo en el último tramo de la campaña interna, debate en el que se impusieron los asesores estadunidenses, recomendándole redoblar los ataques personales contra Labastida, contra los que pensaban que tenía que entrar en una etapa netamente propositiva. Ganaron los primeros con, evidentemente, pésimos resultados. Se trataba, precisamente, de la empresa Penn, Shoen & Berland. Y el problema es que esos asesores estadunidenses (como James Carville en el caso de Labastida) suelen confundir los públicos y las recetas a aplicar, utilizando siempre los estereotipos estadunidenses, sin comprender que se están dirigiendo a otro electorado, con otra cultura y forma de recibir y aceptar los mensajes políticos. Carville le recomendó a Labastida reiterar en el debate de fines de abril los insultos que había recibido de Fox, y pagó un costo muy alto por ello. Ahora los asesores de Fox le han recomendado fortalecer la campaña personal contra Labastida y han corrido riesgos absurdos, como el del spot (que duró solo un día al aire) de los bailarines del chippendele en un mitin de mujeres priístas o han recurrido, igual que hizo Madrazo en su momento, a mostrar fotos de Labastida con Carlos Salinas, tratando de mostrar una alianza que no pueden demostrar, por lo menos en esos términos.
Apenas ayer, Milenio presentó una excelente entrevista con Gilles Lipovetsky, sin duda uno de los grandes pensadores del mundo actual. Allí, el autor de La era del vacío, decía que "los modelos estadunidenses están menos extendidos de lo que se cree, pero gozan de gran espectacularidad por la potencia de los medios de comunicación que están detrás de ellos; todo se reduce a un asunto de negocios, más que a una expresión de la cultura de ese país". Tiene toda la razón y ello se aplica, también, al ámbito electoral. Es más, los estudios más modernos sobre cómo percibe la propia sociedad estadunidenses los mensajes negativos en los procesos electorales (la semana pasada, presentamos en la edición del 11 de junio de la Milenio Semanal, uno particularmente preciso del Instituto Sorensen de la Universidad de Virgina ) demuestran que el electorado, cada vez más clasifica los mensajes negativos, entre justos e injustos y, cuando los considera injustos termina castigando al emisor.
Ese es un error similar al de Madrazo que está cometiendo el equipo de Fox en estos días. No es el único: los ataques están propiciando una intensa polarización que no todos los aliados del foxismo (como no lo hicieron todos los de Madrazo) estarán dispuestos a suscribir y al respecto debemos insistir en un punto: ¿dónde está la presencia del PAN, como partido, con sus dirigentes y líderes históricos, en la campaña de Vicente Fox?. Y lo mismo podría aplicarse a socios menores como el Partido Verde Ecologista. Con un agregado, la polarización en términos reales no es tal, porque la presencia de otras alternativas como Cárdenas o Gilberto Rincón Gallardo, incluso Manuel Camacho, no pueden ignorarse: la alianza por México no puede ganar las elecciones pero representa, hoy alrededor de 20 por ciento de los votos, no puede ser considerada un invitado de piedra. Y a pesar de que en las pláticas en corto, Fox insiste en que hará gestos y llamados unitarios hacia Cárdenas, en los mítines y en la publicidad la estrategia ha sido de rudos ataques contra el ex gobernador de Michoacán. Y ello polariza las posiciones del foxismo no sólo con Labastida, sino también con Cárdenas.
Finalmente hay un punto que debe ser atendido porque puede provocar, una vez más, el mismo error que sufrió Roberto Madrazo, el 7 de noviembre pasado. Si vemos los números electorales de esa jornada interna priísta, veremos que los resultados se vieron distorsionados por el método de elección: de 300 distritos, Labastida ganó 273. Aparentemente apabulló a Madrazo. Pero cuando nos vamos a los votos, vemos que si bien Labastida obtuvo poco más de siete millones, Madrazo logró 3 y medio millones: la distancia no fue tan amplia. Y hoy el foxismo está apostando todo a la votación presidencial, subestimando el trabajo en los distritos. Y ello puede llevar, en primer lugar, a que siempre sí gane Fox, que se encuentre con la presidencia pero también como segunda fuerza en la cámara de diputados y el senado, conservando el PRI, la primera minoría en ambas, aún perdiendo el tricolor la presidencia. Si no llegara a ganar Fox, a pesar de que quedaría, sin duda, muy cerca de Labastida en el resultado presidencial, ello no se reflejaría automáticamente en una presencia legislativa equivalente para afrontar el futuro.
No son temas menores. Hoy nadie puede decir cuál será el resultado electoral, pero sí quedan en claro dos cosas: acertado o no, el priísmo está siguiendo el librito para concluir su campaña y apuesta a lo que sabe que tiene seguro: sus votos duros, amarrados desde tiempo atrás, más los que genere con los mensajes de desconfianza y miedo hacia Fox. Lo otro es que el foxismo está abriendo demasiados frentes con tal de concentrar el voto opositor en la persona de su candidato, haciendo apuestas que, a la larga pueden costarle demasiado. Allí tienen el ejemplo de la campaña de Madrazo como espejo.