Hank y otras historias oscuras
Columna JFM

Hank y otras historias oscuras

Fue asesinado el abogado Eugenio Zafra García, a las puertas de su casa en un barrio residencial de Toluca, defensor de Jesús Chuy Labra y Ismael Higuera El Mayel, dos principales hombres del cártel de Tijuana.. Zafra estuvo encargado también de la defensa de Vicente y Rodolfo Mayoral, presuntos copartícipes del supuesto complot contra Luis Donaldo Colosio, así como, años después, de Alfredo Hodoyan, jefe de los narcojuniors. La Reserva Federal solicitó a Carlos Hank Rhon explicar las operaciones de Interacciones realizadas con el Laredo National Bank por considerarlas “dudosas”. Investigadores de la DEA y la Reserva consideran esas operaciones relacionadas con lavado de dinero.

El domingo en la noche, cuando regresaba de un fin de semana en Ixtapan de la Sal, fue asesinado el abogado Eugenio Zafra García, a las puertas de su casa en un barrio residencial de Toluca. Un hombre solitario lo estaba esperando a las afueras de su hogar, se aproximó al abogado que estaba estacionando su automóvil y le disparó cuatro tiros, una en la cabeza y tres en el abdomen que acabaron con su vida: fue una ejecución bien preparada: el asesino no tocó a la esposa de Zafra, fue directamente sobre su blanco, lo ejecutó, y cruzó la calle (¿recuerda usted el asesinato de Stanley?), al ejecutor lo esperaba un automóvil con el que emprendió la huida.

El caso tiene mucho más fondo si se recuerda que Eugenio Zafra García era el abogado defensor de dos de los principales hombres del cártel de Tijuana: Jesús Chuy Labra, quien fue hasta su reciente detención el principal operador del cártel de Tijuana e Ismael Higuera, El Mayel, quien se encargaba de los cargamentos y de los grupos armados del mismo cártel. Es el segundo abogado defensor de Labra que es asesinado: inmediatamente después de su detención, a principios de marzo de este año, fue encontrado muerto, el 15 de marzo, el abogado Gustavo Gálvez: al llegar al DF de Tijuana, Gálvez fue secuestrado y su cadáver fue encontrado días después asfixiado y con una bolsa de plástico en la cabeza: para esa fecha, se encontraron varios cuerpos más en distintos puntos del país asesinados de la misma manera.

Pero no eran esos los únicos casos que este abogado, muy conocido entre sus colegas mexiquenses, había defendido: antes se había encargado de la defensa de Vicente y Rodolfo Mayoral, quienes, como se recordará, eran dos miembros del grupo Tucán que supuestamente se encargaban de la vigilancia de Colosio aquel 23 de marzo en Lomas Taurinas. Los Mayoral fueron acusados en la época de Miguel Montes, primer fiscal del caso, como copartícipes del supuesto complot que acabó con la vida del candidato presidencial priísta. Sin embargo, semanas después de las detenciones, Montes abandonó la tesis del complot y el juez del caso terminó concediendo la libertad a los Mayoral. En buena medida, esa decisión fue considerada como un triunfo de su defensor, Zafra García.

Un par de años después, Zafra tomó la defensa de uno de los casos más controvertidos relacionados con el cártel de Tijuana, la defensa de Alfredo Hodoyan, uno de los hermanos, jefes de los narcojuniors, que terminaron violentamente enfrentados con los propios Arellano Felix y que éstos acusarían de haberlos traicionado. Por eso llama la atención que ahora Zafra haya asumido la defensa de Labra, salvo que la distancia entre su principal operador y los Arellano Félix se haya ampliado, por alguna razón, en forma notable.

Pero Zafra García no era sólo un abogado defensor de narcotraficantes. Era un hombre con buenas relaciones políticas con sectores de la derecha conservadora, muy amigo del ex candidato presidencial Pablo Emilio Madero, que abandonó en su momento el PAN para irse al Foro Democrático, habría participado en la fundación del PAS, uno de los partidos integrantes de la Alianza por México y habría tenido, según fuentes políticas locales, buena relación tanto con los abogados y jueces del circuito de Toluca, como con el grupo Atlacomulco y en particular con la familia Hank González.

Muy probablemente se trata de una casualidad, pero el asesinato ocurrió casi en forma simultánea con la decisión de Carlos Hank Rhon, el hijo mayor del profesor Hank González y presidente de Interacciones, de no comparecer al interrogatorio al que había sido citado por la justicia estadunidense, a petición de la Reserva Federal para que explicara las operaciones, que esa institución considera “dudosas”, realizadas en el banco Laredo National Bank, de esa ciudad fronteriza. En su momento, esas operaciones (que, según investigadores de la DEA y de la Reserva Federal, podrían estar relacionadas con lavado de dinero proveniente, otra casualidad, de Tijuana, a partir de negocios realizados por Jorge Hank Rhon, el hermano menor de la familia y a quien en múltiples oportunidades se lo ha acusado de estar relacionado con los Arellano Félix), le impidieron a la familia Hank comprar, como era su intención, el Texas Commerce Bank, el banco, por cierto, donde realizaba sus depósitos semanales en efectivo (hasta totalizar nueve millones de dólares en unos seis meses) Mario Ruiz Massieu, sin que esa institución informara oportunamente, como especifica la ley estadunidense, de esos depósitos irregulares a las autoridades de su país. Esos avisos se proporcionaron hasta después de que Ruiz Massieu abandonara su cargo en la subprocuraduría general de la república.

Pero lo cierto es que Carlos Hank Rhon, quien siempre ha sido considerado el hermano “serio” de la familia, en contraposición con Jorge Hank, no se presentó a declarar ante las autoridades y ahora podría ser citado por las autoridades estadunidenses.

Pero lo más significativo de todo este asunto, es que en los papeles que distribuyó la Reserva Federal (que tiene entre ceja y ceja a los Hank) a los medios estadunidenses sobre el asunto, se especifica que la familia mexiquense se pudo hacer con el control de esa institución bancaria de Laredo, Texas, mediante la compra de acciones a un señor llamado Pedro Cerisola, que fue, nada más y nada menos, hasta el domingo pasado el coordinador de campaña de Vicente Fox.

Desconcierta la inclusión de su nombre en los documentos de la Reserva Federal, porque, según esa documentación, Cerisola sólo habría vendido acciones del Laredo Bank a los Hank. Sin embargo, en esta información se lo hace aparecer como un personaje cercano al grupo mexiquense. Quizás como un mensaje para Vicente Fox, que compensara todos los parabienes que ha recibido en estos días del otro lado del río Bravo el virtual presidente electo.

Lo cierto es que, una vez más, los mismos nombres políticos terminan girando en torno a las nunca documentadas pero siempre marcadas por la sospecha, relaciones de esos mismos grupos y personajes con sectores del crimen organizado en Tijuana. Archivos recuperados

Siguiendo con la misma línea de razonamiento, ¿a qué dirigente panista se le ocurrió la posibilidad de impulsar a Juan Ignacio García Zalvidea como secretario de Turismo o incluso según otros, para el liderazgo del senado? El señor García Zalvidea encabezó la defensa de su hermano, que estaba detenido hasta hace unos pocos meses acusado de lavar dinero, a través de su cadena de hoteles en Cancún para el cártel de Juárez, asociado con Mario Villanueva. La familia García Zalvidea hizo una férrea defensa del detenido, en la que participó, incluso, el ex procurador general de la república, Juan Antonio Lozano Gracia, además de sectores destacados de la iglesia católica. Finalmente García Zalvidea quedó en libertad porque no se pudo comprobar que el dinero que no pudo justificar para explicar la compra de uno de esos hoteles, provenía del narcotráfico. Esa fue la decisión de la justicia y debe ser respetada, pero, en términos políticos ¿realmente sería adecuado, lógico, un nombramiento de estas características, en el gabinete foxista?.

 

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