La agenda de Fox
Columna JFM

La agenda de Fox

A una semana del triunfo electoral de Vicente Fox en las elecciones federales nadie esperaba que este tránsito se desarrollara con tanta normalidad. Hay que reconocer la moderación y madurez con que se ha movido Vicente Fox. Se informó que el presidente electo visitará a Bill Clinton en la Casa Blanca. Se están estableciendo los contactos para las visitas a Argentina, Brasil y Chile. Fox se ha comprometido ha visitar los diferentes estados de la República. Plantea crear una nueva secretaría de seguridad donde se concentrarán diversos cuerpos policiacos como la PFP y la Policía Judicial Federal.

Ya pasó la primera semana desde el triunfo electoral del pasado día 2 y Vicente Fox pudo, incluso, tomar un fin de semana de descanso: nadie, en realidad, esperaba que este tránsito, esta semana posterior a las elecciones federales, fuera cual fuera su resultado, se desarrollara con tanta normalidad.

Es verdad que en el PRI y en el PRD ya se ha iniciado el debate sobre su futuro, pero, hasta ahora, esos movimientos no han sido mayores que, por ejemplo, los que se generaron hace unas semanas en España después de que el PP de José María Aznar derrotó en forma contundente a la alianza del PSOE y la Izquierda Unida, lo que, por cierto, tendría que darle algo a pensar a los que sostienen, desde ahora, la necesidad de una alianza PRI (o lo que surja en el futuro después de su “refundación”) y el PRD (o lo que quede de él luego de la disputa por la herencia).

No está el PAN exento de dudas sobre su futuro, pero en este sentido, como en todos los otros, hay que reconocer la moderación y madurez con que se ha movido en esta semana Vicente Fox, evitando al máximo agitar aguas y apostando todo a llegar a la próxima legislatura, el primero de septiembre, cuando en realidad comenzará la transición de poderes, con el mayor margen de gobernabilidad posible. Por eso, en el ámbito internacional, los resultados electorales han sido tan bien recibidos: porque la alternancia se ha convertido, por lo menos hasta ahora, en una muestra de estabilidad y no de desestabilización, en un México que, aunque en muchas ocasiones no lo recordemos, está actuando como un gozne importante entre diversos bloques de poder y desarrollo muy importantes: la conexión con Estados Unidos-Canadá y la Unión Europea, vía los tratados de libre comercio firmados con ambos bloques, convierten a nuestro país en un punto de enlace entre ambos similar -aunque con un posibilidades de influencia económica mucho mayor- que el de Israel en Medio Oriente. Israel es la puerta de entrada, la carta que juega Occidente, y particularmente Estados Unidos y Europa, en esa conflictiva zona mundial, decisiva por razones geopolíticas asociadas, entre otras cosas, con el petróleo.

México juega un papel similar con mucho mayores enlaces económicos entre ambos bloques, pero es también la puerta de entrada y el resguardo de esos intereses de cara a América Latina. Y es decisivo, junto con Venezuela (que no es precisamente un ejemplo de estabilidad gubernamental en estos días), para el aprovisionamiento energético estadunidense y de ciertas áreas asiáticas.

Por lo menos así lo están entendiendo nuestros principales socios comercial Por eso no habría que asombrarse de la reacción que ha tenido el mundo con los resultados electorales del domingo 2. Ni tampoco de la rapidez con que el propio Fox se ha encargado de darles respuesta. El viernes pasado, luego de la visita del embajador Jeffrey Davidow a Vicente Fox, se informó que el presidente electo visitará a Bill Clinton, respondiendo a la invitación del inquilino de la Casa Blanca, en la segunda quincena de agosto. Pero, además, en esa ocasión, Fox se encontrará, también, con los candidatos presidenciales, el del partido republicano, George Bush Jr., y con su oponente demócrata, el vicepresidente Al Gore. Regresará Fox a Estados Unidos entre noviembre y diciembre, después de la elección presidencial para encontrarse con quien sea el presidente electo de nuestros vecinos del norte, quien asumirá el poder el 20 de enero del 2001, un mes y 20 días después de Fox. Pero entre septiembre y octubre la agenda internacional de Fox estará también muy cargada. Ya se están estableciendo los contactos para las visitas a Argentina, Brasil y Chile, donde mantendrá sendos encuentros con Fernando de la Rúa, Fernando Henrique Cardozo y Ricardo Lagos. También habrá una reunión con los mandatarios de Centroamérica, en Chiapas o en alguna capital de nuestros vecinos del sur. En Europa, Fox ya ha respondido favorablemente la invitación que recibió de los reyes de España y de Aznar para visitar la península antes de iniciar su mandato.

Una agenda internacional atareada que se tendrá que combinar, en estas semanas, con tres procesos que serán muy intensos para el presidente electo: por una parte, la elaboración del presupuesto para 2001, que se ha comprometido a entregar a la nueva legislatura el mismo primero de septiembre. De la mano con ello, también ha anunciado Fox que para esos días dará a conocer a su gabinete o por lo menos a sus principales integrantes, para que comiencen a trabajar en la sucesión con los actuales encargados de esos despachos (y que salvo en algunos casos todo indica que estarán muy lejos de las listas que una institución estadunidense dio a conocer este fin de semana).

Finalmente, como también se ha comprometido Fox, deberá realizar, antes de esa fecha, una visita a cada uno de los estados de la república. Incluso se pensó en realizar un par de visitas en la pasada semana, particularmente al estado de México, una entidad que resultó decisiva para el triunfo de la Alianza por el Cambio, pero el ambiente que prevalecía entre los gobernadores priístas, aconsejo postergar esos encuentros hasta la próxima semana. Pero, además, tendrán que comenzar a operarse encuentros y acuerdos para poder tomar ciertas decisiones desde el inicio de la próxima administración. Un punto importante en este sentido, estará en el área de seguridad, donde en buena medida la sociedad aquilatará la magnitud del cambio. Para ello, Fox plantea crear una nueva secretaría de seguridad, donde se concentrarán diversos cuerpos policiacos, entre ellos la PFP y la Policía Judicial Federal. Con ello, la secretaría de Gobernación se convertiría en una institución eminentemente política, sin “músculo” en cuestiones de seguridad, y la PGR, se transformaría en una fiscalía de la federación, separada del ministerio pública y la policía. Habría que ver cómo quedan instancias tan importante en este sentido como la unidad de lucha contra el crimen organziado y la fiscalía antinarcóticos, que encabeza Mariano Herrán Salvatti.

Pero lo cierto es que para sacar adelante estas propuestas, se requiere de acuerdos legislativos y presupuestales. Es necesario que se adopten decisiones de fondo, que existan consensos básicos para otorgarle, con independencia de las distintas visiones e intereses partidistas, gobernabilidad a la nueva administración. Y por ello, ya han comenzado los contactos del nuevo oficialismo con grupos y corrientes de los distintos partidos ahora opositores, con la convicción de que, mientras se ponen de acuerdo PRI y PRD sobre su verdadero futuro (lo que tomará algunos meses) las decisiones de esas fuerzas política estarán marcadas por la heterogeneidad.

 

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